N¨²?ez: el paseo de la nostalgia
El presidente departi¨® gustosamente con los socios en busca del calor humano
El primero en llegar y el ¨²ltimo en irse. "Me quedar¨¦ hasta el final. Tengo que dejar la cosa resuelta", argument¨® Josep Llu¨ªs N¨²?ez cuando vot¨® antes de comer. Tard¨® en hacerlo porque se pas¨® toda la ma?ana -desde las 10.00 hasta las 14.00 horas- dando vueltas por los t¨²neles del Miniestadi saludando uno por uno a todos los interventores e interrumpiendo si era preciso la votaci¨®n de los socios. Fue como un tiovivo interminable, en el que viajaban tambi¨¦n sus directivos incondicionales, como Francesc Pulido o Xavier Aguilar. Emocionado, casi con los ojos vidriosos, N¨²?ez recibi¨® besos, abrazos y los ¨²ltimos halagos de sus seguidores fieles, con quienes compart¨ªa filosof¨ªa y edad, que le agradecieron su largu¨ªsima gesti¨®n al frente del club. "?Adi¨®s, cari?ete!". As¨ª le despidi¨® una socia que no reprimi¨® el llanto. El nu?ismo se despidi¨® con l¨¢grimas, sinti¨¦ndose v¨ªctima de una injusticia.Vueltas y m¨¢s vueltas. N¨²?ez continu¨® su viaje a ninguna parte con aut¨®grafos y fotos de recuerdo mientras la atenci¨®n se centraba ahora en Bassat, despu¨¦s en Gaspart y luego en Cruyff. Ajeno a cualquier incidente, N¨²?ez prosigui¨®, por encima del bien y del mal, paseando su nostalgia. "Mi relaci¨®n con los socios es fant¨¢stica, por eso han venido a votar", dijo para justificar la alta participaci¨®n en las urnas. No con todos: alguno mostr¨® indiferencia cuando N¨²?ez interrumpi¨® su derecho al voto. Y otros intentaron evitarlo. Fue el caso de Amor que, cuando lo vio de lejos, para evitar el saludo, opt¨® por entrar en el lavabo. Cuando sali¨®, N¨²?ez segu¨ªa all¨ª. El ni?o mir¨® hacia otro lado. O reverencia o indiferencia.
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