Literatura sobre ra¨ªles

El tren ya est¨¢ en marcha. El Expreso de la Literatura, con 107 escritores de toda Europa a bordo, sali¨® ayer por la ma?ana de la estaci¨®n de Santa Apolonia, en Lisboa, y lleg¨® a ¨²ltima hora de la tarde a Madrid. El destino final es Berl¨ªn, adonde llegar¨¢ el 14 de julio, aunque antes se dar¨¢ un paseo por Espa?a, Francia, B¨¦lgica, Alemania, las rep¨²blicas b¨¢lticas, Rusia, Bielorrusia y Polonia. El objetivo, con paradas y actos culturales en 19 ciudades, es celebrar la Europa del 2000 y fomentar el intercambio cultural.Aunque el Expreso de la Literatura no "despeg¨®" hasta ayer, el centenar de escritores seleccionados para esta especie de Gran Hermano sobre ra¨ªles llev¨¢bamos ya tres d¨ªas concentrados en Lisboa. Para conocernos, seg¨²n los organizadores, los eficaces miembros de la instituci¨®n alemana Eurobylon, radicada en Berl¨ªn oriental, que no parecen haber dejado nada al azar. Y es que cuando te da por juntar a m¨¢s de cien escritores, lo menos que puedes hacer es darles un margen antes de encerrarlos mes y medio en un tren.

Lisboa fue un buen aperitivo. Hubo recepciones, discursos, debates y paseos culturales con homenajes a Pessoa. El Nobel Jos¨¦ Saramago "bendijo" el viaje con una salutaci¨®n especial en la que lo calific¨® de "descubrimiento de Europa", e invit¨® a los participantes a "explorar los m¨¢s de cien territorios humanos que van con vosotros en el tren". M¨¢s de uno se tom¨® el consejo al pie de la letra y la "exploraci¨®n" empez¨® la primera noche, con las tabernas de Lisboa como escenario, el libro como excusa, el alcohol como inspiraci¨®n y un fondo de m¨²sica de fado.

La verdad, sin embargo, es que la exploraci¨®n no resulta nada f¨¢cil, ya que son muchos los pa¨ªses representados, m¨¢s de cuarenta, y a¨²n m¨¢s las lenguas que se hablan. Por Espa?a viajamos Alberto Porlan, de Madrid; Carlos Casares, de Galicia; Edorta Jim¨¦nez, del Pa¨ªs Vasco, y un servidor, de Catalu?a. Hasta aqu¨ª todo es f¨¢cil, pero la cosa se complica cuando se repite la frase estrella de los primeros d¨ªas, "Where are you from?". Aqu¨ª, el espectro es a veces amplio e incluso resbaladizo, sobre todo cuando se entra en el territorio del Este, donde las fronteras han ca¨ªdo en los ¨²ltimos a?os. Pa¨ªses como Azerbaiy¨¢n, Armenia, Moldavia, Belorrusia, etc., obligan a repasar la geogaf¨ªa europea y a dar una mirada de hurtadillas al mapa. Al repasar la lista de escritores, un nombre se lleva la palma: el alem¨¢n Richard Wagner. Su nombre suena, sin duda.

La mayor¨ªa de escritores coinciden en se?alar que, cuando les hablaron hace unos meses de la idea del Expreso de la Literatura, pensaron que era otro de esos proyectos locos que nunca se llevan a cabo. Se equivocaban, ya que no contaban con la tenacidad alemana, con Thomas Wohlfahrt al frente de un competente equipo internacional que parece tenerlo todo previsto.

En el tren, los escritores se dedican a una de estas tres cosas: a leer, a escribir o a beber. Y a hablar, claro. "Si fuera un viaje de actores, ya habr¨ªa montada una juerga espectacular", me comentaba una autora inglesa. "Pero los escritores, ya se sabe, tienen una rica vida interior...". Ser¨¢ eso.

Un tema de continuo debate es el de cu¨¢ntos libros saldr¨¢n de este viaje. Uno por autor, como m¨ªnimo, aseguran los entendidos, lo que promete una invasi¨®n de libros sobre el Expreso de la Literatura el pr¨®ximo a?o. Lo que es cierto es que son muchos los que escriben en el tren de un modo fren¨¦tico. Y eso que a¨²n quedan seis semanas de viaje... Hay miradas de reojo, b¨²squeda descarada de an¨¦cdotas y hasta quien planea en broma (?o no?) alg¨²n crimen para animar el viaje y convertir este "Interrail de lujo", en palabras de un joven de 19 a?os, en un tren digno de Agatha Christie.

Los organizadores opinan que el momento delicado del viaje ser¨¢ dentro de cinco o seis d¨ªas, cuando la emoci¨®n de la salida ceda el paso a la monoton¨ªa y al cansancio. De todos modos, tambi¨¦n han pensado en esto, ya que por entonces el tren estar¨¢ en Burdeos, donde se celebrar¨¢n unas interesantes Jornadas sobre Vino y Literatura, dos conceptos que siempre se han llevado bien. Despu¨¦s viene Par¨ªs, un buen aliciente, y as¨ª hasta San Petersburgo, Mosc¨², Varsovia y Berl¨ªn. Deprimirse ante estas perspectivas, aun siendo escritor, parece estar reservado a los m¨¢s mentecatos.

Thomas Wohlfahrt, el organizador de todo el l¨ªo, dec¨ªa hace unos d¨ªas ilusionado: "Uno de los prop¨®sitos del Expreso de la Literatura es que los escritores de distintos pa¨ªses se conozcan. ?sta es la mejor manera de proclamar nuestra fe en la Europa del futuro y de luchar contra las tensiones que hay en el continente. Es por ello que hemos querido que el viaje acabe en Berl¨ªn, la ciudad que es a la vez s¨ªmbolo del este y del oeste de Europa".

El viaje acaba de empezar. El tren sigue avanzando. Faltan todav¨ªa seis semanas para llegar a Berl¨ªn.