Un silencio ensordecedor VICEN? NAVARRO
En el a?o 1962 tuve que dejar Catalu?a y Espa?a debido a mi participaci¨®n en la lucha antifranquista. Tras un largo periodo de exilio, me he integrado de nuevo a nuestro pa¨ªs desde hace tres a?os, y me sorprende el gran desconocimiento que tiene nuestra juventud de nuestra historia reciente, incluida la guerra civil y el franquismo, resultado del silencio existente sobre aquel periodo y de la falsificaci¨®n de aquella historia que se reproduce en los medios de informaci¨®n. Un ejemplo es el debate sobre el desfile militar, en el cual hubo un silencio ensordecedor sobre un tema que considero de gran importancia. Me explicar¨¦. Tal debate se centr¨® primordialmente en si tiene sentido hoy, en el a?o 2000, tener fuerzas militares por muy "humanitarias" que sean sus tareas. Unos indicaban que tales Fuerzas Armadas son todav¨ªa necesarias. En el polo opuesto estaban los movimientos pacifistas, bien representados por la manifestaci¨®n a favor de la paz en el parque de la Ciutadella, que me record¨® las manifestaciones pacifistas en contra de la guerra del Vietnam de EE UU, en las que particip¨¦ en los a?os sesenta en ese pa¨ªs. Incluso muchas de las canciones eran las mismas. El centro de aquel debate fue el militarismo, todav¨ªa necesario seg¨²n unos, intr¨ªnsecamente perverso seg¨²n otros. No quisiera dar la impresi¨®n de que no considero importante este debate. Pero creo que tendr¨ªa que haber habido otro, tan importante como ¨¦ste o incluso m¨¢s, que nunca apareci¨® excepto en declaraciones de voces solitarias que trataron el tema de manera tangencial. Me estoy refiriendo a la relaci¨®n entre el Ej¨¦rcito presente y aquel que dio el golpe militar el 18 de julio de 1936 y que tuvo un papel central en la dictadura franquista.Lo que la mayor¨ªa de los j¨®venes no saben es que al d¨ªa siguiente de la insurrecci¨®n militar ¨¦sta fue derrotada en Barcelona por las fuerzas del orden de la Generalitat, ayudadas por movilizaciones populares lideradas por los partidos de izquierda y los sindicatos. Barcelona fue republicana hasta el fin de aquel conflicto y sufri¨® enormemente como consecuencia de ello. Fue de las primeras ciudades en Europa cuyas poblaciones fueron sometidas al terror causado por los bombardeos, como muestra el libro 1939. Barcelona any zero, publicado por el Ayuntamiento de Barcelona en 1999. Cuando el Ej¨¦rcito franquista entr¨® en Barcelona el 26 de enero de 1939, comenz¨® una fuerte represi¨®n y se inici¨® un r¨¦gimen definido por Amnist¨ªa Internacional como uno de los m¨¢s represivos en la Europa occidental durante el siglo XX, represi¨®n que continu¨® hasta el mismo a?o en que muri¨® el dictador. El general Francisco L. de Sep¨²lveda err¨® cuando escribi¨® en La Vanguardia, en su art¨ªculo 'Catalu?a y los militares' (26 de mayo de 2000), que el Ej¨¦rcito tuvo relaciones cordiales con la poblaci¨®n catalana despu¨¦s de la guerra civil y que no particip¨® en la represi¨®n. Muchos catalanes fueron fusilados por el Ej¨¦rcito, incluido el presidente Companys. Y la utilizaci¨®n del idioma catal¨¢n fue prohibida por un r¨¦gimen apoyado por el Ej¨¦rcito.
Pero, por otra parte, tambi¨¦n es err¨®nea la interpretaci¨®n de la victoria del Ej¨¦rcito franquista como la victoria de Espa?a sobre Catalu?a, tal como algunos sectores nacionalistas indicaron. En realidad, la victoria del franquismo signific¨® la victoria de las oligarqu¨ªas y burgues¨ªas catalanas y espa?olas, y la derrota de las clases populares de todos los pueblos y naciones de Espa?a, incluida la catalana. El origen social de los asesinados lo muestra. Es m¨¢s, los soldados del Ej¨¦rcito popular que murieron defendiendo pueblos y ciudades catalanes eran, adem¨¢s de catalanes, aragoneses, castellanos, vascos, gallegos, andaluces y de otras partes de Espa?a, procedentes en su mayor¨ªa de las clases populares de las distintas naciones y regiones de nuestro pa¨ªs.
El Ej¨¦rcito fue una pieza clave en el r¨¦gimen franquista, como tambi¨¦n lo fue, por cierto, la Iglesia cat¨®lica. Es interesante se?alar que mientras que existe una demanda creciente para que esta ¨²ltima pida perd¨®n no s¨®lo a Dios, sino tambi¨¦n al pueblo catal¨¢n y espa?ol, por su apoyo a aquel r¨¦gimen, no haya habido una petici¨®n semejante de admisi¨®n de error por parte del Ej¨¦rcito. Se me dir¨¢, con raz¨®n, que el Ej¨¦rcito de hoy no es aquel Ej¨¦rcito franquista. Las autoridades pol¨ªticas, con la colaboraci¨®n de altos jefes militares, han ido cambiando profundamente aquel Ej¨¦rcito. Pero una pregunta leg¨ªtima es: ?hasta qu¨¦ punto es el Ej¨¦rcito de todos y no s¨®lo el heredero del Ej¨¦rcito de los vencedores? Se me dir¨¢ de nuevo, y con raz¨®n, que seg¨²n la Constituci¨®n es el Ej¨¦rcito de todos. Pero la realidad no se establece por un documento, por muy noble que sea, como es el caso de nuestra Constituci¨®n. Las percepciones son de enorme importancia. Y el Ej¨¦rcito no se ver¨¢ como el Ej¨¦rcito de todos, incluyendo los vencidos, hasta que condene el golpe militar de 1936 y su etapa franquista -tal como el Ej¨¦rcito alem¨¢n ha condenado el nazismo- reconociendo e incluso homenajeando a sus adversarios, es decir, a los militares, milicianos y otros luchadores que defendieron la Rep¨²blica y que m¨¢s tarde lucharon contra el franquismo y que contin¨²an hoy marginados y olvidados, sin que haya habido un acto nacional de homenaje a aquellos luchadores por la democracia y libertad que siguen olvidados en su propio pa¨ªs y que se est¨¢n muriendo sin que ¨¦ste nunca les haya dado las gracias. ?Qu¨¦ l¨¢stima que incluso los manifestantes de la Ciutadella se olvidaran de ellos! Se merec¨ªan al menos una canci¨®n como El quinto regimiento o Ay, Carmela.
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