La Duma aprueba la reforma del Estado de Putin
Como cab¨ªa esperar, la Duma rusa se pleg¨® obediente a los deseos de Vlad¨ªmir Putin y aprob¨® ayer, con escaso debate y por abrumadora mayor¨ªa, el paquete legislativo con el que el nuevo l¨ªder del Kremlin pretende reforzar el poder central (es decir, el suyo) y acabar con el desmadre que provoc¨® Bor¨ªs Yeltsin cuando dijo a los l¨ªderes regionales que tomasen tanto poder como pudiesen asimilar. S¨®lo era una primera lectura (de un total de tres), pero la atm¨®sfera que ayer se respiraba en la C¨¢mara baja del Parlamento permite suponer que las propuestas saldr¨¢n adelante; si acaso, con algunas enmiendas que no afectar¨¢n a su esencia.
M¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ el tr¨¢nsito por el Consejo de la Federaci¨®n (equivalente al Senado), ya que aprobar esas leyes supondr¨ªa para sus miembros hacerse el haraquiri. Una impide que formen parte de esa C¨¢mara como hasta ahora los l¨ªderes del Ejecutivo y el Legislativo de cada regi¨®n. Eso liquidar¨ªa adem¨¢s la inmunidad de la que gozan como parlamentarios.
Otra permitir¨ªa al presidente destituirlos cuando aprueben leyes que contradigan las federales, lo que ahora ocurre con una frecuencia escandalosa. La ¨²ltima, como premio de consolaci¨®n, les permitir¨ªa aplicar la misma medicina radical a otros cargos de menor rango, como los alcaldes, que se salgan del tiesto.
Curiosamente, ha sido el oligarca y manipulador por antonomasia, Bor¨ªs Berezovski (que ayer vot¨® en contra), el que ha salido en defensa de la ¨¦lite regional en una carta abierta a Putin en la que evoca el fantasma de la desintegraci¨®n de Rusia. Justo el peligro que el presidente desea conjurar con una reforma del Estado que se completa con el decreto que cre¨® siete grandes distritos en los que nombr¨® otros tantos virreyes, cinco de ellos procedentes del Ej¨¦rcito o de los servicios secretos.
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