El Tour de los espa?oles
Los dos coches estaban pegaditos en la l¨ªnea de meta. Dos Fiat Marea iguales, como dos gotas de agua si no fuera por las pegatinas. Y por las caras de sus ocupantes. Uno era el coche del ONCE, con Manolo Saiz y Abraham Olano dentro. El otro, el del Banesto, con Eusebio Unzue en el asiento de delante, prepar¨¢ndose un bocadillo de chorizo. Y Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, de pie, dando botes, al lado. Alegr¨ªa. Son dos de las caras del ciclismo espa?ol de ayer. Otra la ofrec¨ªa Juan Fern¨¢ndez, que aunque su equipo sea franc¨¦s, tambi¨¦n tiene a Beloki, ayer protagonista bueno, y a Casero tambi¨¦n; y el Mapei del Beltr¨¢n que record¨® al alegre jiennense del 97, el que le marcaba el ritmo a Olano. La m¨¢s jubilosa, claro, era la del Kelme, a quienes les hab¨ªa ca¨ªdo un triunfo de etapa, quienes tambi¨¦n hab¨ªan sido protagonistas con Heras y Escart¨ªn. No, no es la Vuelta a Espa?a, aunque el maillot de lunares de rey de la monta?a lo vista Otxoa, y el blanco de joven le haya pasado a los hombros de Mancebo, aunque entre los 20 primeros de la clasificaci¨®n general haya nueve espa?oles; aunque entre los 11 primeros de la etapa entraran siete espa?oles. No, no, es el Tour que acaba de vivir su primer d¨ªa decisivo.Y all¨ª estaban, Saiz y Ech¨¢varri, el reverso del reverso de la moneda de la contrarreloj de Saint Nazaire. Hab¨ªa diferentes estados de ¨¢nimo, pero no por ello resquemores ni dudas. "No, claro que no me arrepiento de haber cedido el maillot amarillo de Jalabert el otro d¨ªa: tres d¨ªas m¨¢s de amarillo no habr¨ªan cambiado el Tour del ONCE", dice Saiz. "Ser¨ªa como arrepentirme de la preparaci¨®n que hemos llevado, del riesgo que corrimos concentr¨¢ndonos en lugar de competir en mayo y junio".
Ech¨¢varri, ¨¦l, no olvidaba la contrarreloj de Saint Nazaire, aunque no quer¨ªa ponerse en la piel del que calcula qu¨¦ habr¨ªa pasado si Z¨¹lle no hubiera perdido cuatro minutos. No. Ech¨¢varri, no lo olvidaba pero no quer¨ªa pensar en ello.
Ech¨¢varri, veterano director, el hombre m¨¢s Tour que haya en el mundo, seis victorias, Delgado, Arroyo, Indur¨¢in entre sus manos, ese Ech¨¢varri al que todos piden unas gotas de filosof¨ªa ciclista todos los d¨ªas, estaba feliz porque Mancebo, su Mancebo, la ni?a de sus ojos, hab¨ªa hecho una gran etapa, le hab¨ªa preguntado al Tour si le amaba un a?o m¨¢s y la respuesta hab¨ªa vuelto a ser s¨ª. "Es la mejor noticia", dice. "Mancebo ha confirmado todo". Y ense?a su tel¨¦fono m¨®vil. Un mensaje. "Me lo envi¨® Paquito cuando le felicit¨¦ por su victoria en el Peyresourde, en la ruta del Sur. Mira lo que dice: 'Gracias por la felicitaci¨®n. Espero poderte dar m¨¢s motivos cuanto antes'. Y mira qu¨¦ pronto lo ha hecho". S¨ª, estaba feliz con el Tour, por primera vez en bastante tiempo, Ech¨¢varri. "Y al final yo ten¨ªa raz¨®n: El Tour de 2000 ser¨¢ blanco para el Banesto". Claro Mancebo viste el maillot blanco. El mejor joven. Una prenda que no piensa devolver.
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