Comienza la semana de las migajas
El holand¨¦s Erik Dekker gana su tercera etapa en este Tour con un ataque a tres kil¨®metros
Qu¨¦ ciclista, Erik Dekker. Qu¨¦ cantidad de registros. Gana fugado solo y de lejos (Villeneuve sur Lot); gana fugado en d¨²o y de lejos (en Revel, ante Botero), y gana fugado en d¨²o y de cerca (ayer, ante Aerts, en la ol¨ªmpica Lausana y su cota matadora). En el Tour de los no sprints (s¨®lo tres llegadas masivas ha habido: dos triunfos de Steels, uno de Wust: desde la sexta etapa, todos los d¨ªas fuga al canto), el ciclista holand¨¦s, rodador de potencia, punta de velocidad, resistencia sin l¨ªmites y mucha fe, se ha convertido en el gran triunfador. Tres victorias de etapa. Y cada una de una manera. Y en todo tipo de d¨ªas, frescos, antes de la monta?a, calurosos, despu¨¦s de las monta?as. ?l marca la l¨ªnea de continuidad del Tour 2000: hace recordar que antes de las monta?as, y de las exhibiciones de Armstrong, hubo carrera, y que despu¨¦s la sigue habiendo. Extraordinario Dekker: tres etapas ganadas en el Tour. Ha encontrado la grandeza a los casi 30 a?os, ¨¦l, aficionado muy prometedor, plata en los Juegos de Barcelona. Ha empezado a dar la raz¨®n a los que cre¨ªan en ¨¦l ocho a?os despu¨¦s, justamente a los pocos meses de disponer de su carnet de hematocrito (en un an¨¢lisis de sangre en el Mundial de Verona, a Dekker se le observ¨® un hematocrito superior al 50%. Posteriores investigaciones demostraron que, como Otxoa, Dekker tiene esa tasa de forma natural y no es un indicio de dopaje con EPO).La victoria de ayer fue la m¨¢s impresionante de las tres. Fue un ataque de tal crudeza en el callejeo de Lausana que puso en evidencia a todos los grandes del pelot¨®n. Dej¨® extenuado, por ejemplo, a Jan Ullrich, que asumi¨® personalmente la tarea de caza por encargo de su sprinter Erik Zabel; dej¨® tambi¨¦n sin fuelle al mism¨ªsimo Lance Armstrong, quien, no se sabe si porque pensaba ganar o porque tambi¨¦n quer¨ªa huir del pelot¨®n, estuvo tirando al frente. Zabel, al final, s¨®lo pudo llegar segundo con el mismo tiempo de Dekker, a quien le sobr¨® una bicicleta.
Comenz¨® as¨ª la semana de las migajas. Son d¨ªas que parecen tontos, en los que los aficionados sestean a menos que uno de los suyos aparezca en pantalla, pero que son tan duros como cualquier otro. O m¨¢s. Son los d¨ªas de las cuentas de los insatisfechos. Se ve a los directores de esos equipos por las noches en el hotel, una vez recogidos los postres en la mesa de la cena. Manejan papeles y calculadora. Cogen la hoja amarilla, la de la clasificaci¨®n general, y tuercen el gesto. Bah. No les interesa. Los ajustes finales s¨®lo se podr¨¢n hacer en la contrarreloj del viernes. Pasan hoja. Una rosa. Bah. No hay nada que hacer: la monta?a ya la tiene bien asegurada un colombiano, Santiago Botero. Hoja verde, veamos aqu¨ª. Nada, nada, Zabel est¨¢ ya bien enfilado para su quinta victoria a los puntos. Sigamos. La hoja blanca, ni hablar: el mejor de los j¨®venes ser¨¢ Mancebo, ya no hay donde hacerle caer. Siguen y siguen y no paran.
Dan finalmente con dos hojas. Las migajas, claro. La general por equipos, que idealmente refleja qui¨¦n ha sido el mejor conjunto (y por eso el Kelme es el actual l¨ªder), pero que tambi¨¦n es un premio que se puede ganar en el ¨²ltimo momento. Es una de las migajas m¨¢s preciadas. Est¨¢ todav¨ªa abierta: tres equipos con direcci¨®n espa?ola (Kelme, Banesto y Festina) pueden pensar en ella. Para pelearla el Banesto no podr¨¢ contar con Alex Z¨¹lle. El suizo, a la deriva y en el autob¨²s los d¨ªas grandes de monta?a, termin¨® el martes con casi 39 de fiebre y ayer segu¨ªa mal de la garganta. Llegados a Suiza, y desmotivado, abandon¨®.
La ¨²ltima s¨ª que es ¨²ltima, es tan ¨²ltima que el ¨²nico premio visible que lleva con ella es un dorsal de color rojo (aparte de unos miles de francos). Es la clasificaci¨®n de la combatividad, cosa menor¨ªsima como puede apreciarse. Pero llegados a estas alturas de hambre para algunos, y de poca comida a su disposici¨®n, cualquier premio vale para organizar un combate mortal. Hasta el de la combatividad.
Un franc¨¦s llamado Christophe Agnolutto, ganador de la etapa de Limoges hace ya 10 d¨ªas, quiere perpetuar la tradici¨®n gala los ¨²ltimos a?os, seguir el camino hacia la fama de Jacky Durand (ganador los dos ¨²ltimos a?os). Fue animador, pero pese a todos sus esfuerzos no pas¨® de ganar un punto. Dekker hab¨ªa hecho la mejor operaci¨®n: gan¨® la etapa y con ella dos puntos en la clasificaci¨®n de la combatividad, de la que ya es el l¨ªder.
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