El sue?o amarillo de Iv¨¢n Guti¨¦rrez
El Tour2000, a trav¨¦s de los ojos deslumbrados de su corredor m¨¢s joven, el campe¨®n del mundo sub23
Jean Marie Leblanc, grandeza impone, ha convocado a los 180 ciclistas del Tour 2000 en el gran anfiteatro de Futuroscope. Impresionante. Ciclistas, directores, periodistas, comisarios, m¨¦dicos, prensa. Cientos y cientos de personas. El Tour. En el escenario, Leblanc y sus 11 colaboradores m¨¢s directos al frente del Tour. En una de las butacas, todo ojos, Iv¨¢n Guti¨¦rrez, c¨¢ntabro de 21 a?os (cumplir¨¢ 22 en noviembre), ciclista del ONCE, campe¨®n del mundo contrarreloj sub 23, el m¨¢s joven del Tour. Debutante.Leblanc y Pescheux, director de carrera, hablan del Tour, de lo bien que est¨¢ organizado, de cuanta gente moviliza y de lo importante que es el orden y la disciplina. Tambi¨¦n, objetivo principal de la reuni¨®n, pomposamente llamada briefing, recuerda Leblanc lo malo que es el dopaje, la responsabilidad que tienen los corredores de ser buenos porque la credibilidad del ciclismo est¨¢ en juego y lo tonto que ser¨ªa aquel que se dopara teniendo en cuenta que este a?o con los nuevos controles caer¨¢n todos los que quieran hacer trampas. Iv¨¢n Guti¨¦rrez, alto, pelo casta?o claro, ojos claros, alucina desde su ingenuidad. "Ya me hab¨ªan dicho que el Tour era muy grande", dice entrando en el anfiteatro, "pero esto es m¨¢s de lo que esperaba".
A su lado pasan las estrellas. El americano ganador del 99, Lance Armstrong, look cool, aire de despreocupaci¨®n tras las gafas de sol. El alem¨¢n Jan Ullrich, menos gordo de lo esperado, grandote, pecoso y pelirrojo; ya concentrado, nervioso y asediado por decenas de c¨¢maras. El italiano Marco Pantani, tranquilo y sonriente, ya afeitada la perilla, ya hombre Tour. Z¨¹lle, nervioso e indeciso; Olano y Jalabert se sientan con ¨¦l, sus jefes en el equipo. Bartoli, con el pelo pintado a lunares; Vandenbroucke, otro moderno elegante; Virenque, ya nada popular, uno m¨¢s con su traje del Polti; Escart¨ªn, Casero, Heras, Julich... Todos los ciclistas importantes est¨¢n en el Tour. Todos quieren ganarlo.
Concentrado en el pueblo
Iv¨¢n Guti¨¦rrez no sue?a. "No tengo sue?os", dice t¨ªmido. "No me quiero hacer ilusiones, no sea que luego me quede en nada". Que va, que va. Cuando el lunes le dijo su director, Manolo Saiz, que hiciera las maletas para ir al Tour, estaba Iv¨¢n en Llorera de Cay¨®n, concentrado en el pueblo pasiego con los dem¨¢s del equipo, rodeado de vacas y carretera. Y poco m¨¢s. "Ni me lo cre¨ª", dice todav¨ªa ahora, con el aire que tiene aquel que todav¨ªa sigue sin cre¨¦rselo. "No, Iv¨¢n no sue?a con el amarillo", refrenda Saiz, pese a que a Iv¨¢n, magn¨ªfico contrarrelojista, le benefician los primeros d¨ªas, la etapa de hoy en Futuroscope, la contrarreloj por equipos del martes en Nantes. "No, yo tampoco sue?o con que pueda vestirse de amarillo", repite Saiz. Y sin embargo se le ve al director c¨¢ntabro m¨¢s ilusionado que casi nunca. Un brillo juvenil en sus ojos. La alegr¨ªa de haber dado con alguien en quien creer. S¨ª, Saiz recuerda que en 1992 un joven debutante en el ONCE llamado Alex Z¨¹lle, se gan¨® el maillot amarillo en la segunda etapa. "S¨ª, pero Z¨¹lle era otra cosa, un corredor m¨¢s maduro. Iv¨¢n viene a descubrir el Tour, a saber lo que es. Como mucho, sue?o, mejor, pienso, que puede vestir el maillot blanco de mejor joven. Y para eso tambi¨¦n hay muchos candidatos".
Se dice que no es el corredor quien decide, sino que es el Tour el que elige. Dicen los antiguos: el Tour se enamora de los corredores, y ay de aquel, aunque sea bueno, al que el Tour le d¨¦ calabazas. Algunos se presentan a la selecci¨®n como Iv¨¢n Guti¨¦rrez, que quiere caer bien. Lleg¨® con su bicicleta al anfiteatro y sali¨® dando pedales. "S¨¦ competir y voy a salir a darlo todo", anuncia. Otros aparecen como Roberto Heras, un debutante de 26 a?os al que se llevaba tiempo esperando en el Tour. "?El Tour? Pues otra carrera. Somos los mismos que en otras pruebas y la carretera est¨¢ ah¨ª para todos".
Conocer la carrera
La v¨ªa de Iv¨¢n es la que han seguido unos cuantos antes. Inmersi¨®n controlada: conocimiento poco a poco. Primero el llano, la grandeza, el viento, el miedo a las ca¨ªdas, el comportamiento de los rivales. "Y cuando le veamos cansado, cuando se vea que no recupera de un d¨ªa para otro, pues a casa. A lo mejor hasta llega a la monta?a, al Marie Blanque y a Hautacam". Sin af¨¢n de comparaci¨®n: as¨ª se hizo con Indur¨¢in en su tiempo.
Terminada la alocuci¨®n o briefing, Iv¨¢n se va. Saiz se queda. Hay que discutir m¨¢s con el Tour. Hay que hablar de la otra realidad del ciclismo, la que mata los sue?os de los j¨®venes, hay que hablar de la EPO y de poner una fecha de caducidad a las muestras de orina congeladas. Pero eso no le preocupa a Iv¨¢n Guti¨¦rrez. Lo suyo es m¨¢s bonito: va a descubrir el Tour.
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