Las diferencias culturales dificultan la integraci¨®n

La integraci¨®n de los alumnos gitanos es m¨¢s complicada que la de los inmigrantes, explica el soci¨®logo de la educaci¨®n y autor del libro Alumnos gitanos en la escuela paya, Mariano Fern¨¢ndez Enguita. "A un adolescente gitano le resulta dif¨ªcil aceptar la autoridad de una maestra (porque a esa edad ¨¦l manda sobre su madre y sus hermanas), separarse de sus hermanos en clase o reunirse en el patio con gitanos de diferentes clanes cuando est¨¢n en conflicto. Los ni?os payos no est¨¢n acostumbrados a determinadas actitudes de la cultura gitana". Pero matiza que "nada de esto es insalvable con el apoyo necesario".Fern¨¢ndez Enguita propone que sean las juntas de escolarizaci¨®n, y no los centros, las que asignen a los ni?os a los colegios, que se establezca un porcentaje m¨ªnimo y m¨¢ximo de aceptaci¨®n de minor¨ªas por centro y que se retire el concierto a los colegios que no lo cumplan.

Algunas asociaciones de gitanos (de las 300 que hay) hacen lo imposible: editan materiales escolares de apoyo para los ni?os gitanos y act¨²an de intermediarios entre los centros y las familias por falta de profesionales. El presidente de Expresi¨®n Gitana (que agrupa a unos 300 j¨®venes), Mariano Gonz¨¢lez, se?ala que las condiciones econ¨®micas de los gitanos influyen en que muchos chavales j¨®venes no acaben la escuela: "La prioridad para muchas familias es la supervivencia y, aunque esto est¨¢ cambiando, es un proceso lento. Es importante que las administraciones preparen mediadores sociales que sean gitanos, como en Andaluc¨ªa, donde hay unos 600".

El director del Secretariado Gitano, Jos¨¦ Manuel Fresno, afirma que los ni?os gitanos son la minor¨ªa m¨¢s rechazada socialmente. "Hay mucho trabajo pedag¨®gico que hacer en la sociedad, de reducci¨®n de prejuicios y estereotipos, y con los profesores. Hay que evitar la concentraci¨®n de minor¨ªas en los centros y crear mesas de escolarizaci¨®n para planificar la distribuci¨®n. La dispersi¨®n, unida a la ayuda de profesores de apoyo, es la clave porque garantiza que el nivel del centro no baje".

Francisco Santiago, de Uni¨®n Roman¨ª, insiste en la necesidad de mediadores, un papel que hacen ellos, pero que se deber¨ªa institucionalizar. Esta asociaci¨®n ha puesto en marcha un programa con 180 ni?os gitanos de siete colegios de Barcelona a los que imparten clases de refuerzo despu¨¦s del colegio.