Terapia paternal
"El gol es algo sencillo: chuto y gol", repiti¨® ayer una y otra vez el seleccionador en el entrenamiento
La visceralidad de Jos¨¦ Antonio Camacho, su talante agresivo y respond¨®n en muchas ocasiones, no se tradujo en reprimendas a sus jugadores despu¨¦s de la derrota ante Noruega. En el vestuario del estadio del Feyenoord, el seleccionador espa?ol exhibi¨® su lado m¨¢s paternal con los jugadores: "En el vestuario ni siquiera nos dijo que hab¨ªamos jugado mal, cuando eso era un hecho", coment¨® ayer un miembro de la plantilla. "Nos dijo que sigui¨¦ramos as¨ª, y que quedaban dos partidos por delante para pasar la eliminatoria".Al salir del campo, en Rotterdam, varios jugadores regresaron al castillo de Tegelen con sus novias o esposas. Ayer se los vio entrenarse con rostros descompuestos, cabizbajos. Camacho orden¨® una pr¨¢ctica tranquila. Dividi¨® al equipo en dos grupos: los titulares frente a Noruega -excepto Molina- y los suplentes.
Los titulares apenas se ejercitaron. Hierro, Paco, Ra¨²l, Salgado, Aranzabal, Fran, Etxeberria, Urzaiz y Valer¨®n dieron algunas vueltas al campo de entrenamiento. Ra¨²l clavaba la mirada en la hierba. Hierro trotaba con aire sufriente. Valer¨®n bromeaba con Fran. Luego participaron en un rondo y estiraron los m¨²sculos. Guardiola se sent¨® sobre un bal¨®n y se rasc¨® la barbilla. Como ausente. El capit¨¢n del Barcelona contempl¨® los partidillos que organiz¨® Camacho para los suplentes. El portero y tres contra tres en un espacio delimitado por dos porter¨ªas a unos 20 metros una de la otra. Abelardo, Sergi y Munitis hicieron un equipo, con Molina en la puerta. Helguera, Alfonso y Velasco, otro, con Casillas. Engonga, Gerard y Mendieta un tercer grupo, con Ca?izares. En el medio se puso el seleccionador, intentando imprimir un poco de agresividad a unos futbolistas afectados por la derrota del d¨ªa anterior.
El ejercicio fue concebido para entrenar el disparo a puerta. Para limar filigranas y resumir los movimientos que llevan al gol: un bien que ¨²ltimamente escasea en la selecci¨®n. "?No hay que perder tiempo! ?Estamos metidos en el ¨¢rea! ?No hay que acomodarse tanto, hay que tirar, el gol es algo sencillo, y hay que tirar a puerta r¨¢pido, sin regatear a nadie, chuto y gol, chuto y gol...!", repiti¨® Camacho durante media hora. El t¨¦cnico se mostr¨® m¨¢s sombr¨ªo que otros d¨ªas. M¨¢s p¨¢lido y con los ojos hinchados.
Trabajo con los porteros
Ca?izares maldec¨ªa como un poseso cada vez que no pod¨ªa parar un bal¨®n que se le met¨ªa por su per¨ªmetro de acci¨®n. Las venas de su cuello se le hinchaban y enrojec¨ªa. Se estiraba, se revolcaba. Del otro lado, su presunto competidor, Molina, se ve¨ªa m¨¢s tranquilo. Si fallaba, s¨®lo frunc¨ªa el ce?o. El portero del Atl¨¦tico, a quien se atribuy¨® gran parte de la derrota contra Noruega, no parec¨ªa sentir que se est¨¦ disputando el puesto con Ca?izares. Pero la situaci¨®n que vive es, por lo menos, desagradable ante sus compa?eros.
Ayer se lo vio en su l¨ªnea, calmado. Excepto por un tic en el ojo derecho. Si en Ca?izares el estr¨¦s se manifiesta en sus ojos abiertos como lupas, en Molina este tipo de expresiones apenas se perciben: un ligero temblor en el p¨¢rpado derecho. Quienes lo agradecen son los centrales, cuya calidad de vida aumenta de forma directamente proporcional a la paz de esp¨ªritu que demuestran sus guardametas. Ahora s¨®lo queda por ver si los jugadores agradecer¨¢n los mimos de Camacho, que ayer evit¨® criticar la poco vigorosa manera de jugar ante Noruega.
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