El IVAM revisa la investigaci¨®n po¨¦tica del metal en 40 a?os de trabajo de Amadeo Gabino

La primera gran retrospectiva dedicada a Amadeo Gabino (Valencia, 1922) repasa la trayectoria de los ¨²ltimos 40 a?os de este singular escultor. La exposici¨®n, que se inaugur¨® ayer en el Institut Valenci¨¤ d'Art Modern (IVAM), inicia su recorrido en la primera etapa constructivista, cuando el escultor se interesaba por la relaci¨®n entre el arte y la ciencia, y se detiene en los ¨²ltimos trabajos de car¨¢cter m¨¢s minimalista. La superposici¨®n de chapas y el uso del acero y el aluminio marcan la evoluci¨®n de Amadeo Gabino, cuyas columnas y cubos de hierro son derivaciones de sus relieves contrachapados.

La exposici¨®n ha sido concebida por el propio artista y por el comisario, Rafael Prats, quien en el cat¨¢logo destaca la temprana vocaci¨®n de Amadeo Gabino. No en vano, el artista naci¨® en el taller de su padre, el tambi¨¦n escultor Alfonso Gabino. Pero su voluntad creadora adopta m¨²ltiples campos, como el dibujo, el collage, el grabado o el dise?o industrial, aunque la muestra se ci?e a la disciplina que le ha situado entre los representantes m¨¢s importantes de la escultura contempor¨¢nea espa?ola. Mientras recorre las torres y los cubos de hierro y aluminio de la exposici¨®n, que se clausura el 27 de agosto, Amadeo Gabino se?ala sus relieves contrachapados como origen de estas obras, y explica, de manera aparentemente sencilla, c¨®mo los antiguos trajes de los romanos pueden inspirar las variaciones plasmadas en sus esculturas, que primero idea en cart¨®n. Algunas obras recuerdan el trabajo de los armeros del siglo XV. Para ilustrar sus palabras da forma a la tapa de una libreta antes de detallar el muy diferente comportamiento del metal, que en su obra presenta amplias posibilidades, desde rugosas superficies hasta pulidos planos, pasando por aristas y oquedades. Todo ello con el prop¨®sito de dominar el espacio y dotarlo de impulso po¨¦tico.

El mundo art¨ªstico de Amadeo Gabino se empez¨® a gestar a ra¨ªz de su viaje a Roma en 1949, donde conoci¨® a Marino Marini y Carlo Carr¨¤, tras sus estudios acad¨¦micos. "Y, claro, cambi¨¦ mucho", dice el escultor, residente en Madrid, que reconoce la influencia de Julio Gonz¨¢lez. Inici¨® entonces diversas estancias en el extranjero que le pusieron en contacto con las nuevas formas de expresi¨®n y con artistas como Max Ernst, Lipchitz o Calder.