Problemas y partido pol¨ªtico
Un partido pol¨ªtico es una agrupaci¨®n voluntaria de personas que persiguen unos fines comunes con el objetivo de que aquellos fines se vayan plasmando en la sociedad a trav¨¦s de sus actuaciones pol¨ªticas. Por tanto, dos elementos clave emergen de esta definici¨®n: una asociaci¨®n voluntaria de persona que unen sus voluntades, o que las ponen en com¨²n para tener una "voz" m¨¢s potente; una segunda cuesti¨®n es que esta asociaci¨®n persigue unos fines, unos objetivos p¨²blicos comunes que constituyen la justificaci¨®n del por qu¨¦ de aquella vinculaci¨®n.Proyecto com¨²n y asociaci¨®n de personas constituyen una amalgama que interact¨²a constantemente. Los dirigentes pol¨ªticos han de tener la suficiente sensibilidad y capacidad para rentabilizar al m¨¢ximo el capital humano que supone aquella asociaci¨®n, teniendo en cuenta que la pluralidad y diversidad de la sociedad moderna implica versatilidad y adecuaci¨®n constante a las nuevas realidades, compatibiliz¨¢ndolas con la naturaleza primigenia del partido.
La sociedad actual se caracteriza pues, por su complejidad, diversidad y pluralidad de tal modo que un partido de masas moderno tambi¨¦n ha de ser plural y diversa que refleje la realidad socio-pol¨ªtica en que est¨¢ inmerso. Y ello, en t¨¦rminos pr¨¢cticos, significa que las agrupaciones de ese partido han de tener vida pol¨ªtica interna, lo que implica discutir los problemas que tiene la sociedad. Pero dif¨ªcilmente se pueden discutir aquellos problemas si no se est¨¢ inserto en el tejido social -asociaciones de vecinos, movimientos ecopacifistas, asociaciones de peque?as y medianas empresas, etc¨¦tera- que permita a los afiliados-simpatizantes elevar sus preocupaciones y problemas a las agrupaciones para analizar, discutir y dise?ar propuestas que resuelvan sus problemas. En cualquier caso, esta actividad ha de utilizar el m¨¦todo de ¨®smosis mutua, o sea, de elevar los problemas de los diversos colectivos sociales a nivel pol¨ªtico y sus posibles soluciones -v¨ªa discusi¨®n interna partidista- para retornarlos de nuevo a aquellos colectivos para precisar las soluciones encontradas.
A mi juicio, se encuentra lejos de la realidad la pr¨¢ctica llevada a cabo por el partido socialista en los ¨²ltimos a?os (por supuesto hay honrosas excepciones de car¨¢cter local). Precisamente, el Congreso del PSOE de julio debe significar la puesta al d¨ªa de estas cuestiones b¨¢sicas si queremos que cumpla su funci¨®n gestora de los conflictos, siempre permanentes, de una sociedad democr¨¢tica y lo haga de una forma participativa.
Por otro lado, un partido de masas vinculado realmente a los problemas de la gente puede evitar algo cada vez m¨¢s aterrador que B. Manim ha calificado como la democracia "de audiencia", o sea, un tipo de democracia en la que el Gobierno se halla dominado por los expertos en medios de comunicaci¨®n -?no es ¨¦sta, por casualidad, la democracia que practica el PP?-. Y tambi¨¦n evitar, o al menos poner fuertes cortapisas a la emergencia de lo que G. Sartori (en el libro Homo Videns) ha denominado "hombre post pensamiento", esto es, "incapaz de reflexi¨®n abstracta y anal¨ªtica, fortalecido en el sentido del ver y el fantasear" lo que conlleva a que "las mentes se simplifican mientras el mundo se complejiza".
Esta sociedad medi¨¢tica en que estamos insertos nos insensibiliza hasta de aquellos tozudos hechos de la realidad, que, un partido de izquierdas que generaliza los intereses de la inmensa mayor¨ªa, en especial de los peores situados, deber¨ªa ser m¨¢s cuidadoso y puntilloso. As¨ª, tras el aserto de "Espa?a va bien" del PP se esconden realidades sociopol¨ªticas diversas y confusas. Este "neoliberalismo pepiano a la espa?ola" est¨¢ generando procesos de marginaci¨®n (dichos procesos no son s¨®lo atribuibles al PP) con los consiguientes costes sociales nada despreciables. As¨ª, seg¨²n la OCDE, en un estudio sobre la marginaci¨®n urbana en Espa?a (1995-97) ha detectado que hay 5 millones de espa?oles que viven en barrios desfavorecidos en poblaciones mayores de 20.000 habitantes, lo que significa un 20,2% de la poblaci¨®n urbana y un 12,5% del total nacional -los criterios de desfavorecimiento vienen dados por la pobreza relativa, carencia de estudios y carencia de servicios en la vivienda-. Si a lo anterior le a?adimos los 2,5 millones de parados seg¨²n EPA y 4 millones de trabajadores precarizados, no creo posible replicar las campanas de las bienaventuranzas del "todo va bien", a pesar de reconocer que el empleo est¨¢ creciendo, pero tambi¨¦n la precarizaci¨®n (Espa?a es el pa¨ªs m¨¢s precarizado de la UE).
Todo ello pone de manifiesto la necesidad de recrear el sentido profundo, social y pol¨ªticamente, de lo que ha de ser un partido de izquierdas que sirva a todos, en especial a los que est¨¢n m¨¢s necesitados. A mi juicio no se conseguir¨¢ ese prop¨®sito sin fusionarse realmente a la sociedad, a los diversos colectivos de la misma, sectores sociales m¨¢s desfavorecidos, etc¨¦tera. En este sentido, el partido debe resolver los problemas de la gente y con la gente. Las soluciones burocr¨¢ticas, por arriba, no sirven, pues en el fondo nunca acaban realiz¨¢ndose.
Em¨¨rit Bono es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia
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