"Juan Ram¨®n representa la mezcla explosiva del loco y el artista en una sola personalidad"
La primera noche que Richard Cardwell durmi¨® en Moguer no peg¨® ojo. Un viejo pollino estabulado en una cuadra contigua a la habitaci¨®n que ¨¦l ocupaba le acompa?¨® con sus rebuznos hasta el alba. Pero por la ma?ana sali¨® el sol y Cardwell descubri¨® muchos m¨¢s jumentos, adem¨¢s de un ritmo de vida que en nada se parec¨ªa al de su Nottingham natal. Le gust¨®. Y desde entonces, "el ce?orito ingl¨¦" no ha dejado de ir ni un solo a?o por la patria chica de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Entonces, corr¨ªa el invierno de 1962, todo le llam¨® la atenci¨®n al joven Cardwell en Moguer. "Hab¨ªa tiendas sin r¨®tulos que escond¨ªan sus productos detr¨¢s de una cortina. Mozas que transportaban c¨¢ntaros de leche, dos retretes: el de la pensi¨®n en la que yo viv¨ªa y el del juez", rememora.Ahora, sin embargo, el sexagenario catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola Moderna en la Universidad de Nottingham no encuentra grandes diferencias entre la vida y las costumbres de Inglaterra y Andaluc¨ªa. Pero ¨¦l sigue viniendo, porque, a sus 61 a?os, y despu¨¦s de que en aquel primer viaje quedara fascinado por el poeta de Moguer -hizo sobre ¨¦l una tesis doctoral que titul¨® Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, el aprendizaje modernista-, mantiene su pasi¨®n por el genial autor.
El hispanista imparti¨® recientemente una conferencia en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Sevilla. En Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, la locura de los m¨¦dicos chiflados, o la formaci¨®n de un esteta, t¨ªtulo de su disertaci¨®n, defendi¨® la tesis de que "en aquellos a?os, los que van de 1880 a las primeras d¨¦cadas del siglo XX, la medicina y su lenguaje estaban estrechamente ligadas a la literatura". Su condici¨®n de genio -Cardwell compara a Juan Ram¨®n con Picasso- le hizo acreedor, en su opini¨®n, al Premio Nobel, que finalmente recibi¨® en 1956.
Cardwell resume sus reflexiones y estudios realizados sobre aquel momento finesecular se?alando que "entonces, el poder establecido explicaba las cr¨ªticas que recib¨ªa de los poetas tild¨¢ndolos de locos". "Su discurso creador no era est¨¦tico, sino pol¨ªtico", recuerda. "Un artista no puede quedarse al margen de los condicionantes sociales, pol¨ªticos y filos¨®ficos que se dan en el momento de su creaci¨®n". "Por eso", a?ade, "la separaci¨®n que autores, como Guillermo D¨ªaz Plaja, establecen entre la Generaci¨®n del 98 'm¨¢s seria y comprometida' y la de 'los poetas modernistas, bohemios y alocados', es rigurosamente falsa". El hispanista ingl¨¦s intenta demostrar que los autores finiseculares contribuyeron con su cr¨ªtica -"todos", recalca- a que se cuestionaran las actitudes pol¨ªticas de la ¨¦poca.
"Temor irracional"
Pero, en lo que a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez se refiere, "el autor de Arias tristes representa el paradigma de la mezcla explosiva del loco y el artista en una sola personalidad". "Exist¨ªa un temor irracional hacia los poetas de entonces porque serlo en aquel momento significaba transgresi¨®n y ser revolucionario. Un loco, si encima es poeta, resultar¨ªa, a la larga, un peligroso disidente", concluye Cardwell.
Compara tambi¨¦n a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez con Sim¨®n el Estilita "por su condici¨®n de hombre solitario, que va por libre, y adem¨¢s es un modelo", dice. Y recuerda que el gran m¨¦rito de este "poeta genial" es que "fue siempre por delante, incluso, de las vanguardias". Y, en el sentido nietzscheano, Cardwell comenta que "este andaluz universal de Moguer fue siempre un artista que, al igual que un sacerdote, serv¨ªa de gu¨ªa para las masas".
En su visita rel¨¢mpago a Sevilla, de paso hacia Moguer, el hispanista se?al¨® que Diario de un poeta reci¨¦n casado "culmina esa capacidad de creaci¨®n y de abstracci¨®n" que ten¨ªa el poeta onubense. Y de Andaluc¨ªa comenta: "el vigor que hubo en esta tierra, en el tr¨¢nsito del siglo XIX al XX se debi¨® al fracaso del republicanismo, muy activo aqu¨ª". Cardwell se?ala que "la literatura andaluza de entonces fue una respuesta, y una alternativa, al fracaso pol¨ªtico republicano". Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y sus obras fueron prueba de ello.
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