CiU y PP denuncian que Barcelona supera el l¨ªmite de ruido fijado por la OMS

VIENE DE LA P?GINA 1 Mayol asegur¨® que los trabajos cuya publicaci¨®n reclama Molins est¨¢n hechos y que ahora se trata, simplemente, de pactarlos con los distritos. Y puso un ejemplo: si una zona tiene que ser declarada peatonal, carece de sentido que se la sit¨²e entre las de mayor sonido posible. La publicaci¨®n es, dijo, inminente: "No nos iremos de vacaciones sin zonificaci¨®n".

La concejal del Eixample, Carme San Miguel, asegur¨® que en la zona del Cl¨ªnico se ha reducido la indisciplina de los conductores de ambulancia en un 20% y que los bomberos ya no usan el sonido para salir del cuartel all¨ª ubicado; adem¨¢s, record¨®, los vecinos pueden pedir ayudas al Ayuntamiento para insonorizar sus casas.

La oposici¨®n no se crey¨® las afirmaciones de San Miguel ni las de Mayol y el resto de la discusi¨®n lo consumieron unos y otros en negar la validez de los datos aportados.

Jordi Portabella (ERC) terci¨® para pedir "consenso" y reprochar a CiU que hablara de incumplimientos porque no se hab¨ªa hecho p¨²blica la zonificaci¨®n "cinco d¨ªas" despu¨¦s de agotado el plazo. Portabella pidi¨® a CiU la retirada de la proposici¨®n. La respuesta de Molins fue negativa.

El PP aport¨®, adem¨¢s, un estudio encargado a una empresa y consistente en 10 mediciones en puntos centrales de Barcelona. En todos los casos el ruido rondaba los 75 decibelios, considerados como el m¨¢ximo tolerable.

Nuevo enfrentamiento

El ruido no fue el ¨²nio asunto en el que los concejales elevaron el tono. Una pregunta de CiU y otra del PP, ambas sobre el t¨²nel de Mitre, volvieron a encender un debate. Jaume Ciurana (CiU) ech¨® en cara al alcalde y al equipo de gobierno en pleno el incumplimiento de la promesa de prolongar el t¨²nel bajo la Via Augusta. Tambi¨¦n lo hizo Santiago Fisas (PP). Ambos hab¨ªan ya expresado sus cr¨ªticas antes. Lo nuevo fue la respuesta. Primero el teniente de alcalde Xavier Casas y despu¨¦s el propio alcalde, Joan Clos, acusaron a la empresa Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) y, en ¨²ltima instancia, al Gobierno catal¨¢n de estar detr¨¢s de la imposibilidad de prolongar el t¨²nel.

El argumento desgranado por ambos sugiere que la obra es posible s¨®lo y si se hace conjuntamente con las que tiene que hacer la empresa ferroviaria y que suponen la modificaci¨®n de las estaciones de Bonanova, Tres Torres y Sarri¨¤ y de los trazados intermedios.

Clos precis¨® que la ciudad ha vivido ya una vez esta descoordinaci¨®n y fue, tambi¨¦n, con FGC. En la Gran Via, junto a la plaza de Cerd¨¤, FGC no se avino a acoplar sus obras con las de la modificaci¨®n de la plaza. El resultado fueron meses a?adidos de incomodidad para los usuarios. Esto, dijo Clos, no volver¨¢ a pasar en Sarri¨¤.

El alcalde sugiri¨® la posibilidad de exigir a la concesionaria del t¨²nel de Vallvidrera (tambi¨¦n dependiente del Gobierno catal¨¢n) que construya el t¨²nel que debe entre Bonanova y Prat de la Riva. Actualmente 150.000 veh¨ªculos diarios llegan a la confluencia de Via Augusta y Mitre por el t¨²nel. Buena parte de ellos optar¨ªan por el nuevo t¨²nel, que desembocar¨ªa en Num¨¤ncia, una calle con gran capacidad y poco utilizada. Casas y Clos aseguraron que las medidas tomadas esta semana en Sarri¨¤ son "paliativas" por la imposibilidad de un t¨²nel que construir¨¢n cuando la Generalitat colabore.

Los partidos no deben hacer partidismo. ?sta es la conclusi¨®n del rifirrafe mantenido ayer en el pleno entre el tercer teniente de alcalde Jordi Portabella (ERC) y el concejal Joan Puigdollers (CiU). Discut¨ªan la modificaci¨®n del plan general metropolitano para las obras del F¨°rum 2004. CiU anunci¨® su abstenci¨®n y Portabella les acus¨® de actuar de forma "partidista". Nada m¨¢s lejos de su intenci¨®n, protest¨® Puigdollers. La acusaci¨®n de partidismo es la peor que puede lanzar un militante de un partido a otro. Porque todos, ambos lo dejaron claro, tienen en su punto de mira otros intereses. Ayer eran los de la ciudad. Por lo o¨ªdo, ¨²nicos, indivisibles y no sometidos a la confrontaci¨®n.

La acusaci¨®n de partidismo lleva impl¨ªcita la suposici¨®n de un inter¨¦s ¨²nico, una verdad ¨²nica que el otro rechaza porque su "partidismo" le impide darse cuenta o, lo que es peor, por mala fe. Es impensable suponer que si hay partidos es para hacer partidismo desde intereses contrapuestos.