No las veo claras
PEDRO IBARRA
No veo claras la intenciones del PP. No resulta evidente que, caso de que el PNV cambie de conducta, ellos -el PP del Pa¨ªs Vasco y el Gobierno Aznar- vayan a cambiar a su vez de actitud, aceptando por ejemplo entrar en las rondas de conversaciones propuestas por el lehendakari.
No s¨¦ muy bien qu¨¦ es lo que hubiese pasado si Ibarretxe, en la reuni¨®n del jueves, hubiese mostrado inequ¨ªvocos signos de arrepentimiento, hubiese abjurado de sus pompas y veleidades nacionalistas y hubiese afirmado que ¨¦l ni siquiera sabe d¨®nde est¨¢ la villa de Lizarra. ?Qu¨¦ es lo que hubiese dicho, y hecho como consecuencia de ese decir, el presidente y su portavoz? Pues, la verdad, creo que no hubiese pasado nada. Se hubiesen limitado a felicitar al lehendakari por parecerse cada vez m¨¢s ellos (al PP, se entiende). Y punto.
Efectivamente, si se analiza con cierto detenimiento cu¨¢les son las exigencias del PP respecto al PNV, ¨¦stas se podr¨ªan sintetizar en la idea de que no existe ni ha existido ni existir¨¢ ning¨²n conflicto pol¨ªtico nacional en el Pa¨ªs Vasco. Por un lado, dicen, existe una banda de gente violenta y por otro unas instituciones pol¨ªticas que expresan el nivel de autogobierno deseado por la poblaci¨®n y que son las adecuadas para tratar la pol¨ªtica cotidiana, la ¨²nica discutible. Si, siguiendo con su razonamiento, esto es as¨ª, lo ¨²nico que tiene que hacer PNV es volver a esa armoniosa cotidianeidad del Estatuto. Y si vuelve a lo natural, a lo autoevidente, parece absurdo tener que hablar de nada. Dialogar implicar¨ªa aceptar la existencia de un problema que debe ser tratado. Sino hay problema, el di¨¢logo sobra.
O sea que cuando cre¨ªamos que si el PNV se portaba bien el PP iba a corresponder, echando unas parrafadas pol¨ªticas con el lehendakari, parece que nos equivoc¨¢bamos. Por supuesto que el PP tiene perfecto derecho a pensar que con el Estatuto y con la Constituci¨®n se acabaron para siempre los problemas y las insuficiencias pol¨ªticas derivadas de las demandas de autogobierno de una determinada regi¨®n espa?ola. Tiene perfecto derecho a pensarlo (y por supuesto, a equivocarse ); pero no parece demasiado justo que no sean muy claros en ese pensamiento; que nos hagan creer, de forma mas o menos impl¨ªcita, que si los otros cambian, ellos tambi¨¦n har¨¢n algo al respecto . Tendr¨ªan que dejar claro de un vez por todas que hagan lo que hagan lo otros, ellos no van a hacer nada. Y dejar claro que ellos no van a hacer nada porque expresan el Bien permanente y los otros -ahora confundidos por el mal soberanista- lo ¨²nico que tiene que hacer es romper con el Mal y acercase y someterse a luz del Bien que ellos representan.
Me gustar¨ªa comentar sobre lo equivocados que est¨¢n los populares en sus apreciaciones. Por ejemplo, recordarles algo tan sencillo como que no se puede confundir las cantidades con las cualidades. Es decir, que la existencia de un muy grave (calidad) problema de violencia, no provoca la desaparici¨®n de otros (cantidad) problemas pol¨ªticos, como por ejemplo el impedir que un refer¨¦ndum decida sobre si existe, o no, el sujeto colectivo nacional vasco. O que el que existan varios (cantidad) problemas -violencia, inmovilismo pol¨ªtico, deseo mayoritario de m¨¢s autogobierno- no quiere decir que se equiparen ¨¦ticamente (calidad) todos esos problemas. Ni confundir realidad con los deseos. As¨ª, el que la conexi¨®n entre conflicto pol¨ªtico nacional y violencia sea una conexi¨®n nada inevitable, y s¨ª muy indeseable, no quiere decir que tal conexi¨®n no exista. Existe . Y el problema debe ser resuelto teniendo en cuenta su existencia.
A veces estas confusiones son tan evidentes que sorprende que un partido como el PP, tan grande y con gente tan sesuda, pueda caer en ellas. En todo caso, a lo que iba es que, al margen de errores y confusiones, lo que s¨ª debiera el PP decir contundentemente es que, aunque lo malos vuelvan a la bondad, nada va cambiar. Aunque no es ni deber¨ªa ser as¨ª, es mejor que as¨ª se diga.
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