El tr¨¢nsito se convierte en el principal problema de la ciudad
Los grandes proyectos urban¨ªsticos siguen sin pasar de los planos
Barcelona ha vivido un a?o gris. Como ocurre siempre en el primero de un mandato, los proyectos superan a las realizaciones. En este caso, adem¨¢s, la lentitud de la m¨¢quina municipal se vio, si cabe, aumentada por la coincidencia con las elecciones auton¨®micas y generales. Los gobiernos correspondientes tuvieron en los comicios la excusa ideal para frenar planes y pactos. Y todo ello ha hecho que, un a?o m¨¢s tarde de barrer en las urnas, el alcalde de la ciudad, Joan Clos, tenga pocas obras que presentar ante la concurrencia. Tiene, s¨ª, proyectos a medias y por empezar, pero poco m¨¢s.El primer a?o de Joan Clos como alcalde electo directamente por los ciudadanos quedar¨¢ en la memoria colectiva debido al incidente que se produjo el 3 de septiembre y se reprodujo 12 d¨ªas m¨¢s tarde: llegaron las lluvias y la reci¨¦n estrenada plaza de Cerd¨¤ qued¨® sepultada bajo las aguas. La ocasi¨®n sirvi¨® para apreciar el talante pol¨ªtico de Clos: lejos de arrugarse, sali¨® directamente a dar la cara y a asumir las responsabilidades en persona. Y, por si no quedara claro, poco despu¨¦s firm¨® el nombramiento de Josep Anton Acebillo, arquitecto inspirador del conjunto urban¨ªstico, como arquitecto jefe de la ciudad. Al mismo tiempo nombr¨® comisionado para la movilidad a Pere Navarro, ex gobernador civil de Girona.
El urbanismo y la movilidad son dos de los puntos m¨¢s grises. El primero ha visto como parte de los proyectos (Bar?a 2000, manzana de Myrurgia, Can Batll¨®) se estrellaban contra las protestas vecinales que forzaban su retirada o la revisi¨®n. No todo son problemas: el plan de reforma de Poblenou es uno de los mejor valorados, incluso por la oposici¨®n, pero no ocurre lo mismo con las soluciones dadas al t¨²nel de Mitre, la revisi¨®n propuesta para la plaza de las Gl¨°ries y el traslado de los Encantes o la falta de cobertura de la Ronda del Mig.
Son aspectos urban¨ªsticos, con soluciones pendientes o mal resueltas. Y tienen en com¨²n su incidencia en el tr¨¢fico, uno de los problemas que se yerguen de forma amenazante en el presente y el futuro de Barcelona. Una vez m¨¢s, varios factores se conjugan para aumentar lo negativo: la bonanza econ¨®mica ha disparado la compra de coches y, sobre todo, la larga huelga, nunca declarada, de la Guardia Urbana. Este cuerpo, del que un destacado socialista afirma que se halla en situaci¨®n de "insurrecci¨®n" empez¨® sus protestas laborales rechazando las horas extraordinarias y, al mismo tiempo, colaps¨® las calles con manifestaciones que alcanzaron la cima cuando un grupo de agentes ense?¨® sus nalgas en la plaza de Sant Jaume. La permisividad de los guardias ha potenciado la indisciplina en el aparcamiento y la ocupaci¨®n por repartidores de carriles reservados al autob¨²s.
Este hecho discurre paralelo a los cambios econ¨®micos. La ciudad ha perdido las grandes industrias, desplazadas hacia una periferia donde el suelo es m¨¢s barato, pero ha ganado en servicios. El nuevo comercio, carente de almacenes, reposa sobre la distribuci¨®n casi inmediata, lo que repercute en un aumento del tr¨¢fico.
La transformaci¨®n de la Barcelona del futuro pasa por el nuevo modelo econ¨®mico en el que, adem¨¢s de nuevas industrias limpias, que se pretende que se instalen en Poblenou, tiene que haber una alta concentraci¨®n de infraestructuras. Pero los grandes proyectos (AVE, ampliaci¨®n del puerto y aeropuerto, F¨°rum del 2004) est¨¢n parados y dependen de la voluntad de otros (Gobierno central y auton¨®mico) para quienes no son prioritarios.
Tambi¨¦n est¨¢ semiparalizado el plan de infraestructuras que dibuja el transporte que debe tener la Barcelona de 2010. Una ciudad que, entre otras caracter¨ªsticas, tiene la de estar por encima de las fronteras municipales: es la regi¨®n metropolitana. La falta de entendimiento con la Generalitat hace que se avance en los planos pero no sobre el terreno. Salvo el tranv¨ªa del Baix Llobregat y la integraci¨®n tarifaria, ning¨²n otro proyecto es definitivo.
Un a?o despu¨¦s de su gran ¨¦xito, Joan Clos es un pol¨ªtico que promete, con buenas maneras y mejores intenciones. Le quedan tres a?os para mostrar que es capaz de culminar la jugada.
Quejas vecinales
El actual equipo municipal ha vivido un a?o de relaciones tormentosas con los vecinos. La Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos de Barcelona no ha dejado pasar una sola ocasi¨®n para se?alarle a Joan Clos que hay otras formas de hacer las cosas. Las cr¨ªticas m¨¢s contundentes al pacto de Movilidad las hizo el vicepresidente de la FAVB, Andr¨¦s Naya.La movilidad es, a juicio de Naya, uno de los aspectos m¨¢s negativos del a?o transcurrido. En su opini¨®n, el pacto puede darse por muerto porque apenas sirve para nada. En cambio, valora los avances en la planificaci¨®n del transporte p¨²blico y el esfuerzo hecho para poner a disposici¨®n del Gobierno catal¨¢n 10 solares para la construcci¨®n de otros tantos geri¨¢tricos. No obstante, en ambos casos apostilla: "Ahora hay que esperar que esto acabe bien".
Adem¨¢s de la movilidad, Andr¨¦s Naya cree que este a?o ha sido especialmente negativo en materia de urbanismo. Asegura que los principales proyectos adolecen de una tendencia general especulativa.
El peor de todos, resalta, es la reforma del barrio de Les Corts presentada por Josep Llu¨ªs N¨²?ez con el nombre de Bar?a 2000. Naya no salva del plan ni el contenido ni las formas ya que, opina, se trat¨® de sacarlo adelante a espaldas de la poblaci¨®n.
Otros planes los critica por su indefinici¨®n; es el caso de la reforma de la c¨¢rcel Modelo, que ha pasado por diversas fases sin que tenga a¨²n un futuro definitivo claro.
Finalmente, Andr¨¦s Naya critica el retraso en la reforma integral de algunos barrios. Dos casos cree que son especialmente llamativos: el de Trinitat Nova y el de Torre Bar¨®.
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