James Brown, escaso de voz, ofrece una fr¨ªa actuaci¨®n en Ourense
Iggy Pop se gana a los veintea?eros en el festival Santirock
El ¨²nico concierto en Espa?a de James Brown result¨® un tanto decepcionante. Ante 7.000 personas reunidas el jueves en el campo de Os Remedios de Ourense, Brown, arropado por un convincente espect¨¢culo, demostr¨® que, a los 67 a?os, su garganta no es la de antes. Todo lo contrario que otro veterano, Iggy Pop, que lograba a la misma hora ganarse a los veintea?eros del festival Santirock. La Iguana desafi¨® el fr¨ªo de la noche en un espect¨¢culo muy sobrio desde el punto de vista t¨¦cnico y esc¨¦nico, pero cargado de electricidad.
No hubo alarde de acrobacias -?qui¨¦n puede esperarlas de un hombre que roza los 70 a?os?- y Brown tambi¨¦n ha perdido energ¨ªa en la voz, pero el escenario, con una veintena de int¨¦rpretes entre m¨²sicos, coros y bailarinas, estuvo siempre animado. Mr. Dinamita no lo abandon¨® en las dos horas de actuaci¨®n, aunque frecuentemente cedi¨® el primer plano a sus acompa?antes, y dio pruebas de buena forma con algunos trotillos de baile. No lleg¨®, sin embargo, a calentar al p¨²blico, que ni siquiera respondi¨® cuando, tratando de estimularle, desde arriba le preguntaron si quer¨ªa m¨¢s. As¨ª que no hubo bises y la despedida result¨® un punto fr¨ªa, como todo el montaje del espect¨¢culo, m¨¢s pr¨®ximo a la est¨¦tica de Las Vegas que al coraz¨®n de Ourense.
Cuando los teloneros Os Currunchos hicieron mutis, un operario se encaram¨® al escenario para colgar una discotequera esfera de destellos de su parte m¨¢s elevada. No hubo m¨¢s aditamentos especiales. La sencillez tecnol¨®gica marc¨® la escenograf¨ªa. "?James Brown, James Brown, James Brown!...", gritaba sobre la sinton¨ªa de la orquesta un speaker enfundado en frac blanco buscando abajo, entre los merodeos orquestales, unos coros que no consigui¨®. Fue la t¨®nica de todo el concierto esa falta de sinton¨ªa, de calor.
Asom¨® al fin la lacia melena negra de Mr. Dinamita vistiendo de raso verdoso con solapas plateadas. James Brown aguant¨® dos horas de paseo por lo m¨¢s florido del soul y del funk, con una paradita en rapeados, incluido el Bailando de Alaska, que interpret¨® una de sus bailarinas, catalana.
Los m¨²sicos menudearon virtuosos solos, como otras y otros int¨¦rpretes complementarios, y todo funcion¨® con dinamismo conjuntado y bien medido. Pero el espect¨¢culo no cal¨® en la audiencia. Cuando se despidi¨® con el esperado Sex machine, pero en versi¨®n sui g¨¦neris, ya se hab¨ªa acabado la cerveza y el personal estaba muy seco. "?James Brown, James Brown, James Brown!... ?Quer¨¦is m¨¢s?". Nadie dijo nada.
La coincidencia con el concierto de Brown rest¨® p¨²blico a la primera jornada del festival Santirock, que concluye ma?ana con las actuaciones estelares de Sonic Youth y Ocean Color Scene. Pero las menos de 10.000 personas que se acercaron en la tarde del jueves al auditorio del Monte do Gozo, en Santiago de Compostela, no quedaron decepcionadas con el despliegue energ¨¦tico de Iggy Pop.
La Iguana se mostr¨® como el de siempre: con el torso desnudo y un pantal¨®n de cuero refulgente desafi¨® la gelidez de la noche en un espect¨¢culo muy sobrio desde el punto de vista t¨¦cnico y esc¨¦nico, pero cargado de electricidad por el car¨¢cter arrollador de un tipo que, a los 53 a?os, mantiene intacta la conexi¨®n con sus ra¨ªces.
Durante la interpretaci¨®n de I wanna be your dog -jaleada por un p¨²blico en el que abundaban chavales que a¨²n no hab¨ªan nacido cuando el tema se compuso-, Iggy se arrastr¨® por el escenario simulando los movimientos de un perro. Luego se encaram¨® a una columna de sonido para contorsionarse entre gestos obscenos.
En una incesante descarga de guitarreo punki, Iggy Pop fue repasando grandes ¨¦xitos, como The passenger o Lust for life, e incluy¨® en el repertorio versiones del cl¨¢sico Shaking all over y del Gloria de Van Morrison.
La Iguana dej¨® su impronta de tipo aut¨¦ntico que no necesita de las megaloman¨ªas esc¨¦nicas tan habituales en los grandes dinosaurios de su generaci¨®n para conectar con la muchachada que creci¨® con el grunge.
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