La perversi¨®n del sistema MARGARITA GARC?A SEBASTI?N
Hablamos en otro art¨ªculo sobre la urgencia de abordar los problemas derivados de la implantaci¨®n de la LOGSE. Pero si lo dicho era urgente, todav¨ªa es m¨¢s urgente en Catalu?a reflexionar sobre el papel que se otorga a la ense?anza p¨²blica en el sistema educativo. El papel b¨¢sico de la escuela es poner al alcance de los nuevos ciudadanos todo aquello que consideramos esencial, los saberes e instrumentos acumulados que una generaci¨®n transmite a la siguiente. Cada familia transmite su patrimonio a sus hijos, pero la sociedad democr¨¢tica se obliga a poner a disposici¨®n de todos el intangible patrimonio del conocimiento. Y con ello, a remover los obst¨¢culos que la desigualdad de origen opone al libre desarrollo humano. Ese papel de la escuela es fundamental para aquellos que, privados de otro patrimonio, tendr¨¢n en la formaci¨®n dada por la ense?anza p¨²blica su ¨²nica riqueza, su ¨²nica posibilidad de enfrentarse al futuro con armas que les permitan ganarse la vida y ser aut¨®nomos y libres. Es, por tanto, esencial garantizar que la ense?anza no sea un negocio, ni una decisi¨®n privada, ni una opci¨®n de los padres, sino una obligaci¨®n y un derecho de todos, como m¨ªnimo hasta los 16 a?os.Y por ello es necesario defender el papel central de la ense?anza p¨²blica en el sistema educativo, definiendo a su vez el lugar que ha de ocupar en ¨¦l la privada, sea o no concertada. Nada que objetar a quienes quieran y puedan comprar en el mercado privado un determinado tipo de ense?anza, pero la obligaci¨®n del Estado para el conjunto de los ciudadanos es garantizar un sistema p¨²blico de la mayor calidad, igual para todos, plural y universal, en el que s¨®lo el m¨¦rito, el talento y el esfuerzo sean los criterios de progreso. A ello se deben dedicar los recursos. Si en alguna ocasi¨®n y por alguna causa los poderes p¨²blicos no est¨¢n en disposici¨®n de atender por sus propios medios esas necesidades, es razonable que concierten con instituciones educativas privadas. Y cuando sea as¨ª, ¨¦stas deber¨¢n regirse por id¨¦nticas normas, aceptando a los alumnos en id¨¦nticas condiciones y someti¨¦ndose a los mismos controles que los centros p¨²blicos. Porque se concierta para garantizar el derecho a ense?anza p¨²blica, porque se financia con los mismos fondos p¨²blicos que todos sufragamos con nuestros impuestos y porque no se concierta un servicio p¨²blico para subvencionar a quienes deseen una ense?anza privada y excluyente para sus hijos.
Pues bien, en Catalu?a no es as¨ª. Los sucesivos gobiernos de Converg¨¨ncia i Uni¨® han seguido un modelo que poco tiene que ver con los criterios expuestos. Se ha aprovechado la entrada en vigor de la LOGSE para profundizar en una pr¨¢ctica que acent¨²a las desigualdades y pervierte la funci¨®n que deber¨ªa cumplir el sistema de conciertos con la ense?anza privada. Veamos: el mayor problema pr¨¢ctico de la LOGSE es que mantiene un solo ¨¢mbito de educaci¨®n para todos los alumnos hasta los 16 a?os, y si ¨¦se es un problema com¨²n para todos los centros, la situaci¨®n se hace mucho m¨¢s grave en la ense?anza p¨²blica. En Catalu?a se ha producido una situaci¨®n en la que los centros p¨²blicos no pueden (y no deben) seleccionar el alumnado, mientras que los concertados gozan de libertad en la pr¨¢ctica para establecer criterios de admisi¨®n y barreras, como la cuota para seleccionar a los alumnos. As¨ª, sucede que el alumnado con menor capacidad adquisitiva, con dificultades, con problemas de integraci¨®n, se ha ido concentrando en los centros p¨²blicos y muchas familias, ante posibles situaciones de conflicto, acaban optando por llevar a sus hijos a la ense?anza concertada. Todo ello, junto con el descenso de la poblaci¨®n en edad escolar, hace disminuir la proporci¨®n de alumnos de ESO escolarizados en centros p¨²blicos, que ven reducidas sus l¨ªneas a?o tras a?o. Una vez atra¨ªda la clientela, se est¨¢ produciendo adem¨¢s una masiva concertaci¨®n de la ense?anza posobligatoria (bachillerato y m¨®dulos), mientras se reducen a¨²n m¨¢s l¨ªneas en los institutos p¨²blicos, desplazando profesores a centenares, sin m¨¢s objeto que consolidar un negocio econ¨®mico e ideol¨®gico privado. S¨®lo hay que ver los presupuestos del departamento, en los que el aumento mayor de partidas se dedica a los conciertos, para comprender que aqu¨ª no hay cambio de orientaci¨®n ni modificaci¨®n de una pol¨ªtica que lleva m¨¢s de 20 a?os modelando el sistema educativo en Catalu?a. La falta de variaciones sustanciales en la anunciada modificaci¨®ndel decreto de matriculaci¨®n es el ejemplo m¨¢s evidente de la inexistencia de cambios en esa direcci¨®n, porque el problema no se soluciona porque nos repartamos unos cuantos inmigrantes. No son ellos los ¨²nicos posibles alumnos conflictivos, ni la causa de la p¨¦rdida de protagonismo de la ense?anza p¨²blica. Es necesario invertir la tendencia si queremos recuperar la funci¨®n democr¨¢tica de la ense?anza. Porque en cuanto ¨¦sta se vea reducida a un nivel subsidiario y asistencial, la ense?anza p¨²blica ya no ser¨¢ un asunto de todos. Si convertimos la ense?anza p¨²blica en una especie de beneficencia, retrocederemos d¨¦cadas y perderemos la gran conquista que para el avance de la igualdad signific¨® un sistema p¨²blico de ense?anza. Pero incluso si queremos hablar en t¨¦rminos de competitividad entre p¨²blica y concertada, s¨®lo con las mismas normas y controles, con las mismas reglas de juego, se dar¨ªan los primeros pasos para ello. Lo que una sociedad no hip¨®crita no deber¨ªa consentir es que la pretendida libertad de elecci¨®n de centros se convierta en mecanismo de exclusi¨®n o de degradaci¨®n de una ense?anza p¨²blica que hoy todav¨ªa mantiene, a pesar de todo, niveles de calidad que resisten comparaci¨®n con la de los m¨¢s prestigiosos centros privados. Nuestra obligaci¨®n es impedirlo. No s¨®lo de los profesores o de los padres, sino de toda la sociedad: de los poderes p¨²blicos, de las organizaciones sociales y pol¨ªticas. Y no con medidas parciales, sino con pol¨ªticas que corrijan las desviaciones de fondo. Porque una de las m¨¢s peligrosas consecuencias del llamado "pensamiento ¨²nico" que domina las sociedades occidentales es justificar lo existente como el ¨²nico modelo v¨¢lido. Primero se construye una realidad y despu¨¦s se argumenta que si existe debe de ser porque la gente lo quiere as¨ª. Aunque a veces resulte dif¨ªcil decir cosas que no est¨¢n de moda, algunos pensamos que, en todo caso, es nuestra obligaci¨®n hacerlo.
Margarita Garc¨ªa Sebasti¨¢n es profesora de secundaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.