El d¨ªa en que todo fue m¨¢gico
El d¨ªa amaneci¨® gris en Santander, pero el sol sali¨® poco antes de que el partido de dobles entre Espa?a y Estados Unidos diera comienzo. Nadie podr¨¢ afirmar que fuera una premonici¨®n, pero lo cierto es que acab¨® alumbrando uno de los d¨ªas m¨¢s grandes del tenis espa?ol."Es un ¨¦xito rotundo del tenis nacional. Nosotros no pod¨ªamos asegurar que llegar¨ªamos a la final", coment¨® ayer Javier Duarte. "Pero s¨ª sab¨ªamos que las coordenadas para lograrlo se hab¨ªan puesto. Por eso, creo que este momento no lo podemos acaparar nosotros, sino que debemos compartirlo con todos los que nos han ayudado. Con la Federaci¨®n, que conf¨ªo en nosotros cuatro, a pesar de ser una f¨®rmula de capitan¨ªa innovadora en todo el mundo, con los jugadores y entrenadores anteriores que han permitido recorrer este largo tramo hasta llegar aqu¨ª. Y sobre todo, con los jugadores actuales. Con ese grupo de tenistas que han estado dispuestos a sacrificarse para alcanzar el objetivo com¨²n".
Fue precisamente ¨¦ste, el sentimiento que destil¨® toda la fiesta que sigui¨® a la victoria contra EE UU. La pista se convirti¨® en un escenario de dimensiones inmensas, en el que Corretja, Costa, Balcells, Ferrero y el G-4 fueron vitoreados y aclamados. Y all¨ª mismo, frente a un p¨²blico entregado, salieron a flote todas las sensaciones que hab¨ªan permanecido alertagadas.
"Ganar la Davis", dijo Corretja, "era uno de nuestros objetivos como grupo. Llegar a la final ya supone hacer historia, pero hay que ganarla. Ahora estamos a un paso. Pero a¨²n falta mucho". Un grupo de jugadores que comenz¨® en 1996 con el ascenso al Grupo Mundial. En 1997 perdieron frente a Italia en moqueta una de las eliminatorias m¨¢s decepcionantes. En el 98 se estrellaron s¨®lo en las semifinales en la moqueta sueca. Y en el 99 perdieron con Brasil en Lleida, pero salvaron la permanencia.
Hasta que esta temporada el sorteo favoreci¨® el potencial del equipo espa?ol. Por primera vez en muchos a?os, iban a disputarse todas las eliminatorias en casa, y en tierra batida. Y entonces, Agust¨ª Pujol, presidente de la Federaci¨®n, decidi¨® tomar cartas en el asunto, habl¨® con los jugadores, prescindi¨® de Santana y dio el mando al G-4. "No era f¨¢cil", asegura Agust¨ª, "pero creo que era lo mejor". Con Javier Duarte, Josep Perlas, Jordi Vilar¨® y Juan Bautista Avenda?o, el equipo vol¨® hacia la final: ellos cuatro han creado como tenistas a la mayor¨ªa de jugadores actuales. Ayer, en la pista, el equipo se pase¨® con una camiseta con esta inscripci¨®n: Australia-Espa?a, Barcelona 2000. La pugna se ha establecido ya entre Barcelona y Madrid y sus respectivas instituciones.
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