Execraci¨®n episcopal contra el 'Gran Hermano'

El portavoz de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Juan Jos¨¦ Asenjo, de 55 a?os y obispo auxiliar de Toledo, no se mordi¨® la lengua ayer para execrar y aborrecer al programa estrella de las televisiones espa?olas, Gran Hermano, que emite Tele 5 y V¨ªa Digital. "Lesiona el buen gusto y atenta contra la dignidad de la persona y su derecho a la intimidad, sin que esto se pueda justificar por el consentimiento previo de los protagonistas", dijo Asenjo ante los periodistas. Pero, de pronto, cay¨® en la cuenta de que, quiz¨¢s, muchos lectores se van a preguntar c¨®mo es que un prelado conoce tanto de un asunto tan mundano, y se apresur¨® a hacer una advertencia solemne: "He dedicado al programa diez minutos [para poder opinar] y, la verdad, no me pareci¨® una joya. Es bastante pesado", explic¨®.Preocupado porque, a lo mejor, sus palabras a?ad¨ªan publicidad "al asunto, impidiendo que vaya poco a poco apag¨¢ndose", Asenjo se pregunt¨®, adem¨¢s, c¨®mo es posible que algo aburrido y sin inter¨¦s, "negativamente valorado por la inmensa mayor¨ªa de los cr¨ªticos y los grandes columnistas de este pa¨ªs", pueda tener un ¨¦xito semejante. "A los obispos nos preocupa el da?o que este tipo de programas causa a la infancia y a la juventud, a quienes la Constituci¨®n garantiza una especial tutela", advirti¨® el portavoz episcopal antes de reclamar la aplicaci¨®n de un convenio firmado por las cadenas de televisi¨®n p¨²blicas y privadas en 1993 para la "autorregulaci¨®n de los programas dirigidos al p¨²blico infantil".

En ausencia de esa autorregulaci¨®n, Asenjo pide a los partidos pol¨ªticos la creaci¨®n de un "consejo superior de los medios audiovisuales", parecido al que existe en el Reino Unido, para "velar por los derechos del p¨²blico, del que formen parte personas de reconocido prestigio y en el que est¨¦n representados instituciones culturales, grupos sociales, sectores educativos y las Iglesias".

"Seg¨²n me dicen algunos profesores de primaria y secundaria, los espectadores m¨¢s asiduos [de Gran Hermano] son escolares, un signo de la debilitaci¨®n moral de nuestra sociedad. Expreso mi preocupaci¨®n por este hecho, que supone un reto para la Iglesia", concluy¨® Asenjo.