OTROS MOGOLLONES
En busca del mogoll¨®n
- El extra?o mogoll¨®n. Pues aqu¨ª, tom¨¢ndome un cortadete en un hotel gibraltare?o, junto a un grupo de turistas, una foto de la reina de Inglaterra y un yorkshire que se llama Bourbon, al que pego patadones cuando nadie mira. Est¨¢ tan mimado que tarda cinco minutos en procesar cada patad¨®n. La pregunta es: ?por qu¨¦ diablos estamos aqu¨ª todos estos mam¨ªferos vivos o en efigie? - No se vayan, amigos. En la Guerra de Sucesi¨®n esa, que enfrent¨® a Habsburgos contra Borbones, Inglaterra tom¨® Gibraltar y Menorca en nombre de sus colegas y aliados los Habsburgo. Antes de que la guerra finalizara, los Borbones, por el tratado de Utrecht, ceden esas dos plazas a Reino Unido, a cambio de que ahuequen el ala del resto de la Pen¨ªnsula. En Menorca sent¨® bien la ocupaci¨®n. Durante el casi siglo, con breves interrupciones, que vivieron ocupados por los ingleses, los menorquines se pusieron las botas y fueron los ¨²nicos ciudadanos de la Pen¨ªnsula no castellana ni portuguesa que tuvieron libre acceso a su idioma y a cierta cultura liberal. De los ingleses, esta ma?ana a primera hora quedaba en Menorca una llamativa afici¨®n a la ginebra, una ginebra local que quita el hipo, y la tira de palabras y expresiones, como llamarle caf¨¨ blanc al caf¨¦ con leche / white coffe. En Gibraltar, no obstante, la cosa siempre fue m¨¢s tel¨²rico-racial. A lo largo del siglo XVIII, los sitios militares fueron espectaculares. Cuando en 1783 se confirma la posesi¨®n brit¨¢nica, el tema cae en desuso hasta la primera revoluci¨®n democr¨¢tica espa?ola que se come un quiqui. La Gloriosa, en 1868, que env¨ªa al garete a los Borbones. El Gobierno Provisional acu?a unas monedas en las que sale por primera vez una se?orita que representa a Espa?a. Es como la Marianne francesa, pero tumbada. Quiz¨¢s es una Marianne haciendo la siesta. En el fondo aparece una monta?ita. Es el Pe?¨®n, un s¨ªmbolo de la pol¨ªtica borbona, que se reivindicaba para la naci¨®n. Posiblemente lo nacional, en esa ¨¦poca, era lo contrario a lo real. Posteriormente se ha ido reclamando ese pedrolo tambi¨¦n en t¨¦rminos de cosa nacional, aunque nadie sepa qu¨¦ significa esa palabra hoy en d¨ªa. Por lo general, nada bueno. Bueno, llegado a este punto, me voy a ver monos.
- El Pe?¨®n de los Simios. Las colonias brit¨¢nicas tienen cierto apego hacia los funiculares. En Hong-Kong hay uno que llega hasta The Peak. En Gibraltar pues hay otro que llega hasta The Rock. Otra similitud entre ambas plazas es que en las dos hay cierto culto hacia las cocinas nativas ex¨®ticas. En Hong-Kong hay as¨ª muchos restaurantes donde te sirven serpientes. En Gibraltar, en ese sentido, hay una churrer¨ªa. The Peak y the Rock, volviendo al tema, no se parecen en nada. Quiz¨¢s el ¨²nico punto de relaci¨®n es que en la primera parada del funicul¨ª-funicul¨¢ en Hong-Kong hay un museo de rarezas con una mujer barbuda. Y en la primera parada del de Gibraltar, monos. Son monos un tanto cutres. La impresi¨®n es que en cualquier momento se te pueden acercar y decirte: oye, pisha, dame un duro para un bocata. En cierta manera lo hacen. Quitan la comida a los se?ores y se?oras que se prestan a ello y, ya puestos, levantan las faldas a las se?oras y se?oritas, se presten a ello o no. En ocasiones, cuando un mono hace eso, los humanos circundantes recibimos m¨¢s informaci¨®n sobre una se?ora de la que querr¨ªamos y podr¨ªamos procesar. En la ¨²ltima parada de funicular se ve un paisaje espl¨¦ndido. Todo el campo de Gibraltar, Gibraltar, ?frica y la mar salada. Los dos continentes tienen el mismo color. Sin embargo, un pasaporte, un litro de gasolina o un ser humano tienen precios diferentes depende de donde se mira. La vida es un fado. Me voy a cenar.
- El mogoll¨®n que pudo haber sido y no fue. Los horarios gibraltare?os son brit¨¢nicos. Las tiendas cierran pronto, salvo los comercios hind¨²es, que practican el mismo horario que el hind¨² que sale en los Simpsons. Busco alg¨²n sitio para cenar entrada la noche. Todo cerrado. Finalmente encuentro un restaurante abierto en el Club Social Jud¨ªo. Comida kosher. Gentiles y jud¨ªos est¨¢n en el ¨²nico local abierto de la noche cenando y d¨¢ndole un crujido a la vida. En el local se habla hebreo, castellano e ingl¨¦s. En alguna mesa hablan varias lenguas a la vez y sin que nadie se rebote. Algo, snif, cada vez m¨¢s ex¨®tico en la Pen¨ªnsula. Algunos chicos llevan la camiseta de su colegio. Se trata del colegio jud¨ªo de Gibraltar. M¨¢s de 100 a?os de colegio. En el resto de la Pen¨ªnsula no existe ni ese colegio, ni ese restaurante, ni esos comensales, ni esas conversaciones en varias lenguas. De lo que se deduce que hay conversaciones que nos hemos perdido durante generaciones. Ma?ana me voy a Benicassim, a ver qu¨¦.
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