Sopor¨ªfera revancha

Algunos amistosos de verano confirman de manera concluyente que el mejor f¨²tbol se juega entre enemigos. Madrid y Manchester mantienen una rivalidad hist¨®rica, pero la naturaleza fraternal del partido de ayer pareci¨® unirlos en una comuni¨®n apacible: las estrellas firmaron un pacto t¨¢cito de no agresi¨®n. Cansados por lo temprano de la estaci¨®n, se dejaron llevar. Aburrieron al p¨²blico, y el Madrid, si vale hacer balance de una coyuntura tan pobre, alcanz¨® el mismo nivel que su rival, con Guti y Celades agarrados a su manija. Fue una sopor¨ªfera revancha inglesa de su derrota en la Liga de Campeones.El Estadio Ol¨ªmpico, abierto y dando paso a un viento alpino, fresco, debi¨® de resultar un escenario poco estimulante para los jugadores de blanco, y para los de rojo tambi¨¦n. El Madrid movi¨® mejor la pelota que el Manchester. Control¨® un pel¨ªn m¨¢s la situaci¨®n, y poco m¨¢s. ?Qu¨¦ m¨¢s daba? El centenario del Bayern M¨²nich, el recuerdo imborrable de sus tres Copas de Europa en los setenta, de sus mitos, de Beckenbauer, M¨¹ller, Maier, Breitner... se hizo insuficiente para sacar del agarrotamiento a los m¨²sculos de los jugadores en medio de la pretemporada. En d¨ªas en que todos se llevan las manos a las piernas por las agujetas y se lamentan de las ampollas, cuando las botas hacen doler los pies y nadie se juega nada, un partido de f¨²tbol homenaje puede convertirse en una prueba de fe. O eso es lo que debieron soportar los 25.000 espectadores ayer. Expectantes, hinchas del Bayern en su mayor¨ªa, silbaron a todo pulm¨®n para consolarse ante el fiasco.

El plan que ofreci¨® Del Bosque con el equipo suplente habla, seg¨²n sus palabras, de un esquema de 3-3-3-1. Pero entre los n¨²meros, la pizarra y la realidad de un grupo de futbolistas desacostumbrados a jugar juntos, se abre una brecha considerable. Las bandas son el punto por donde se desmorona todo. Porque los carrileros fracasaron y porque los extremos se fueron al medio. Primero fallaron los carrileros: ni Solari tiene pulmones para cubrir 100 metros, ni Geremi tiene calidad suficiente para asumir papeles en el medio campo. Geremi le perdi¨® el rastro a Giggs y a Solskjaer alternativamente. Sus recortes violentos al borde del ¨¢rea del Manchester levantaron aplausos en las gradas. El hombre tiene ox¨ªgeno y fibra para lucir. Pero sus pases terminan en ninguna parte. El argentino, por su parte, debi¨® ocuparse m¨¢s de cerrar a Beck-ham cuando lo suyo es progresar como volante ofensivo por la izquierda.

M¨¢s arriba, por la banda de Solari, fue raro ver a Savio hacer un desborde y tirar el centro. Libre de obligaciones t¨¢cticas, Savio se volc¨® al medio campo, y por ah¨ª se desvaneci¨®. Del otro lado, el canterano Julio ?lvarez demostr¨® condiciones de todoterreno, vigoroso y astuto con la pelota en los pies, pero demasiado verde como para sorprender a Irwin. ?lvarez es m¨¢s centrocampista que delantero, y m¨¢s volante que extremo. As¨ª que su banda tambi¨¦n qued¨® desierta. Y como mejor recurso ofensivo, al Madrid le qued¨® el medio de la cancha. Ah¨ª aparecieron Guti y Celades. Dos jugadores j¨®venes que pueden resultar decisivos esta temporada.

Guti tiene pasta de conductor y ayer se plant¨® en el sitio que dej¨® libre Redondo con una suficiencia descarada. Celades tambi¨¦n demostr¨® olfato para la anticipaci¨®n. El ex barcelonista se impuso siempre a Scholes, que deambul¨® a media m¨¢quina en el medio campo de su equipo. A veces persigui¨® a Keane cuando aparec¨ªa en campo del Madrid, y siempre hizo la distribuci¨®n con velocidad.

El Madrid jug¨® mejor que el Manchester durante el primer tiempo, pero el partido fue una adormidera los 90 minutos. En la segunda mitad los ingleses apretaron un poco m¨¢s. Del Bosque hab¨ªa dado entrada a Eto'o y Rivera, algo as¨ª como las ¨²ltimas opciones de cambio. Los ingleses ensancharon m¨¢s el campo y comenzaban a llegar en masa, con Yorke y Scholes. C¨¦sar detuvo dos disparos a bocajarro de Solskjaer. Beckham prob¨® suerte desde fuera del ¨¢rea. Y en una jugada aislada, un saque del portero Van Der Gow, el propio Solskjaer recibi¨® con el pecho, se desembaraz¨® de Karanka y marc¨® el gol. Un gol solitario que en el minuto 90 puso fin a un encuentro desabrido.