Morante: "Soy un torero de emociones y vivo el momento"
La piedra de los tendidos humeaba. Tras los amagos de tormenta del d¨ªa anterior, tocaba bochorno; un calor macerado en las posaderas que, a medida que avanzaba la tarde, ascend¨ªa por los tu¨¦tanos, en los que a buen seguro habita el mal genio. El d¨ªa, despejado y, sobre las gradas, tormenta. "?Qu¨¦ toros! ?C¨®mo es posible que salgan estas birrias en Madrid!", dec¨ªa un aficionado. "Pero, d¨¦jenle torear. ?Con este griterio es imposible!", le recriminaba al primero otro sentado a apenas un metro de distancia. Es decir, la de siempre multiplicada por cinco grados m¨¢s.Sali¨® el quinto de la tarde. Segundo toro de Morante. Abell¨¢n cumpli¨® con su quite y el de la Puebla se dispuso para responder. "Yo soy un torero de emociones. Vivo el momento y me dejo guiar por ¨¦l. Cuando he visto que el p¨²blico se entregaba, me estimulaba; he correspondido. La verdad, cuesta concentrarse entre tanto jaleo", afirma dejando constancia de uno de los pocos momentos en que la tarde, abotargada por el hast¨ªo y el bochorno, vivi¨® un instante de unanimidad.
M¨¢xima expectaci¨®n
El sevillano llegaba a Madrid tocado por la virtud de la expectaci¨®n hirviendo. Fuera, Jos¨¦ Tom¨¢s, olvidado El Juli, quedaba el ¨²ltimo triunfador de la feria de Sevilla. "Se nota, y mucho, la responsabilidad de torear en una plaza tan grande, y encima con la gente de tu parte. T¨² mismo te paras y te preguntas: '?Ser¨¦ capaz de hacer algo con un toro tan grande?", comenta, y r¨ªe.
"En cualquier caso", contin¨²a, "lo que importa es que la trayectoria sea ascendente". Se refiere a su carrera. De la lesi¨®n a¨²n reciente que le dej¨® fuera del cartel del d¨ªa 19, el que deber¨ªa haber sido su primer compromiso, ni rastro: "Nada, ya estoy recuperado y esperando a lo que venga". Lo que tiene que venir es una corrida m¨¢s, la de Beneficencia, con opci¨®n a otra: "Conf¨ªo en sustituir a Vicente Barrera [el pr¨®ximo viernes], pero todav¨ªa no me lo ha confirmado la empresa".
Metidos en lo que fue la tarde, Morante apenas dedica dos palabras protocolarias a su primero ("esperaba mucho y se hac¨ªa imposible ligar") y un lamento enorme sobre lo sucedido con su segundo: "Era dif¨ªcil. Pegaba tornillazos por el pit¨®n derecho, pero poco a poco me he ido acoplando. Creo que el p¨²blico as¨ª lo ha entendido. Luego se ha echado y ya no hab¨ªa nada que hacer. Todo el esfuerzo no sirve para nada. Te queda una sensaci¨®n de rabia enorme".
Dicho lo cual, vuelve al asunto de la tormenta de los tendidos: "Yo ven¨ªa mentalizado para torear en Madrid. Ya s¨¦ c¨®mo es la plaza. Sin embargo, es dif¨ªcil estar ah¨ª abajo vestido de torero y escuchar todo ese l¨ªo". ?Sevilla es diferente? "Y tanto".
Mientras, la afici¨®n segu¨ªa partida en tres: los que protestaban a los toreros, los que hac¨ªan otro tanto con los toros y los que se quejaban de todo. Bajo un calor de plomo, Las Ventas.
Babelia
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