Los japoneses votan hoy sin haber superado la crisis econ¨®mica m¨¢s grave de su historia
Los sondeos apuntan a una nueva victoria del conservador Partido Liberal Dem¨®crata
ENVIADO ESPECIALMuchos pol¨ªticos japoneses han decidido hacerse tarjetas de visita sin indicar a qu¨¦ partido pertenecen. El transfuguismo es rasgo com¨²n en los ¨²ltimos tiempos en Jap¨®n, que hoy acude a las urnas para renovar la C¨¢mara baja, convaleciente todav¨ªa de la m¨¢s grave crisis econ¨®mica sufrida desde el final de la II Guerra Mundial. El resultado de las elecciones, que, seg¨²n las encuestas, apuntan a una nueva victoria del Partido Liberal Dem¨®crata (PLD, conservador), no tendr¨¢, previsiblemente, una influencia directa en el proceso de recuperaci¨®n de la econom¨ªa.
Las recetas de los partidos pr¨¢cticamente son iguales. La coalici¨®n gobernante que lidera desde abril el controvertido Yoshiro Mori pretende seguir la senda marcada por el fallecido ex primer ministro Keizo Obuchi: m¨¢s inyecci¨®n de dinero a obras p¨²blicas (ya se han destinado 200.000 millones de d¨®lares) y agricultura; proseguir el saneamiento del sistema bancario, roto en mil pedazos tras el estallido de la econom¨ªa de burbuja; abrir m¨¢s el mercado, emprender t¨ªmidas reformas en el campo fiscal y educativo y desarrollar mucho m¨¢s las nuevas tecnolog¨ªas para tratar de acortar la distancia con EE UU.Son m¨¢s intenciones que realidades para enderezar el rumbo tras siete a?os de estancamiento y dos de recesi¨®n. Buenas noticias para el Gobierno: la econom¨ªa creci¨® por primera vez medio punto en el pasado ejercicio fiscal (marzo 1998-marzo 1999) y en el primer trimestre de este a?o lo hizo un 2,4%. Pero el consumo sigue at¨®nico. Se habla de subir los baj¨ªsimos tipos de inter¨¦s, que no superan el 0,4% a tres meses. La deuda p¨²blica nipona es la m¨¢s elevada del mundo. Representa aproximadamente el 130% del PIB. En s¨®lo un a?o se ha disparado cerca del 13%. El d¨¦ficit fiscal se aproxima a los dos d¨ªgitos. Jap¨®n no sabe de los criterios de Maastricht. Sufre de deflaci¨®n. Pero contin¨²a siendo el pa¨ªs con m¨¢s alto nivel mundial de ahorro y es netamente acreedor.
El desempleo
El desempleo tiene niveles m¨¢s que aceptables para los c¨¢nones occidentales, pero no para los asi¨¢ticos. Acostumbrado a ser casi testimonial, debido en gran parte al paro encubierto, se precipit¨® hacia arriba en los ¨²ltimos tres a?os hasta llegar a un 4,8%. "Se exagera mucho al decir que la subida del paro significa el fin del empleo garantizado de por vida", comenta un banquero europeo afincado desde hace una d¨¦cada en Jap¨®n. "En realidad, lo que ocurre es que el Gobierno no se atreve a emprender la reforma laboral, lo cual est¨¢ retrasando la salida de la crisis econ¨®mica", afirma. Los despidos son principalmente resultado de jubilaciones o retiros voluntarios. En ocasiones, el trabajador es reciclado a diferentes empresas.
Si en la econom¨ªa no est¨¢ claro el rumbo, tampoco en la pol¨ªtica. Jap¨®n quiere construir un modelo propio sin saber muy bien cu¨¢l. A finales del siglo XIX, en plena era Meiji, el objetivo era convertirse en una naci¨®n rica, dotada de un Ej¨¦rcito fuerte. Tras la derrota en la ¨²ltima guerra mundial se inicia la reconstrucci¨®n econ¨®mica y se apuesta por la democracia occidental, pero tamizada con el filtro oriental. Ahora, en medio de la crisis, sin ning¨²n partido capaz de liderar, se apunta vacilantemente hacia Gobiernos de coalici¨®n. "Mientras Europa apuesta por la socialdemocracia, Jap¨®n lo hace por el centro derecha", observa un diplom¨¢tico occidental.
El PLD no es ya referente de nada, aun a pesar de que con la excepci¨®n de 10 meses (en 1993) ha monopolizado el poder durante medio siglo pese a la corrupci¨®n, de la que no se han visto exentas las dem¨¢s formaciones. "Est¨¢ impregnada en la cultura pol¨ªtica nipona tanto como la herencia de cargos", comenta un analista extranjero. La hija de Obuchi lucha por el esca?o de su padre. Una tercera parte de los esca?os parlamentarios pasa de una generaci¨®n familiar a otra.
Para acrecentar m¨¢s la confusi¨®n del elector, los ¨²ltimos siete a?os han sido escenario de coaliciones de toda clase. El PLD ha formado Gobierno con tr¨¢nsfugas del partido, pero tambi¨¦n con la oposici¨®n socialista. El a?o pasado pact¨® con el religioso Nuevo Komeito, ligado a la poderosa secta budista Soka Gokkai. En una naci¨®n donde la Constituci¨®n proh¨ªbe el Estado confesional y est¨¢ a¨²n a flor de piel la sensibilidad espiritual del pasado imperial, esa decisi¨®n no ha ahorrado la pol¨¦mica.
Tampoco la principal formaci¨®n de la oposici¨®n, el Partido Dem¨®crata, puede ser referente de grandes cosas. Tiene menos de cinco a?os de vida. Es una amalgama de diputados liberales y socialistas, con un l¨ªder camale¨®nico y un programa tan ambiguo como el de los dem¨¢s. Los socialistas est¨¢n en crisis de identidad y s¨®lo los comunistas parecen acercarse a las preocupaciones de la poblaci¨®n, cada vez m¨¢s anciana. El ritmo de envejecimiento es el m¨¢s r¨¢pido del mundo. En 2050, el 32,3% de los japoneses ser¨¢ mayor de 65 a?os, comparado con el 17,2 % actual. Exigir¨¢ no s¨®lo profundas reformas en el sistema de pensiones, sino tambi¨¦n cambios en la f¨¦rrea pol¨ªtica de inmigraci¨®n. ?Cu¨¢l ser¨¢ el futuro? Nadie lo sabe, pero en cualquier caso los japoneses se cuidar¨¢n de que sea traum¨¢tico. "Los cambios en este pa¨ªs son siempre lentos", observa un embajador europeo.
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