La red est¨¢ que arde
Comerciantes inquietos sobre sus negocios y partidarios de los nuevos horarios libran una batalla paralela en Internet
Filtrar los insultos
"Espa?a es el patio trasero de Francia desde el siglo XVIII, con la llegada de la dinast¨ªa de los Borbones. Hoy, en el siglo XXI, esta dependencia y sumisi¨®n se plasma en dejar el negocio de la alimentaci¨®n en manos de las grandes superficies francesas. As¨ª paga el Gobierno del PP la colaboraci¨®n francesa en la lucha contra ETA (...). Recu¨¦rdese tambi¨¦n el asunto AVE."Quien ve tales fantasmas de sometimiento hist¨®rico y pol¨ªtico al vecino hex¨¢gono en los nuevos horarios comerciales aprobados por el Gobierno es Manel Mateo, ciudadano de Tarragona. Mateo ha arrojado sus sospechas al ciberespacio, como otros particulares y muchos peque?os comerciantes crispados por el incierto futuro de su negocio. Internet se ha convertido en un instrumento que da derecho al pataleo.
El pasado 4 de julio, a la Asociaci¨®n Microempresa.net, organismo sin ¨¢nimo de lucro que promueve la organizaci¨®n de las microempresas urbanas y rurales, se le ocurri¨® abrir un foro de debate virtual para que cualquier ciudadano volcara su parecer sobre uno de los cap¨ªtulos m¨¢s pol¨¦micos del paquete de medidas liberalizadoras aprobado el pasado 23 de junio por el Consejo de Ministros.
La nueva normativa confiere libertad a los peque?os comercios a la hora de levantar las persianas de la tienda. Tambi¨¦n contempla m¨¢s domingos y festivos con las puertas de las medianas y grandes superficies abiertas: en esta legislatura, aumentar¨¢n -de los ocho actuales a 12- los d¨ªas marcados en rojo en el calendario. Para el peque?o comercio, no est¨¢n en rojo; son d¨ªas negros.
Hoy, la red est¨¢ que arde. Y eso que, seg¨²n Christian Mestres, que controla las opiniones que se suben a la p¨¢gina web (avantmicro.com), "se hace un filtro para evitar los insultos, y s¨®lo se aceptan las opiniones con nombre y apellidos".Por las venas de Internet, el disgusto ante los nuevos horarios circula mezclado con algunos aplausos verbales de sus firmes partidarios: "Es muy pr¨¢ctico llegar a un hiper, aparcar en la puerta sin que te cueste un duro, comprarlo todo, hacer una sola cola para pagar, cargarlo todo en el coche y perder el menor tiempo posible comprando. Y si encima pudieras hacerlo en domingo, ya ser¨ªa la pera", se alegra Eva Asensio, de El Papiol (Baix Llobregat). Su opini¨®n cuadra con su condici¨®n de "mujer trabajadora, ama de casa, madre y v¨ªctima de la falta de tiempo cuando toca hacer la compra".
No es el ¨²nico parecer favorable que contraataca el pesar de los comerciantes. Alguna otra voz llama al peque?o comercio a la especializaci¨®n, a encontrar su nicho. Sin olvidar a quienes recuerdan el imperativo "24 horas abierto" con que Internet amenaza a grandes y peque?os. Pero lo cierto es que, por ahora, en la batalla cibern¨¦tica van ganando los cr¨ªticos. Por goleada.
"La concentraci¨®n comercial en grandes ¨¢reas, unida a una liberalizaci¨®n salvaje del suelo, puede producir un desarraigo de muchas personas y un aumento considerable de la delincuencia y del malestar social", advierte, catastrofista, Josep Loste Romero, que vive en Portbou (Alt Empord¨¤). "Nos veremos abocados al trabajo de siete d¨ªas a la semana sin descanso alguno", dice Antoni de Pedro, propietario de tres tiendas de ropa en el centro de Barcelona, y se asusta s¨®lo ante la idea. Para sobrevivir, corrobora el barcelon¨¦s Pedro Su¨¢rez, habr¨¢ que contratar a un nuevo empleado. "Acabar¨¢ repercutiendo en los costes y, al final, el perjudicado ser¨ªa el consumidor".
Aunque la mayor parte de los participantes en el debate son catalanes, en la red carecen de sentido las barreras geogr¨¢ficas. As¨ª, desde Madrid, Ra¨²l Sinestres G¨®mez dibuja un sobrecogedor paisaje de futuro: "?Se imaginan lo que ser¨ªan nuestros barrios sin los comercios tradicionales! Esto es lo que ha pasado en muchas ciudades del norte de Europa. Son ciudades fantasma. Sin luz, sin vida".
Para algunos de los muy enfadados internautas, el decreto de los horarios es un ataque en toda regla a Catalu?a. Atenci¨®n al consejo inequ¨ªvoco en este sentido que Vicen? Ramoneda i Ullar, de Sentmenat (Vall¨¨s Occidental), rescata de la historia: "El odio hacia Catalu?a viene ya de lejos. 1716
...pero como a cada naci¨®n parece que se?al¨® la naturaleza su idioma particular, tiene en esto mucho que vencer el arte, y se necesita de alg¨²n tiempo para lograrlo, y m¨¢s cuando el genio de la naci¨®n, como el de los catalanes, es tenaz, altivo y amante de las cosas de su pa¨ªs. Por esto parece conveniente dar sobre esto instrucciones y providencias muy templadas y disimuladas, de manera que se consiga el efecto sin que se note el cuidado". El tarraconense Manel Mateo vuelve a la carga: "El peque?o comercio es extra?o a los ojos de la Espa?a castellana. Ser tendero es algo innoble, propio de fenicios y jud¨ªos. Eso piensan en Madrid; que se jodan".
No son pocos los comerciantes que aprovechan las posibilidades que brindan las nuevas tecnolog¨ªas para cargar contra el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. "Muchos se echan las manos a la cabeza. Pero ?cre¨ªamos que el PP iba a plantar cara a los grandes grupos? ?Saben ustedes qu¨¦ votan?", inquiere el barcelon¨¦s Juan Soler Soler.
Desde Castell¨®n, ?lex Jim¨¦nez Carci levanta una sospecha: "Y como art¨ªfice de este desembarco franc¨¦s, aparece que el se?or Arias Salgado presidiendo Carrefour. Ellos se lo guisan, ellos se lo comen y al resto, que nos bomben". Que nos bomben significa, en palabras de Jos¨¦ Antonio Leo, de la ciudad de Sabadell, 'acabar con muchos peque?os negocios como el m¨ªo'.
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