La solidaridad corre por las venas
Hasta no hace mucho tiempo mercadear con algo tan vital como la propia sangre era una pr¨¢ctica habitual y aceptada por la generalidad de los mortales, ya que unos depend¨ªan del ¨¢nimo de lucro de otros para restablecer su salud o incluso dar esquinazo a la muerte. Pero la ¨¦poca de los vampiros termin¨®. Quienes comerciaban con el preciado elixir de la vida han sido desplazados por un movimiento social altruista integrado por miles de ciudadanos por cuyas venas discurre una solidaridad de apasionado tono rojo.
"Donar sangre no duele, lo que duele es necesitarla", afirma Joaqu¨ªn And¨²jar Lazo, un almeriense de 43 a?os cuya voluntad de colaboraci¨®n con el pr¨®jimo est¨¢ respalda por 91 donaciones. Las mismas que lleva acumuladas desde que cedi¨® su sangre por primera vez al cumplir la mayor¨ªa de edad.
Joaqu¨ªn And¨²jar es el vicepresidente de la Asociaci¨®n Hermandad de Donantes de Sangre de Almer¨ªa, que ya ha distribuido m¨¢s de 45.200 carn¨¦s desde que comenz¨® su andadura en diciembre de 1972. Aquel a?o en la provincia s¨®lo hubo cinco donaciones. Hoy la cifra ronda las 13.000.
La constancia, m¨¢xime si se aplica con fines desinteresados, es un m¨¦rito de indudable valor. As¨ª lo han entendido las autoridades sanitarias y por eso el martes, coincidiendo con la celebraci¨®n del D¨ªa Mundial del Donante de Sangre, Joaqu¨ªn And¨²jar viajo a Madrid para asistir al acto de entrega del t¨ªtulo de Grandes Donantes que concede el Ministerio de Sanidad.
Pero Joaqu¨ªn, que ya recibi¨® hace un tiempo esa distinci¨®n, viaj¨® en calidad de acompa?ante. El homenajeado, junto a otras 77 personas de toda Espa?a, era en esta ocasi¨®n Ram¨®n Jos¨¦ Rodr¨ªguez Lazo, presidente de la Hermandad almeriense. Un hombre de 56 a?os que se ha dejado extraer sangre en 76 ocasiones.
Estos dos almerienses, junto con Norberto Salamanca Moreno, vecino de Cuevas del Almanzora, son las ¨²nicas tres personas que hasta el momento pueden presumir en Almer¨ªa de gozar de un t¨ªtulo que para lograrlo hay que hacer un m¨ªnimo de 75 donaciones, en el caso de los hombres, y 70, en el de las mujeres.
S¨®lo cuestiones concretas, como alg¨²n problema puntual de salud, les han impedido en contadas ocasiones acudir a su cita con la aguja cada tres meses.
"He de reconocer que mientras que la motivaci¨®n de Joaqu¨ªn para comenzar a donar fue exclusivamente altruista, yo empec¨¦ porque los m¨¦dicos me detectaron un exceso de gl¨®bulos rojos y me recomendaron que me hiciera donante", explica Ram¨®n Jos¨¦ Rodr¨ªguez, convencido de que a los donantes s¨®lo les mueve esa vieja m¨¢xima de "haz el bien y no mires a quien".
Gracias a la amplia solidaridad de los almerienses, especialmente en los pueblos, la provincia logra mantener un equilibrio entre sangre que se ofrece y sangre que se demanda. Pese a esto, Almer¨ªa es la ¨²nica provincia andaluza que no tiene un centro de ¨¢rea de transfusi¨®n sangu¨ªnea.
De hecho, parad¨®jicamente, la solidaridad que brota de las venas desborda la existencia de infraestructuras precisas para la recogida de sangre. "Si hubiera m¨¢s medios y mejores infraestructuras podr¨ªamos recoger a¨²n m¨¢s porque hay mucha gente dispuesta y cada vez m¨¢s j¨®venes concienciados", explican Joaqu¨ªn y Ram¨®n Jos¨¦.
El mayor obst¨¢culo, esgrimido constantemente por los m¨¢s reticentes a dejarse pinchar, sigue siendo el miedo. "Nosotros eso lo comprendemos. Hay personas que tienen un miedo atroz a la aguja", explican los veteranos donantes.
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