El truco del garapullo

Los garapullos, tambi¨¦n llamados avivadores -porque lo son- o sencillamente banderillas sin darle m¨¢s vueltas al vistoso artilugio, a veces no se utilizan para lo que fueron concebidos sino que sirven de truco. Y consiste en pretender rascarle al p¨²blico unos aplausos que de otra forma los llamados matadores-banderilleros ser¨ªan incapaces de conseguir.El truco del garapullo lo utilizaron El Fundi y Juan Jos¨¦ Padilla, con tanto desahogo que se les ve¨ªa venir. Y el p¨²blico pamplon¨¦s, que de tonto no tiene un pelo, no se dej¨® impresionar y midi¨® sus escaramuzas banderilleras como se merec¨ªan; o sea, bien poco.

Al truco a?adieron El Fundi y Juan Jos¨¦ Padilla una descortes¨ªa con V¨ªctor Puerto, tercer espada del cartel, pues al no ser banderillero (ni falta que le hace) lo dejaron de mir¨®n. As¨ª que El Fundi, ya en el primer toro, le cedi¨® los palos garapullos a Juan Jos¨¦ Padilla para que prendiese un par (bastante malo) y Juan Jos¨¦ Padilla correspondi¨® en el segundo cedi¨¦ndole los palos a El Fundi para que ambos hicieran el rid¨ªculo.

Alguien debi¨® advertirles del desaire reincidente que estaban cometiendo con V¨ªctor Puerto, o a lo mejor fue el propio diestro, que ven¨ªa de hacer un quite, y Juan Jos¨¦ Padilla reaccion¨® ofreci¨¦ndole los palos con grandes aspavientos sabiendo que no los iba a aceptar.

Tampoco extra?aron semejantes modos. A fin de cuentas, no es precisamente torer¨ªa lo que les sobra a estos tremendistas. Un torero jam¨¢s habr¨ªa empleado esos modos, ni las formas que se gastaron luego, cuando correspond¨ªa banderillear y torear de verdad.

El banderilleo lo ejecutaron El Fundi y Juan Jos¨¦ Padilla, tanto en los toros de las cesiones como en los que acribillaron solos, con grave ofensa a la suerte banderillera y a todos cuantos la elevaron a la categor¨ªa de arte, desde el Gordito ac¨¢. Y el p¨²blico pamplon¨¦s ni se lo agradeci¨® ni nada, con lo cual no consiguieron el prop¨®sito de encandilarlo y sacarle un ¨¦xito que de ning¨²n modo merec¨ªan.

El uso que le dieron despu¨¦s a la pa?osa ofende tambi¨¦n al arte de C¨²chares. No es que los toros de Partido de Resina desarrollaran esa pastue?a boyant¨ªa que permite recrear el toreo, pero tampoco sacaron ninguna maldad que justificase aquellos trasteos sin orden ni concierto, ventajistas y destemplados, astrosos y pl¨²mbeos que perpetraron ambos virtuosos del falso garapullo. Y obtuvieron lo peor que le puede ocurrir a un torero: la absoluta indiferencia del p¨²blico.

Al p¨²blico pamplon¨¦s parec¨ªa traerle sin cuidado lo que pudiesen hacer Juan Jos¨¦ Padilla -incluidas sus largas cambiadas a porta gayola- y El Fundi; como si se operaban. Y tir¨® por donde suele en similares casos, que es cantar a todo pulm¨®n el Vals de Astr¨¢in, y corear Paquito el Chocolatero y La chica ye-ye. Por cierto: estas ¨²ltimas piezas de su variado repertorio, que los mozos de las pe?as suelen cantar con potente y bien timbrada voz, las desafinaron en la presente ocasi¨®n, por lo cual se les pone un cero y que no se vuelva a repetir.

Con un poco de sentido com¨²n y de toreo buenoV¨ªctor Puerto podr¨ªa haber alcanzado un triunfo memorable, aunque s¨®lo fuera por comparaci¨®n. Pero que si quieres arroz... V¨ªctor Puerto, que demostr¨® su calidad en varias intervenciones con capote y muleta, est¨¢ inseguro, puede que falto de moral, seguramente equivocado en su empe?o de mezclar los lances de escuela con innecesarios ademanes dirigidos a la galer¨ªa.

Su primera faena la inici¨® Puerto en el platillo con el pase cambiado por la espalda, molinete de rodillas, derechazos en la misma posici¨®n. Y, hecho el alarde, se le acabaron las ideas y el temple, que pretendi¨® suplir con cambios de mano, adornos, posturas; nada sustancial en realidad. El sexto se le quedaba corto y tampoco alleg¨® recursos para embarcarlo en una faena de mediano fundamento. Est¨¢ cortando muchas orejas en otros pagos V¨ªctor Puerto, pero uno le ve en horas bajas. En fin, ya se recuperar¨¢, pues ah¨ª hay torero. Y, adem¨¢s, no le da por el garapullo.