El gran d¨ªa de Manolo Saiz
El director del ONCE sinti¨® buenas sensaciones desde que le permitieron vestir de amarillo a sus corredores
"Marcos, levanta el culo"
"La felicidad no se mide". La sentencia es de Manolo Saiz, ayer a las cinco y media de la tarde. "No se puede estar m¨¢s feliz o menos feliz". ?l as¨ª lo entiende, pero diga lo que diga se le ve¨ªa radiante como nunca. Era la victoria del ONCE, s¨ª. Pero por encima de todo era su victoria. La de Manolo Saiz. La de un hombre firme en sus convicciones, meticuloso hasta la m¨¦dula y pol¨¦mico de cuando en cuando.Dice que ayer no era m¨¢s feliz que en otras contrarreloj por equipos del Tour, en las que por una u otra causa siempre hab¨ªa fracasado. Sin embargo, sus ojos le contradec¨ªan. Y tambi¨¦n su mente. Apoyado en la puerta trasera del autob¨²s del equipo, con los pelos de la frente pegados por el sudor ya enfriado, con sus canas en la regi¨®n occipital, y el bol¨ªgrafo cruzado entre los botones de su polo blanco, Manolo Saiz hizo un repaso a su vida como director, a sus historias en el Tour, a sus muchas desilusiones y a los pasajes m¨¢s cr¨ªticos. Era como si narrara su propia carrera en el Tour. Ayer entr¨® el primero en la meta y se visti¨® de amarillo. ?Jalabert? S¨ª, ¨¦l es quien se pone el maillot, pero para Saiz es algo casi propio. Al fin y al cabo era en una contrarreloj por equipos. Su especialidad. Su ni?a bonita. Y su gran espina. Porque, a pesar de su esp¨ªritu detallista y escrupuloso y de haber dejado media vida en la preparaci¨®n de las anteriores contrarreloj por equipos, nunca hab¨ªa ganado en el Tour.
Saiz siempre ha achacado las derrotas pasadas a jugarretas de la mala suerte. Ayer, en cambio, el d¨ªa amaneci¨® distinto. La organizaci¨®n del Tour, la misma con la que ha mantenido en los ¨²ltimos a?os una guerrilla soterrada, permiti¨® por primera vez que el ONCE vistiera de amarillo. ?Una premonici¨®n? ?Un anticipo? Seguro. Y tambi¨¦n un anuncio de un cambio en la relaci¨®n Saiz-Leblanc. "Es un signo de amistad entre el Tour y el ONCE". "Las fotos perduran mucho tiempo. Es la primera vez. No est¨¢ mal. Habr¨¢ que pedir m¨¢s veces en el futuro".
El caso es que el director pensaba que de todos los equipos que hab¨ªa tra¨ªdo al Tour en los a?os anteriores "¨¦ste era el menos claro para ganar la contrarreloj". Y, aun as¨ª, todo le march¨® sobre ruedas. Laurent Jalabert se visti¨® de l¨ªder y el franc¨¦s lo agradeci¨®: "Manolo siempre nos da mucha confianza". "Estoy muy satisfecho, pero todav¨ªa", a?adi¨®, "es el cuarto d¨ªa y no hemos hecho nada de nada". Y no s¨®lo eso. Para m¨¢s gloria de Saiz, el segundo clasificado es del ONCE, David Ca?ada, uno de los hombres clave de la etapa. Y tambi¨¦n el cuarto, Abraham Olano. Y el sexto, y el s¨¦ptimo...
Por supuesto, no falt¨® la an¨¦cdota de los fardos -que se cayeron delante de los corredores poco despu¨¦s de la salida, aunque sin consecuencias-, que le hizo refrescar viejos fantasmas. "Habr¨¢ sido un desalmado", coment¨® el director, entre bromas. Y la penalizaci¨®n de 20 segundos por decisi¨®n de los jueces. Pero al margen de estos detalles, ayer menores, nada priv¨® a Saiz de su gran d¨ªa. ?l, como siempre, lo ten¨ªa todo bajo control. Siempre hay algo que le distingue del resto. Esta vez, reparti¨® auriculares a los nueve corredores y dio instrucciones personalizadas a todos y cada uno. No call¨®. "Todav¨ªa no me han dicho nada, pero en el hotel seguro que me echan la bronca".
Por si fuera poco, tambi¨¦n us¨® el altavoz para hacerse o¨ªr en casos extremos, como cuando Serrano se quedaba descolgado en el puente. Al director no le val¨ªan deserciones. "?Marcos, levanta el culo!", grit¨® al corredor, entre otras frases.Tensi¨®n, como siempre. Manolo Saiz puso nervioso hasta al seren¨ªsimo Marino Lejarreta, que iba en el mismo coche. No calm¨® el nervio ni al terminar la etapa, con la victoria ya en la mano. Desoy¨® el alto que le dio un gendarme y por poco lo atropella para llegar cuanto antes al autob¨²s del equipo. El polic¨ªa le persigui¨® cien metros a pie, dio varios golpes al coche, rabi¨® un rato y cuando vio que una marea humana se abalanz¨® sobre Manolo Saiz le pareci¨® suficiente escarmiento.
Lleg¨® entonces el bendito agobio que buscan todos los directores en el Tour. Iv¨¢n Guti¨¦rrez, el chaval, que se hab¨ªa encontrado all¨ª con su novia, Alicia, no daba cr¨¦dito. "?Que hemos ganado una etapa en el Tour!", repet¨ªa el joven ciclista.
Tras hablar largo rato por tel¨¦fono con el presidente del ONCE dentro del autob¨²s, Manolo Saiz se dej¨® interrogar. Y dijo lo que ten¨ªa guardado desde mucho tiempo atr¨¢s. "Llevo 12 a?os demostrando cosas y la gente me sigue criticando. ?Qu¨¦ es eso? ?Idiotez personal de algunos?", respondi¨® a las primeras de cambio. Y sigui¨® reivindic¨¢ndose: "Hemos ganado demasiadas cosas en la vida. Con otro nombre dir¨ªan que somos la gloria de la d¨¦cada. Hay que tener en cuenta que hemos convivido con la era Indur¨¢in, y hemos sobrevivido a ella".
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