El Gobierno franc¨¦s propone una cruzada internacional contra el lavado de dinero
Par¨ªs El Gobierno franc¨¦s propondr¨¢ en las instancias internacionales aplicar duras sanciones financieras a los pa¨ªses que albergan para¨ªsos fiscales. El raqu¨ªtico resultado en materia de armonizaci¨®n fiscal cosechado en la reciente cumbre europea de Feira y, en clave interior, el informe parlamentario franc¨¦s sobre el escandaloso blanqueo de dinero en M¨®naco han hecho sonar las alarmas en el Ejecutivo de Par¨ªs y han desencadenado una cascada de reuniones. Sin hacer una menci¨®n expl¨ªcita, el informe saca a la luz una contradicci¨®n: la permisividad francesa con las actividades financieras en el principado.
Laurent Fabius, ministro de Hacienda, anunci¨® ayer que su Gobierno propondr¨¢ estas sanciones en la cumbre del G7-G8 (los pa¨ªses m¨¢s industrializados) que tendr¨¢ lugar en Okinawa a finales de julio. El ministro galo tambi¨¦n anunci¨® la celebraci¨®n el pr¨®ximo 17 de octubre de un encuentro especial de los titulares de Justicia, Interior y Hacienda de la Uni¨®n Europea. "El mes pasado advertimos a las autoridades monegascas que si quieren incorporarse a la zona euro tendr¨¢n l¨®gicamente que mostrarse perfectamente claros en la lucha contra todos los tr¨¢ficos y contra la evasi¨®n fiscal. No se pueden compartir, de un lado, las reglas de la Uni¨®n Europea y, de otro, contribuir a esos tr¨¢ficos", indic¨® secamente el ministro Laurent Fabius.
Las denuncias contra el blanqueo en general son antiguas y afloran con frecuencia en las declaraciones de los pol¨ªticos, pero estas ¨²ltimas iniciativas tienen el valor de identificar por su nombre a los pa¨ªses sospechosos y por eso parecen mostrar una mayor voluntad de atacar el problema. En todo caso, m¨¢s all¨¢ de la discusi¨®n, inevitable, de si "est¨¢n todos los que son", el asunto del blanqueo de dinero sucio ha adquirido en Francia una actualidad de primer orden. De ah¨ª que el Ejecutivo de Par¨ªs se aplicara ayer a la tarea de mostrarse como el m¨¢s firme promotor de las sanciones financieras.
El Gabinete franc¨¦s dif¨ªcilmente puede ignorar lo que ocurre en M¨®naco ni tampoco el dicho de que "cuando un Gobierno no sabe qu¨¦ hacer, encarga un informe". Laurent Fabius y su colega, la ministra de Justicia Elisabeth Guigou, anunciaron, por separado, la elaboraci¨®n de sendos estudios sobre las actividades de blanqueo de dinero en el principado. Sean medidas oportunas u oportunistas, las acciones de Fabius y Guigou est¨¢n lejos de disolver el escepticismo sobre su eficacia real, ya que tanto la titular de Justicia como el anterior ministro de Econom¨ªa, Dominique Strauss-Kahn, han denunciado durante a?os las pr¨¢cticas delictivas en un territorio cuyo primer ministro es nombrado por el pr¨ªncipe reinante a partir de una terna establecida, precisamente, por Par¨ªs.
Saturado de delincuencia
Como pod¨ªa esperarse, la denuncia de los parlamentarios franceses describe la escandalosa realidad de un para¨ªso fiscal, bancario, fiduciario y judicial que presta refugio seguro a la delincuencia financiera y al blanqueo de capitales. El peque?o principado (195 hect¨¢reas de extensi¨®n) est¨¢ saturado de entidades bancarias, goza de una fiscalidad pr¨¢cticamente inexistente y ofrece una discreci¨®n a toda prueba. Pero, la gravedad es tal, seg¨²n los diputados franceses, que las facilidades para blanquear dinero son desmesuradas. Por ejemplo, el Casino de M¨®naco permite a los clientes inflar formalmente el montante de sus p¨¦rdidas para declarar una cantidad desorbitada cuando o no existen realmente o la cantidad perdida en el juego es mucho menor. De este modo se blanquean enormes cantidades de dinero. Para disponer de este servicio, los clientes pagan propinas estimadas entre 400.000 y 500.000 francos (de 10 a 12,5 millones de pesetas por semana) a los agentes encargados de controlar el juego.
La familia real monegasca, que tanto se prodiga en las revistas del coraz¨®n y que preside con igual entusiasmo las colectas de la Cruz Roja y los acontecimientos deportivos organizados en la Roca, tambi¨¦n reina sobre un sistema de ingenier¨ªa judicial y fiscal hecho a medida de la m¨¢s lujosa delincuencia financiera internacional.
Seg¨²n las denuncias, lo que su alteza seren¨ªsima preside, en realidad, es un pa¨ªs muy distinto al de los cuentos de hadas, un para¨ªso para los delincuentes de cuello blanco en el que el verdadero soberano es el dinero sucio procedente de la corrupci¨®n y del crimen. Con todo, lo corrosivo del informe de los diputados reside, m¨¢s bien, en la denuncia, no s¨®lo impl¨ªcita, sobre el papel que desempe?a el Estado franc¨¦s, a medio camino entre la complacencia y la complicidad.
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