Amparo Soler, de Castalia, abre un ciclo sobre editores espa?oles
Hija de un obrero de imprenta, Amparo Soler se enganch¨® al oficio paterno con 12 a?os, sin acabar el bachiller. Empez¨® desde abajo: cogiendo el tel¨¦fono, de cajera, despu¨¦s en la linotipia... Hasta que en 1962 sali¨® de su Valencia natal para instalarse en Madrid y dirigir Ediciones Castalia y alumbrar, entre otras, la apreciada colecci¨®n Cl¨¢sicos Castalia. El lunes inaugur¨®, en la Sociedad General de Autores y Editores, el ciclo En primera persona. Conversaciones con editores, en el que una generaci¨®n excepcional de gentes de la edici¨®n espa?ola contar¨¢ su experiencia personal.De semblante serio, pero con un gran sentido del humor, Amparo Soler, una mujer nacida en la d¨¦cada de los veinte y que conserva intacta su coqueter¨ªa, narr¨® c¨®mo se hizo a s¨ª misma hasta lograr un lugar privilegiado en el mundo editorial. Entrar en un mundo de hombres no le supuso ning¨²n inconveniente. "Nunca, al contrario, me he aprovechado un poquito, en el buen sentido". Ella llev¨® a rajatabla una m¨¢xima de su padre: "Amparo, para todo sirve el trabajo, si te duele la cabeza o cualquier otro dolor, el trabajo te lo quita".
Como para la cocina no val¨ªa ("al fre¨ªr un huevo, met¨ª el dedo para ver si el aceite estaba caliente"), empez¨® a ayudar en la imprenta con su padre. Pero las cosas se torcieron en el negocio, que tuvo que ser subastado. Su padre, que se hab¨ªa casado con la hija del gerente, consigui¨® de un arist¨®crata un pr¨¦stamo de 40.000 pesetas y la compr¨®. Estall¨® la guerra y Amparo Soler cont¨® c¨®mo su padre quem¨® una edici¨®n de Canciones de la guerra, para que el bando franquista no cogiera a sus autores. Despu¨¦s, esta mujer aprendi¨® a leer y a cultivar a los grandes escritores. "Los poetas eran la alegr¨ªa de la imprenta: Le¨®n Felipe, Max Aub, Ram¨®n Gaya, Antonio Buero Vallejo, que me hizo un versito. He conocido a la flor y nata de la cultura espa?ola", cont¨®.
Autores libres
Su interlocutora, Elena Catena (que fue la primera vicedecana de la Universidad Complutense de Madrid), destac¨® que la Editorial Castalia era famosa por la rara aparici¨®n de erratas, "esa peste terrible". "?Te acuerdas de alguna?". "S¨ª, una vez el nombre del autor, del siglo XIX, desapareci¨® de las tapas y en su lugar apareci¨® el nombre de la encargada de la edici¨®n", revel¨® Amparo Soler.
A ella se debe la colecci¨®n Biblioteca de Escritores e introducir en la Universidad a los grandes de la literatura con su colecci¨®n Cl¨¢sicos Castalia, que dirigieron, entre otros, Fernando L¨¢zaro Carreter y Alonso Zamora. Pero su aportaci¨®n al mundo editorial es, seg¨²n su confesi¨®n, que "nunca se me ocurri¨® pensar que alguien me fuera a enga?ar". Y as¨ª, dejando a los autores libres, ha conseguido un fondo editorial de calidad.
El ciclo, organizado por la Fundaci¨®n Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, contin¨²a durante este mes y en junio. El pr¨®ximo turno es el de Josep Llu¨ªs Monreal, ma?ana, en la Sociedad General de Autores y Editores (Fernando VI, 4) a las siete de la tarde.
Babelia
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