El primer rev¨¦s del h¨¦roe
El penalti fallado por Ra¨²l marca un punto de inflexi¨®n en una carrera plagada de ¨¦xitos y halagos

Camacho orden¨® un cambio en el minuto 77 del partido contra Francia. La selecci¨®n se ahogaba. Perd¨ªa 1-2, y el adversario hac¨ªa sentir su enorme peso. El panel indic¨® que el jugador n¨²mero siete deb¨ªa salir del campo. Se refer¨ªa a Helguera. Pero fue Ra¨²l el que enfil¨® hacia el banquillo. Estaba confundido y regres¨® al partido. Quiz¨¢s fue un reflejo, evocador de su dorsal en el Madrid cuando en la selecci¨®n usa el 10. Quiz¨¢s daba s¨ªntomas de aturdimiento. O tuvo una premonici¨®n y un intento inconsciente por eludir el destino. Ra¨²l sigui¨® en el campo y 13 minutos despu¨¦s el ¨¢rbitro se?al¨® el penalti que marcar¨ªa el episodio m¨¢s triste de su carrera.Si para lanzar un penalti en el minuto 90 de un partido a todo o nada hay que tener mucho coraje, en el caso de Ra¨²l la dosis de valor debi¨® duplicarse. Hab¨ªa fallado tres penaltis de seis esta temporada y eso le pesaba en la conciencia. Tambi¨¦n debi¨® evocar el que fall¨® en la final del Europeo sub-21, contra Italia. Ra¨²l no es un especialista y lo sab¨ªa. Tambi¨¦n sab¨ªa que en el campo no quedaba un lanzador nato de penaltis. Y que ¨¦l, que s¨®lo marc¨® un gol decisivo, en la Copa Intercontinental que gan¨® el Madrid en 1997, deseaba marcar goles hist¨®ricos. As¨ª es que se trag¨® la ansiedad, cogi¨® el bal¨®n y lo puso en el punto de cal. Las posibilidades de un error eran elevadas y Ra¨²l fall¨®. En el vestuario se ech¨® a llorar en silencio o bien maldici¨¦ndose. Sus compa?eros le animaron sin palabras. O le dejaron solo en el momento de mayor frustraci¨®n de su carrera. Su prueba m¨¢s dolorosa.
Ra¨²l lleg¨® a la Eurocopa con el dep¨®sito vac¨ªo. En el primer entrenamiento de la concentraci¨®n de El Saler permaneci¨® tumbado en el c¨¦sped, recibiendo masajes. Padec¨ªa una inflamaci¨®n en el muslo derecho que no le abandonar¨ªa en todo el torneo. Hab¨ªa jugado 5.823 minutos, entre 57 partidos oficiales con el Madrid y cinco encuentros de selecci¨®n. A comienzos de febrero evidenci¨® los primeros s¨ªntomas de cansancio, y as¨ª ha vivido los ¨²ltimos cuatro meses. Regulando su energ¨ªa a lo largo de series interminables de partidos de Liga, Copa, Liga de Campeones, Mundial de clubes y amistosos.
Su participaci¨®n en los cuatro partidos de Espa?a result¨® casi intrascendente, a excepci¨®n del gol que le marc¨® a Eslovenia. Cansado, fuera de su sitio en muchas ocasiones, sin energ¨ªa, el destino parec¨ªa haberlo marcado. En su desventura le acompa?¨® un equipo vacilante. Destacado tanto por sus peque?as gestas individuales como por sus desarreglos. Molina, el portero, fue la primera v¨ªctima. Fran se asemej¨® a un espectro en la banda derecha. Aranzabal no sali¨® de su caparaz¨®n. Guardiola tard¨® en encontrar la sinton¨ªa. De Ra¨²l se esperaba, al menos, la determinaci¨®n para sacar a la selecci¨®n adelante. Pero su aporte se qued¨® en poco y su penalti fallido lo sit¨²a en la larga lista de desdichados de la selecci¨®n, famosos por plasmar en gestos individuales la tradici¨®n apocada del equipo. Ahora Ra¨²l ser¨¢ recordado como Carde?osa en el Mundial de 1978, cuando pifi¨® un gol solo, ante la porter¨ªa de Brasil. O como Salinas y el gol que se perdi¨® contra Italia en el Mundial de Estados Unidos. O como Zubizarreta y ese bal¨®n que se le col¨® entre el guante y el palo, en el Mundial de Francia...
En los ¨²ltimos cinco a?os Ra¨²l ha ganado dos Ligas, dos Copas de Europa y una Copa Intercontinental. Es un l¨ªder natural en los vestuarios. Tras su m¨¢scara de chaval introvertido y t¨ªmido se esconde un car¨¢cter dominante que intimida a sus compa?eros, e incluso a sus t¨¦cnicos. Su autoestima es colosal, alimentada sin freno por el ¨¦xito y los halagos ininterrumpidos. Noticias que casi siempre dieron testimonio de juventud, poder, y gloria. Algo que Ra¨²l frecuent¨® hasta la noche de Brujas, cuando fall¨® el penalti. Esa noche que lo enfrent¨® a un equipo formidable, dirigido por un jugador m¨¢gico llamado Zidane. La noche de su primera gran derrota. El primer rev¨¦s de un futbolista lanzado en progresi¨®n geom¨¦trica. Un aprendizaje largo que quiz¨¢s tuvo contra Francia su culminaci¨®n. La verdadera prueba inici¨¢tica. Esa que conduce al desastre o a la excelencia.
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