La consejera an¨®nima
Un d¨ªa, de regreso de La Moncloa donde hab¨ªa despachado con Felipe Gonz¨¢lez, el a¨²n ministro de Trabajo Manuel Chaves cit¨® a sus dos colaboradores m¨¢s estrechos.-Nos vamos a Andaluc¨ªa, les dijo.
-Querr¨¢s decir que te vas a Andaluc¨ªa.
-No. Nos vamos a Andaluc¨ªa los tres.
Chaves lleg¨® a Andaluc¨ªa con el encargo de pelear por la presidencia de la Junta. Y con ¨¦l, su mano izquierda y su mano derecha, esto es, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n y Concepci¨®n Guti¨¦rrez del Castillo. El embri¨®n del gabinete del ministro se instal¨® tambi¨¦n en el primer Consejo de Gobierno de Chaves, despu¨¦s de exprimir el cuentakil¨®metros del autob¨²s electoral por la comunidad. A Gri?¨¢n le encarg¨® la gesti¨®n sanitaria -un ¨¢rea t¨¦cnica, al igual que en el Ministerio-; a Guti¨¦rrez la nombr¨® titular de Presidencia. De nuevo, el ¨¢rea pol¨ªtica, la mano derecha.
Una elecci¨®n que, a la postre, m¨¢s de uno consider¨® desatinada por la biso?ez de la consejera en los tejemanejes pol¨ªticos. Si el perfil id¨®neo de un titular de Presidencia es Gaspar Zarr¨ªas, plantean, Concha Guti¨¦rrez era su ant¨ªtesis. Cuando concluy¨® la legislatura, casi podr¨ªa afirmarse que la mano derecha del presidente era la m¨¢s desconocida por los andaluces.
La opini¨®n sobre ella cambia notablemente conforme se indaga en su entorno. Destacan, entre otras cualidades, su capacidad de an¨¢lisis pol¨ªtico, su conocimiento del partido socialista y una vocaci¨®n por la pol¨ªtica innata. Tres rasgos que tambi¨¦n definir¨ªan a Zarr¨ªas. Algo falla entonces entre la visi¨®n cercana, tambi¨¦n m¨¢s apasionada, y la externa, m¨¢s distante.
Hay dos razones que podr¨ªan explicarlo. Una: la discreci¨®n. Algo ya natural en su personalidad, que probablemente se acentu¨® durante su etapa de jefa de gabinete del ministro de Trabajo. Si algo debe prevalecer en ese puesto, sostiene un antiguo cargo socialista, es la discreci¨®n. La segunda es la gran contradicci¨®n que vive la nueva consejera de Obras P¨²blicas y Transportes, 46 a?os, casada, desde que entr¨® en la carrera de los cargos p¨²blicos. Un debate, que desde fuera se presume atroz, al enfrentar su devoci¨®n por la pol¨ªtica y su p¨¢nico por la exhibici¨®n p¨²blica. Se cuentan con una mano las entrevistas que concedi¨® durante su etapa al frente de Presidencia (1990-94). Suya es la frase (no literal) de que no pensaba destrozar la legislatura por un titular period¨ªstico.
Algunos antiguos compa?eros creen que tal actitud obedece a una mezcla de timidez e inseguridad que la paraliza ante un foco, como tambi¨¦n la intimida una comparecencia parlamentaria. Aunque en su desconfianza con los medios tambi¨¦n influye cierto af¨¢n por preservar su intimidad. Gente muy cercana a ella cree que ser¨ªa feliz si pudiera obrarse el milagro de ser una consejera an¨®nima, sin rostro identificable, que har¨ªa sus deberes con aplicaci¨®n y disciplina (dos rasgos que la caracterizan) y luego se ir¨ªa a su casa a relajarse encuadernando libros -una afici¨®n que descubri¨® en Bruselas durante su etapa como delegada de la Junta de Andaluc¨ªa- o ley¨¦ndolos. O trazando un nuevo sendero con guijarros en el jard¨ªn.
De hecho obra as¨ª siempre que puede. Como consejera de la Presidencia la recuerdan encerrada en el Palacio de San Telmo hasta 14 horas diarias, con su bol¨ªgrafo y sus folios blancos. Incansable, exigente, agotadora. La consejera es muy severa, muy cr¨ªtica, implacable a la hora de exigir a los dem¨¢s porque lo cierto es que tambi¨¦n ella se exprime al m¨¢ximo. Hace poco apabull¨® a un compa?ero que le hab¨ªa preguntado algo que ignoraba sobre la ley de Carreteras. "Te lo digo ma?ana", replic¨®. Al d¨ªa siguiente casi pod¨ªa reproducir art¨ªculo por art¨ªculo. "La he repasado hasta las dos de la ma?ana", explic¨®. Cada ocupaci¨®n es como el gran reto de su vida. Una tenacidad que ya apuntaba de ni?a, como una de las mayores de seis hermanos, criados a caballo entre Linares y Ja¨¦n. Muy responsable, aplicada en los estudios y mandona.
El resto de su traves¨ªa vital mantiene esa l¨ªnea poco dada a las travesuras. Del colegio de monjas a la Facultad de Derecho, primero en Granada y despu¨¦s en Madrid, donde se le despert¨® la curiosidad pol¨ªtica. Tambi¨¦n convencional en su curr¨ªculo socialista fue su primer trabajo en un bufete madrile?o como abogada laboralista y, despu¨¦s, su plaza de inspectora de Trabajo. S¨®lo una breve estancia en la Embajada de Canad¨¢ (habla franc¨¦s e ingl¨¦s), como agregada laboral, se sale un poco de esta trayectoria cl¨¢sica del actual cargo socialista. La salida al exterior tambi¨¦n le acentu¨® el inter¨¦s por los asuntos internacionales, reforzados tras sus cinco a?os en Bruselas, donde imprimi¨® mayor peso a la delegaci¨®n de la Junta y canaliz¨® las preocupaciones del Gobierno andaluz hacia el Parlamento europeo en asuntos estrat¨¦gicos como la negociaci¨®n de la OCM del aceite de oliva.
La ¨²nica excentricidad, bromea un antiguo compa?ero de San Telmo, es que llevaba un solo pendiente, por lo general, voluminoso. El por qu¨¦ tiene algo de infrecuente pero nada de extravagancia. A la ni?a Guti¨¦rrez, por m¨¢s que porfiaban en perforarle uno de sus l¨®bulos, se le cerraba como por arte de magia. As¨ª que, cuando son de pellizco, se pone dos. Y si tienen que atravesar el l¨®bulo, uno.
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