Un gigante de barro en pol¨ªtica exterior
Keizo Obuchi abrigaba antes de morir la idea de presentarse como portavoz de los valores de Asia ante los dem¨¢s socios en la cumbre del G-7 a finales de julio en Okinawa. Se ignora si lo har¨¢ o si estar¨¢ capacitado su sustitutoYoshiro Mori, en el supuesto de que siga como primer ministro. Jap¨®n contin¨²a siendo un gigante de barro en pol¨ªtica exterior. La d¨¦cada de los noventa fue un constante ejercicio de indecisi¨®n agravado por la crisis econ¨®mica. Ahora Tokio vuelve a hablar de exigir mayor protagonismo internacional y de tener una representaci¨®n permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Est¨¢ al frente de la Unesco y de la oficina de refugiados de la ONU (Acnur) y ha intentado sin demasiada fe aspirar a la direcci¨®n del Fondo Monetario Internacional (FMI). Adem¨¢s, ha tenido una t¨ªmida presencia en la fuerza de la ONU en Camboya y en el golfo P¨¦rsico. Es el principal proveedor mundial de ayuda p¨²blica por delante de EEUU pese a la crisis econ¨®mica y a las cr¨ªticas de aprovechamiento directo, que se han visto algo frenadas con la ejecuci¨®n de programas m¨¢s humanitarios que de infraestructura. Su papel en la crisis financiera de hace tres a?os en el sureste asi¨¢tico no fue de vanguardia. Sin embargo, m¨¢s tarde contribuy¨® con casi 80.000 millones de d¨®lares. Lanz¨® la idea de crear un FMI asi¨¢tico, lo que suscit¨® no pocas reservas en Washington. Sus referentes son EE UU y China.
Un Ej¨¦rcito moderno
Jap¨®n quiere modernizar su Ej¨¦rcito e incrementar el presupuesto militar para el que, oficialmente, se destina s¨®lo el 1% del PIB, aunque es bastante m¨¢s alto que ese porcentaje. El mar de China es para los japoneses una fuente de gran inestabilidad que puede poner en peligro en el futuro la ruta del petr¨®leo del que Jap¨®n se abastece en los pa¨ªses ¨¢rabes.
El nacionalismo est¨¢ actualmente bajo sordina pese a que una de sus principales voces, Shintaro Ishihara, obtuvo un rotundo ¨¦xito en 1999 al convertirse en gobernador de Tokio como independiente tras abandonar las filas liberales. "Cuando un pa¨ªs entrega su defensa a mercenarios est¨¢ perdido", ha dicho el pol¨ªtico ex liberal en alusi¨®n a la presencia de cerca de 30.000 soldados norteamericanos en varias bases a lo largo y ancho de Jap¨®n. La factura japonesa para el mantenimiento de las instalaciones se ha incrementado considerablemente esta d¨¦cada. El Gobierno quiere pagar menos, pero no habla de querer cerrar las bases.
Tokio no contempla por el momento establecer relaciones con Corea del Norte. Aunque respalda la reunificaci¨®n de la pen¨ªnsula coreana y ha aplaudido los avances obtenidos en la cumbre entre los l¨ªderes del Norte y del Sur, es partidario de que Washington no rebaje su presencia militar en Corea del Sur.
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