Un pol¨¦mico primer ministro
Yoshiro Mori ha irritado a no pocos y divertido a otros cuantos de sus conciudadanos por frases y gestos pol¨¦micos en apenas tres meses como primer ministro. El ¨²ltimo, d¨ªas antes de las elecciones de hoy, al reclamar a los indecisos que se abstengan de votar porque as¨ª beneficiar¨¢n las posibilidades de triunfo del Partido Liberal Dem¨®crata (PLD).Mori est¨¢ bajo m¨ªnimos de popularidad. Podr¨ªa convertirse en uno de los primeros ministros m¨¢s breves de la historia del pa¨ªs despu¨¦s de Sosuke Uno, que estuvo al frente del Gabinete apenas 60 d¨ªas en 1989. La proximidad de la cumbre del G-7, a finales de julio en la isla de Okinawa, quiz¨¢ le salve.
No pocos observadores creen que las supuestas meteduras de pata cometidas por Mori son voluntarias, a excepci¨®n del olvido protocolario que tuvo en el funeral de Keizo Obuchi, al inclinar la cabeza s¨®lo dos y no tres veces como marca la tradici¨®n nipona ante las cenizas de su antecesor y amigo.
Evocar la figura divina del emperador es materia de esc¨¢ndalo despu¨¦s de que Hirohito renunciara a ese derecho tras la derrota del imperio del sol naciente en 1945. Es abrir la caja de Pandora, donde siguen escondidas las atrocidades que el Ej¨¦rcito nip¨®n cometi¨® principalmente en China, Corea y Filipinas. Mori hizo un extra?o juego de palabras el mes pasado en una reuni¨®n de una organizaci¨®n sinto¨ªsta al afirmar que Jap¨®n es "una naci¨®n divina en cuyo centro se encuentra el emperador". Tal vez pretendi¨® ganarse simplemente el apoyo electoral de los sacerdotes sinto¨ªstas, muchos de los cuales siguen considerando al emperador como una figura divina y no como un s¨ªmbolo del Estado.
Tambi¨¦n Mori hizo una alusi¨®n al pasado durante la campa?a electoral al utilizar un t¨¦rmino en desuso que se empleaba antes de la guerra mundial en Jap¨®n para describir la unidad nacional. Y a¨²n tuvo otra actitud pol¨¦mica al hacer un comentario bastante ambiguo sobre la invasi¨®n nipona a China.
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