Un mundo novelesco
Seg¨²n nuestras noticias, la Academia ha buscado a Luis Mateo D¨ªez m¨¢s que Luis Mateo D¨ªez ha buscado la Academia. Conviene destacar este hecho porque se inscribe plenamente en la personalidad independiente y lib¨¦rrima de este leon¨¦s sabio de vida y literatura, que lleva a?os alternando la burocracia municipal con la composici¨®n de cada vez mejores y m¨¢s nutridos libros narrativos.Por su edad y formaci¨®n, Luis Mateo D¨ªez procede de los ¨²ltimos v¨¢stagos del realismo cr¨ªtico (por ejemplo, Juan Mars¨¦); es esta generaci¨®n del medio siglo la que ha moldeado su idea y pr¨¢ctica de la novela. Un escritor, sobre todo, en esa generaci¨®n: Ignacio Aldecoa, por cuya obra no ha dejado nunca de manifestar admiraci¨®n y estima. Esta filiaci¨®n explica la renuencia de Luis Mateo D¨ªez a incorporarse a los exotismos y cosmopolitismos con que la nueva novela espa?ola trat¨® de abrirse paso en los a?os ochenta.
De 1982 es Las estaciones provinciales, primera obra madura del autor, donde la ciudad de Le¨®n aparece como el referente inicial de un universo constituido por la sedimentaci¨®n de numerosos planos, un referente que se convierte en protagonista colectivo al modo como los grandes neorrealistas trataban los materiales urbanos. As¨ª, Pavese, Vittorini, Pratolini, etc¨¦tera.
Esa historia de amores y de sangre fue el punto de arranque de un universo cada vez m¨¢s aut¨®nomo, seg¨²n una po¨¦tica que el mismo autor ha calificado de realismo metaf¨®rico, que se consolidar¨¢ en La fuente de la edad, aut¨¦ntica explosi¨®n de un orbe novelesco de perdedores, pero tambi¨¦n de burlas y resistencias a los discursos dominantes. El expediente del n¨¢ufrago, despu¨¦s del intermedio de Las horas completas, supuso una nueva vuelta de tuerca en la configuraci¨®n de un universo radicalmente personal, cuya marginalidad se instituye en la negaci¨®n de la ¨¦poca de posguerra reflejada.
Y tras El expediente del n¨¢ufrago vino Camino de perdici¨®n, donde, en un nuevo tour de force, Luis Mateo D¨ªez contaba una f¨¢bula de perdedores con una onom¨¢stica y toponimia absolutamente singulares, que se prolong¨® en El para¨ªso de los mortales. A este ciclo le sucedi¨® otro de no menor envergadura y a¨²n inconcluso, el organizado en torno a un lugar m¨ªtico, Celama, que suscit¨® una excelente novela corta, El esp¨ªritu del p¨¢ramo, sede de un mundo desolado y shakespeariano donde las criaturas deambulan como sombras y primer libro de una trilog¨ªa cuya segunda parte, la impresionante La ruina del cielo, verdadera novela de los muertos, ve¨ªa la luz en 1999 y recib¨ªa hace s¨®lo dos meses el Premio de la Cr¨ªtica. He aqu¨ª esbozadas las l¨ªneas esenciales de este escritor radicalmente independiente, que se ha forjado un universo propio y una lengua propia: las dos caracter¨ªsticas que definen a todo creador de talento.
Babelia
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