Listas de espera
F?LIX BAY?N
Si hay algo que nos iguala a todos, algo realmente democr¨¢tico, es la enfermedad y la muerte. No es exagerado considerar que la igualdad de oportunidades de los ciudadanos en la lucha contra la enfermedad y la muerte es el mejor indicio para evaluar el grado de equidad de una sociedad. En Espa?a fue un Gobierno de izquierdas el que convirti¨® en universal la medicina p¨²blica. Desde entonces, sin embargo, los esfuerzos para financiar esa universalidad no han estado a la altura del empe?o. Estos d¨ªas se viene sucediendo una avalancha de inquietantes denuncias sobre el funcionamiento de la sanidad p¨²blica. Vistos los datos de otras comunidades, nos cabe el tonto consuelo de comprobar que no somos los andaluces los que, en cuesti¨®n de listas de espera, peor estamos. Pero el debate ha servido tambi¨¦n para suscitar otros interrogantes muy graves sobre nuestra sanidad.
Todo empez¨® cuando, la semana pasada, el jefe de cirug¨ªa cardiaca del hospital de Sant Pau de Barcelona, Alejandro Ar¨ªs, comunic¨® que hab¨ªan muerto siete pacientes que estaban en lista de espera. Poco despu¨¦s, el responsable de la misma especialidad en el Carlos Haya de M¨¢laga, Norberto Gonz¨¢lez de Vega, anunciaba que a ¨¦l se le hab¨ªan muerto cuatro.
El que ambos m¨¦dicos hayan usado los peri¨®dicos para quejarse de la falta de recursos indica quiz¨¢ cierta desesperaci¨®n. Pero tampoco les falta raz¨®n a las autoridades sanitarias cuando dicen que era a los denunciantes a los que correspond¨ªa derivar hacia operaciones de urgencia a los pacientes fallecidos. En el caso del Carlos Haya, tres de los cuatro enfermos no llevaban ni una semana en lista de espera, y el cuarto no llegaba a un mes, lo que parece dar la raz¨®n al delegado del SAS: o la muerte de estos enfermos no tiene que ver con la espera o deb¨ªan de haber sido operados por la v¨ªa de urgencia.
Hay que reconocer que denuncias como ¨¦stas levantan sospechas: al margen de sus carencias, la medicina p¨²blica tiene peor imagen que lo que le corresponde y los ¨²nicos beneficiarios de esta mala imagen son los partidarios de la privatizaci¨®n de la medicina, que es algo que, no nos enga?emos, supondr¨ªa el fin del sistema igualitario existente.
Aun as¨ª, en la denuncia de Gonz¨¢lez de Vega hay un dato que resulta m¨¢s inquietante que el n¨²mero de fallecidos en las listas de espera del Carlos Haya: "En Andaluc¨ªa", dec¨ªa el cirujano en unas declaraciones al diario Sur, "se opera un 40% menos de enfermos [cardiacos] que en Catalu?a". Esto s¨®lo puede tener dos explicaciones. La primera resulta inveros¨ªmil: es imposible que los corazones andaluces funcionen mucho mejor que los catalanes. Las otras dos son bastante alarmantes: o bien muchos enfermos cardiacos andaluces mueren sin que se les diagnostique su enfermedad o bien fallecen antes de que sus nombres sean incluidos en las listas de espera. El mismo doctor Gonz¨¢lez de la Vega daba una explicaci¨®n muy cruda: "Unos fallecen esperando una intervenci¨®n o un cateterismo y otros pierden una pierna porque no se les llama".
El asunto, de ser cierto, parece muy grave.
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