La suerte
Pepe Mart¨ªn Carpena no podr¨¢ leer hoy este art¨ªculo. Un asesino le seg¨® la vida, destroz¨® una familia y M¨¢laga, trag¨¢ndose el dolor y la impotencia, se ech¨® a las calles para gritar con rabia, pero en silencio, que los asesinos etarras no conseguir¨¢n enterrar la democracia. S¨ª podr¨¢ leer estas breves l¨ªneas, Jos¨¦ Asenjo. La suerte se ali¨® con la vida. Lo pueden contar ¨¦l, su mujer y su hija.En el 35 Congreso del PSOE no habr¨¢ ese dram¨¢tico minuto de silencio que los asesinos etarras buscaban. Una vida segada, una vida que sigue. Asenjo sonr¨ªe al futuro y con la escuela de quienes asumen la grandeza de seguir luchando por Espa?a y su futuro, tardar¨¢ un tiempo en darse cuenta del horror que vivi¨®. Asenjo, con la camisa abierta como si por sus poros quisiera escaparse la tensi¨®n, abre su sonrisa para decir que hay que seguir adelante, sin tregua para arrancar de ra¨ªz el terrorismo.
Cada d¨ªa somos m¨¢s los que nos sentimos Mart¨ªn Carpena, Pepe Asenjo y los cientos de asesinados. Cada d¨ªa somos m¨¢s quienes pensamos que la tregua de ETA no fue m¨¢s que una trampa. Los etarras necesitaban de ox¨ªgeno para recomponer su brazo asesino, maldito. Ya es un hecho, por desgracia, la reconstituci¨®n del comando andaluz etarra. Y M¨¢laga, por ser un impresionante altavoz medi¨¢tico, la escogida para traer la muerte. Como lo fuera antes Sevilla.
Cuando se miran los fr¨ªos ojos de quien dispar¨® al concejal malague?o del PP, un escalofr¨ªo de horror estremece a las personas de bien. Es una mirada de 25 a?os, con la muerte en las pupilas. A esa edad, se ama la vida. El asesino etarra, como sus compa?eros de bandidaje, traen la muerte. Y precisamente a una tierra, Andaluc¨ªa, que ha hecho de la vida, hist¨®ricamente, su raz¨®n de existir. Nadie es extra?o en esta tierra. Miles de vascos, desde hace a?os, residen en Andaluc¨ªa, una gran parte en la Costa del Sol. Esta tierra es su tierra, como dir¨ªa Bob Dylan. Y as¨ª debe seguir siendo, pese a que estos asesinos pretendan empaparla de sangre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.