Pinochet recibe en su casa la primera orden judicial, que le insta a buscar abogado
El exdictador chileno Augusto Pinochet recibi¨® ayer en su domicilio de Santiago la primera diligencia judicial en la que aparece como imputado. La juez argentina Mar¨ªa Servini de Cubr¨ªa, que investiga el asesinato del general chileno Carlos Prats y su esposa en 1974 cuando ambos viv¨ªan exiliados en Argentina, envi¨® hace dos meses estas diligencias a Chile pero el Ej¨¦rcito de ese pa¨ªs hizo caso omiso de la orden judicial hasta ayer. La juez insta al exdictador chileno a nombrar un abogado defensor. Si no lo hace, le ser¨¢ adjudicado un abogado de oficio.
El magistrado del Primer Juzgado del Crimen de Santiago, Joaqu¨ªn Billard, notific¨® en su domicilio a Augusto Pinochet para que nombre abogado defensor en el proceso que instruye la juez Mar¨ªa Servini de Cubr¨ªa en Argentina por el asesinato de Carlos Prats, exjefe del Ej¨¦rcito chileno en la etapa de Salvador Allende, y de su esposa. El asesinato fue cometido en Buenos Aires en 1974 mediante la colocaci¨®n de una bomba en el autom¨®vil de Prats. Por este crimen est¨¢ detenido y procesado en Argentina un ex agente de la DINA y ahora Pinochet ha sido tambi¨¦n inculpado.
Aunque la Corte Suprema, a petici¨®n de la juez Servini de Cubr¨ªa, tramit¨® la diligencia judicial del juez Billard a principios de abril, esa orden no pudo cumplirse hasta el jueves porque el Ej¨¦rcito chileno no dio facilidades y desoy¨® dos requerimientos del magistrado. La instituci¨®n castrense puso anteayer a disposici¨®n del juez y de su secretaria un veh¨ªculo, en el que un oficial de enlace los traslad¨® a ambos hasta el domicilio de Pinochet, en lo que constituye la primera diligencia judicial que llega hasta el mismo ex dictador en Chile.
All¨ª el juez Billard fue informado de que, por su salud delicada, Pinochet no le recibir¨ªa y la documentaci¨®n qued¨® en manos del abogado del senador vitalicio, el coronel retirado Gustavo Collao. El ex dictador tiene ahora un plazo de cinco d¨ªas para nombrar defensor, o le ser¨¢ designado uno de oficio en Argentina para el proceso criminal y una petici¨®n de prescripci¨®n en este caso.
Mientras se abre este nuevo flanco de problemas para Pinochet, el Ej¨¦rcito dio una se?al p¨²blica de unidad con su ex jefe, cuando el comandante en jefe de la instituci¨®n, general Ricardo Izurieta, asisti¨® acompa?ado de la esposa del ex dictador a un acto en la Fundaci¨®n Pinochet y al t¨¦rmino de ¨¦ste expres¨® que si el senador vitalicio es despojado de su fuero por la Corte de Apelaciones de Santiago, "es una situaci¨®n que ciertamente a m¨ª no me satisface".
Cohesi¨®n militar
El gesto de Izurieta apunt¨® sobre todo a mostrar cohesi¨®n y se dirigi¨® a la llamada familia militar, los uniformados en retiro. Entre los m¨¢s duros de esa familia militar bulle cierto descontento por su actuaci¨®n en el caso Pinochet y ante los procesos a los ex altos oficiales por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
Las cerca de 2.000 personas que concurrieron en la noche del jueves a la entrega de 400 becas de la fundaci¨®n a estudiantes hijos de uniformados - entre militares activos, en retiro, representantes de las otras ramas de las Fuerzas Armadas y pinochetistas- vieron a Izurieta llegar junto a Luc¨ªa Hiriart, esposa del ex dictador. Al terminar, el jefe del Ej¨¦ricto dijo que el apoyo de su instituci¨®n a Pinochet "no se acab¨® en Londres, sino que es permanente".
Hubo en el acto un ambiente de constantes muestras de respaldo entre militares en activo y en el retiro. Los asistentes gritaban en apoyo a Pinochet: "?Se siente, se siente, el Tata est¨¢ presente!". Hiriart, en un discurso improvisado, el primero desde que regres¨® a Chile despu¨¦s de la detenci¨®n de su esposo en Londres, afirm¨® que en la vida de los grandes hombres "siempre hay injusticias". Critic¨® que el pa¨ªs result¨® para ellos "injusto e innoble" y dijo que si la justicia de los hombres falla "la divina despertar¨¢".
Por otra parte, ayer se interpusieron en tribunales dos nuevas querellas contra Pinochet, con lo que el total se elev¨® a 97. Una fue por la detenci¨®n y desaparici¨®n de tres j¨®venes socialistas en Mendoza (Argentina), en 1976, posteriormente trasladados a un centro de tortura de la DINA, en Santiago, y otra por la ejecuci¨®n en 1974 de una persona por parte de este mismo organismo represivo.
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