MEDIA DE LA CLASE MEDIA
En busca del mogoll¨®n
- La plaga de langostas. Benic¨¤ssim. Hotel gigantesco. M¨¢s de 400 habitaciones. En invierno es el hotel de El resplandor. En invierno, en Benic¨¤ssim, hay calles en las que ni siquiera se conecta el alumbrado. Como en los bombardeos. De manera que uno entiende que, en invierno, la vida en la costa es un bombardeo. Bueno. Ahora es verano, y en el hotel gigantesco hay cerca de 1.000 hu¨¦spedes. Son mil desayunos, mil comidas, mil cenas. El presupuesto de los men¨²s est¨¢ al filo de lo imposible. Verbigracia: hoy nos han echado en el plato 1.000 langostas. Plaf. Nadie de las 1.000 personas sab¨ªa comer langosta. Los hijos miraban a los padres pidiendo explicaciones. Los padres miraban a la langosta pidiendo explicaciones. La langosta, que puso cara de pedir explicaciones cuando la ultracongelaron, ahora pon¨ªa cara de yo-no-s¨¦-nada-yo-soy-el-m¨²sico. La tensi¨®n era palpable, hasta que un padre de familia le ech¨® un par. Y, luego todos. Mil langostas fueron cayendo al suelo, plaf, modulando las notas de La bomba, canci¨®n que no deja de sonar all¨¢ donde te desplaces dentro del hotel. Incluso -como compruebo en un simp¨¢tico experimento de campo- despu¨¦s de haber estrangulado a 12 dj's. - Lo pol¨ªticamente correcto es lo pol¨ªticamente lioso. Supongo que lo que veo -un colectivo que intenta aferrarse a una langosta y la langosta sale volando- es una met¨¢fora de la clase media. Nadie sabe qu¨¦ diablos es la clase media. En las ¨²ltimas encuestas sociol¨®gicas realizadas en los cinturones industriales, hasta el gato se define como clase media. Hay m¨¢s de la que toca. Si hubiera tanta, las langostas se hubieran extinguido hace siglos, y Spielberg hubiera ubicado Parque Jur¨¢sico en un criadero de langostas. Eso invita a pensar que clase-media es un palabro que evita otro significante. Como todos los palabros pol¨ªticamente correctos. Como afroamericano, que evita la palabra negro. O conducta-sexual-impropia, que evita la imagen mamada-con-ruido-realizada-por-becaria-rellenita. Hoy tengo el d¨ªa libre. Me dedic¨® a observar mogoll¨®n clase media. Primero voy a la playa. En pol¨ªticamente correcto, playa/o.
- Debajo de la clase media est¨¢ la playa. No se cabe. Eso explica que las langostas, para poder tener acceso a algo de playa, se vean obligadas a ser ingeridas por los ba?istas. Paisaje: cuerpos. Paisanaje: cuerpos castigados por la vida. Que, estad¨ªsticamente, no es comer langosta. Las se?oras acuden a la playa con traje-de-ir-a-la-playa y gafas oscuras de Isabel Pantoja cuando va de inc¨®gnito y todo el mundo dice: "Mira, Isabel Pantoja". Los ni?os gritan e, indefectiblemente, se llaman Borja. Cantan La bomba y sus padres se r¨ªen. Si la canta otro Borja, se r¨ªen otros padres. El personal se aplica a leer prensa del cuore. La prensa del cuore es, a finales del siglo XX, lo que la novela en el XIX. Historias de desplazamiento social. Los h¨¦roes de la clase media aparecen en la prensa del cuore y se van desplazando hacia arriba. Hasta comer langosta gratis. Los ba?istas vuelven al hotel. Comen langosta. Se cambian de ropa. Tres veces al d¨ªa. Al final del d¨ªa vuelven a comer langosta. Y se van a bailar La bomba. De noche se toman un cortadete en el hotel, mientras el hijo le sigue dando a La bomba. En una mesa aneja a la m¨ªa unos veraneantes hablan de la vida. Dicen que la langosta estaba muy buena, y que les quedan tres d¨ªas de estancia. En vez de utilizar la palabra dinero utilizan el eufemismo d¨ªas. De lo que se desprende que el dinero son d¨ªas de vida. Unos kil¨®metros m¨¢s al norte est¨¢ Oropesa. Sus veraneantes visten igual que aqu¨ª. Aunque no lo compren en Pryca. Se han desplazado socialmente. Sus hijos tambi¨¦n visten con lacitos y cantan La bomba. En Oropesa se ha realizado la primera y mejor meditaci¨®n sobre la clase media peninsular. Por aqu¨ª no todo el mundo es de derechas. Pero s¨ª que pertenece a la clase media. El resultado de la meditaci¨®n ha sido exitoso y es posible que lo contin¨²e siendo mucho m¨¢s que La bomba.
- El siguiente destino o, glups, tal vez el destino. Me voy pitando a mi siguiente destino. Tren un tanto cutre. Pero de clase media, supongo. A un lado tengo una pareja de se?oras que hablan de enfermedades monstruosas. Una explica que fue a muchos m¨¦dicos. Y nada. Finalmente fue a un m¨¦dico que la invit¨® a sentarse en un sof¨¢ en un sal¨®n. Estuvieron hablando. Se cur¨®. Quiz¨¢ necesitaba un sof¨¢. A otro lado hay un padre y un hijo. Se van de vacaciones. La semana que viene es el cumple del hijo. Har¨¢ un fiestorro. En un merendero. Ser¨¢n 20 amigotes. Cada uno pondr¨¢ 2.000 y comprar¨¢ la comida. El problema es que el chaval tiene que comprar el vino. Y la le?a. Cada fardo de le?a vale, me entero, 150 pesetas. De lo que se deduce que 150 pesetas son muy importantes. La vida de cintura para abajo es muy rara. Pero de cintura para arriba es la pera. Ma?ana, por ejemplo, si paga 125 pesetas se lo sigo explicando.
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