'La vel¨¢ Santana'
(Que algunos quisieran Velada de Santa Ana)
D¨ªas atr¨¢s se ha suscitado en la muy noble ciudad de Sevilla singular controversia acerca de si ha de escribirse, rotularse y nombrarse de oficio Vel¨¢ de Triana o Velada de Triana. Tan delicada cuesti¨®n no hubiera preocupado grandemente al com¨²n, de no ser porque el com¨²n anda ya un poco harto de tanto remilgo, y vi¨®se este a?o desagradablemente sorprendido de que su tradicional jolgorio figurase en letras grandes y municipales seg¨²n el canon de Madrid, y no seg¨²n el canon trianero, sevillano o andaluz occidental: La vel¨¢ Santana. Todav¨ªa con mayor rigor y propiedad d¨ªcense los d¨ªas se?ala¨ªtos de la vel¨¢ de la se?¨¢ Santana, pero s¨®lo de imaginar todo esto reconvertido al lenguaje de palacio entran m¨¢s sudores de los que ya padecemos.Para los andaluces no avisados, s¨¦pase que en el muy popular (y anta?o populoso) barrio de Triana, vienen celebr¨¢ndose unos festejos caniculares de tiempo inmemorial, bajo la advocaci¨®n de Santa Ana, o m¨¢s bien so pretexto de darse un chapuz¨®n en el r¨ªo, que falta hace, a tenor de los m¨¢s variados juegos de cuca?as, pi?atas y competiciones, todas ellas proclives al alivio acu¨¢tico. Y a la noche, como es natural, un paseo por las meras orillas del Guadalquivir, a lo que caiga, bajo los gallardetes y farolillos que adornan la calle Betis y el incomparable Puente Triana (que no Puente de Triana, que debe ser otro puente).
Mucho se han molestado los naturales del lugar al ver escrito en forma tan rara el nombre de sus fiestas: Velada de Triana. Y aunque en un principio se pens¨® pod¨ªa tratarse de una broma de la concejal¨ªa responsable, pronto se supo que no, que era un alarde de pureza castellanista lo que hab¨ªa emergido de pronto a la superficie del tristemente c¨¦lebre complejo de inferioridad ling¨¹¨ªstica. No se sabe de qui¨¦n, en concreto, pero todo apunta a la concejal¨ªa responsable, que, para mayor asombro y desconsuelo, queda en manos del sector andalucista que co-gobierna la ciudad, vaya por Dios.
La cosa, con parecer nimia y propensa al ridiculo m¨¢s elemental, tiene su miga. Seg¨²n el central¨ªsimo y castellan¨ªsimo Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la palabra vel¨¢, como era de suponer, ni siquiera existe. Deben pensar que se trata de una ordinariez, una de tantas con que los andaluces afean la lengua del imperio. (Varios miles de esos engendros vulgar¨ªsimos faltan de la lexicolog¨ªa oficial de los se?ores acad¨¦micos, algunos de ellos andaluces, por cierto). Pero el mismo diccionario nos da una pista de lo que pasa, en realidad, en este caso. Existe, c¨®mo no, la forma can¨®nica del concepto: velada, con la acepci¨®n de "concurrencia nocturna a una plaza o paseo p¨²blico, iluminado con motivo de alguna festividad". Claro que tambi¨¦n significa "fiesta musical o literaria que se hace de noche". A este ¨²ltimo concepto s¨ª se le llama en Andaluc¨ªa como en Castilla: se celebr¨® una velada literaria en casa de fulano... En cambio, para designar el primer sentido, Andaluc¨ªa prefiri¨® la forma vel¨¢, que deviene naturalmente de la normal ca¨ªda de la d intervoc¨¢lica por estos pagos. Pero lejos de ser un vulgarismo, ni siquiera un coloquialismo, lo que el andaluz llev¨® a cabo fue un uso especializado, es decir, una nueva palabra, para un uso concreto. Los que creen todav¨ªa que el andaluz no es sino castellano mal hablado, tienen en este caso vivo ejemplo de lo que es una evoluci¨®n enriquecedora del castellano, y no un despiste, degeneraci¨®n o desv¨ªo, como todav¨ªa algunos tienden a creer. Para despiste, el de la concejal¨ªa andalucista del barrio de Triana, aunque hay que reconocer que reaccion¨® en seguida corrigiendo el entuerto. Pero que no se repita, don Alejandro.
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