El peligro de la clementizaci¨®n
Camacho no debe inventarse enemigos ficticios en este momento de dificultad
Cuando se trata de historia, los esc¨¦pticos consideran que es un asunto sobrevalorado, relacionado estrictamente con la estad¨ªstica. Y las estad¨ªsticas est¨¢n ah¨ª para romperlas. Pero en el caso de la selecci¨®n espa?ola, la terquedad en sus fracasos cuando arrancan los torneos obliga a pensar en un rasgo de su personalidad. O de su falta de personalidad. El fracaso frente a Noruega abunda en muchos dramas anteriores, tantos que es hora de aceptar que en el c¨®digo gen¨¦tico de los jugadores espa?oles no figura su capacidad para asumir el protagonismo que se les supone. No es una cuesti¨®n de mera estad¨ªstica, sino la constataci¨®n de que la historia impone sus leyes.Pasado el fiasco, queda por ver si la selecci¨®n es capaz de superar el impacto de un partido que aboca a la desesperanza. Nada invita a una leve cuota de optimismo. Se jug¨® mal y falt¨® decisi¨®n, pero sobre todo se difundi¨® la versi¨®n de un equipo sin recursos. La brutalidad de la evidencia radica en su car¨¢cter inesperado. Espa?a lleg¨® a la Eurocopa para hacer historia y ahora se encuentra ante la necesidad de cubrir los objetivos m¨ªnimos, que no son otros que pasar a la siguiente fase y regresar a casa. A d¨ªa de hoy, el objetivo m¨ªnimo parece uno de los trabajos de H¨¦rcules. El partido dej¨® esa impresi¨®n y no hay manera de remediarlo.
Si a Espa?a le queda una salida no es otra que la historia. Cuando se acepta que la tradici¨®n es algo m¨¢s que estad¨ªstica fr¨ªa, habr¨¢ que asumir la tradici¨®n con todas sus consecuencias. Salvo en el Mundial de Francia, donde el equipo fue v¨ªctima del desgarrado clima que gener¨® Clemente, la selecci¨®n se ha manejado con m¨¢s comodidad en el papel de v¨ªctima. Defiende mejor su orgullo en la adversidad que en el protagonismo. Han sido mayor¨ªa las ocasiones en las que Espa?a ha tenido que levantarse sobre sus cenizas para cubrir los objetivos m¨ªnimos. Porque los m¨¢ximos, nunca los ha alcanzado. "Nunca hemos ganado nada", ha repetido Camacho desde su designaci¨®n como seleccionador. No es, por tanto, un argumento que utilice la prensa despues de la derrota frente a Noruega. Por eso resulta preocupante la reacci¨®n de Camacho tras el partido. Estaba en su derecho a echar la culpa al empedrado en la calentura de la derrota, aunque hubiera sido mejor aceptar la realidad de un encuentro deficiente. Quiz¨¢ pretendi¨® defender a los jugadores frente a las cr¨ªticas que se avecinaban, y eso le honra en un momento muy duro. Pero otra cosa es encastillarse y buscar enemigos inexistentes.
Durante toda su etapa como seleccionador, Clemente necesit¨® enemigos reales o imaginarios para generar una adhesi¨®n del equipo a su persona y producir una reacci¨®n de orden psicol¨®gico contra el villano, condici¨®n que generalmente cumpl¨ªa la prensa.
El resultado de aquella estrategia fue desastroso por el clima de enfrentamiento que alent¨® y por su sectarismo aniquilador. Por esta raz¨®n, decepcion¨® ayer el argumento de Camacho en su conferencia de prensa. "Si hubi¨¦ramos ganado, la prensa habr¨ªa dicho que somos los mejores", vino a decir el seleccionador. No parece muy adecuado el regreso a una estrategia que tanto da?o provoc¨®. La prensa ha reflejado durante dos a?os la situaci¨®n real de un equipo que jugaba bien y produc¨ªa una satisfacci¨®n general entre los aficionados. Y, tras el partido con Noruega, la prensa reflej¨® la deficiente actuaci¨®n del equipo. Eso no significa eliminar el cr¨¦dito al entrenador y a los jugadores. Simplemente se constataron algunos datos muy preocupantes por imprevistos. Camacho tiene que reprimir cualquier idea de clementizaci¨®n en estos momentos dif¨ªciles. No es cuesti¨®n de buscar enemigos donde no los hay. Ese camino ya lo ha transitado el f¨²tbol espa?ol. Con recuerdos amargos. Se trata de aceptar la realidad, buscar soluciones y devolver al equipo donde lo hab¨ªamos dejado: con el recuerdo inmejorable de dos a?os magn¨ªficos. Todav¨ªa hay tiempo.
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