El libro de la selva
El de Iruelas es un valle fresquito que, en cuanto aprieta la calor, se llena de madrile?os que te¨®ricamente huyen de la sofoquina y el humazo de la gran ciudad. Y decimos te¨®ricamente porque, sin que nadie les obligue, lo que hacen es encerrarse tras la alambrada del ¨¢rea recreativa Siempre verde, entre espesa cal¨ªgine de barbacoas, mientras que la senda bot¨¢nica que nace en la esquina del aparcamiento est¨¢ vac¨ªa como si pesara sobre ella una terrible maldici¨®n. Tanto es as¨ª que, d¨ªas pasados, una pareja, visiblemente atemorizada, nos preguntaba: "Oyes, ?est¨¢ prohibido andar por aqu¨ª?". Como El ¨¢ngel exterminador de Bu?uel, pero en versi¨®n ecol¨®gica...La senda bot¨¢nica no s¨®lo no est¨¢ prohibida, sino que es altamente recomendable y se halla se?alizada a la perfecci¨®n con siete grandes paneles que cuentan la vida y milagros del pino negral, el enebro, la encina, el fresno, el roble melojo, el pino laricio y el aliso; mientras que el resto de las especies presentes, hasta 22, disponen de un cartel con su nombre com¨²n y cient¨ªfico, ¨¦poca de floraci¨®n y distribuci¨®n geogr¨¢fica. La senda arranca, para m¨¢s se?as, frente al c¨¢mping Valle de Iruelas, donde se facilita un croquis del itinerario a quienes, pese a todo lo dicho, se crean capaces de perder el camino. Hay gente que se extrav¨ªa hasta en una pista de atletismo.
Pero como tambi¨¦n hay quien no se contenta con un pase¨ªto de s¨®lo un kil¨®metro, existe la opci¨®n, ya desde el primer momento, de alargar el camino subiendo en media hora a la Lancha de las V¨ªboras. El desv¨ªo se encuentra se?alizado nada m¨¢s sobrepasar el ¨¢rbol inaugural de la senda bot¨¢nica -el tejo- y es una trocha rompepiernas que ofrece magn¨ªficas vistas del embalse del Burguillo -donde el r¨ªo Alberche forma desde 1931 un espejo de 680 hect¨¢reas- y de las rapaces que sobrevuelan este macizo oriental de Gredos. Para mejor ver estas ¨²ltimas hay un observatorio de madera al filo de la vertiginosa lancha gran¨ªtica que da nombre al paraje.
Y es que conviene recordar que el valle de Iruelas, adem¨¢s de una gran riqueza bot¨¢nica, atesora una de las colonias de buitres negros m¨¢s importantes de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Con sus casi tres metros de envergadura y 14 kilos de peso, la mayor rapaz de Eurosia pasea su negra sombra por esta selva, buscando las copas de los m¨¢s apartados pinos para anidar. El valle, que en 1991 fue declarado zona de especial protecci¨®n para las aves (ZEPA), ha visto en una d¨¦cada triplicarse los efectivos del Aegypius monachus -de 20 a 80-, y as¨ª alejarse de momento esa otra sombra, mucho m¨¢s negra y amenazadora, que se cern¨ªa sobre el futuro de la colonia.
Una vez contemplados los buitres y el embalse regresaremos a la senda bot¨¢nica para aprender en el libro abierto de la naturaleza la fragancia del cantueso y del romero, la dulzura de la zarzamora y el amargor de la endrina, a qu¨¦ llaman escaramujo y a qu¨¦ majuelo, c¨®mo es la florecica de la retama blanca y c¨®mo el floripondio de la jara, d¨®nde medra el torvisco y d¨®nde el par¨¢sito mu¨¦rdago. Pero sin duda es el pino negral -resinero, mar¨ªtimo, rodeno o negrillo- la especie con mayor presencia en la senda y en todo el valle, favorecida, como se ha visto durante siglos, por el hombre para obtener su resina y, de ella, la esencia de trementina (o aguarr¨¢s).
Cerca de su final, la senda cruza la carretera -la misma por la que habremos de regresar al punto de partida- a la altura de un pino laricio monumental, reconocible por su corteza plateada. Luego se arrima a la aliseda que orla las bullidoras aguas del valle, pr¨®ximas ya a su desembocadura en el represado Alberche, y muere ante un joven ejemplar de casta?o silvestre, otra especie beneficiada desde antiguo por los habitantes de Gredos. Ya s¨®lo nos resta desandar por el asfalto el corto trecho -400 o 500 metros- que nos separa del aparcamiento bordeando el ¨¢rea recreativa Siempreverde, cuya alambrada, despu¨¦s de todo, no est¨¢ tan mal puesta.
Por la 'carretera de los pantanos'
- D¨®nde. El aparcamiento del ¨¢rea recreativa Siempreverde, donde comienza la senda, dista 90 kil¨®metros de Madrid. Se va por la carretera de los pantanos (M-501) hasta San Mart¨ªn de Valdeiglesias, donde hay que tirar hacia ?vila por la N-403, atravesar El Tiemblo y, justo antes de cruzar la presa del Burguillo, girar a la izquierda por el desv¨ªo se?alizado a Las Cruceras. Luego se sigue cerca de siete kil¨®metros por la orilla del embalse hasta el aparcamiento, que est¨¢ frente a la entrada del c¨¢mping Valle de Iruelas. - Cu¨¢ndo. Paseo circular de cuatro kil¨®metros -incluida la ascensi¨®n a la Lancha de las V¨ªboras- y una hora y media de duraci¨®n, con un desnivel acumulado de 200 metros y una dificultad baja, que en estos d¨ªas de mayo presenta el aliciente de asistir a la espectacular floraci¨®n de las peon¨ªas, las jaras y las retamas blancas.
- Qui¨¦n. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez es el autor de 101 ecorrutas de fin de semana: Castilla y Madrid, gu¨ªa editada por Planeta donde se describen ¨¦sta y otras rutas por el macizo oriental de la sierra de Gredos.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: hojas 16-22 (Navaluenga) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, o mapa 556 del Instituto Geogr¨¢fico Nacional. Alojamiento: Turismo Rural Valle de Iruelas, tel¨¦fono 91 8625059.
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