Autohipnosis
Como leve tormenta en el vaso de agua de la pol¨ªtica catalana, ha ca¨ªdo un nombramiento. Para dirigir su museo de Historia Nacional, el presidente Pujol ha denominado al socialista Jaume Sobrequ¨¦s, cuya primera tarea ser¨¢ la de organizar una may¨²scula exposici¨®n sobre el partido de Pujol. Pero el esc¨¢ndalo parte de un malentendido, a saber, la creencia de que hay rasgos diferenciales entre la ¨¦lite socialista catalana ("izquierda") y la ¨¦lite nacionalista catalana (derecha). El socialista Sobrequ¨¦s, que ha dado los mejores a?os de su vida al Club de F¨²tbol Barcelona y a su heroico modernizador, podr¨ªa sin duda formar parte de cualquiera de los restantes partidos catalanes. Con la excepci¨®n del PP. Eso s¨ª que no. Para la ¨¦lite pol¨ªtica de este pa¨ªs, el PP es un alien¨ªgena cargado de bacterias da?inas, y as¨ª lo dicen una y otra vez en p¨²blico y en privado, como si quisieran convencerse de la veracidad y conveniencia de su juicio. A nuestros profesionales de la identidad virginal les aterra la sucia diferencia y, api?ados como un Goliath angustiado por su himen, plantan cara al David bizco y cojo que acaba de bajar de una patera espa?ola.La impura presencia del Otro hace que las ¨¦lites catalanas est¨¦n juntas en lo fundamental, y eso debe satisfacernos por el sosiego que proporciona. No es probable que estos partidos se opongan, se censuren o disputen. En bello contraste con las luchas que agitan a los parlamentos de naciones menos civilizadas, en el Parlament de esta bendita tierra todos quieren unirse: Maragall con Pujol, Pujol con los independentistas, ¨¦stos con Maragall y Pujol, y los excomunistas con quien se deje. Hay momentos en que parece que van a fundirse todos en uno, para facilitar las cosas a los electores que a¨²n votan.
As¨ª que es de estricta coherencia la designaci¨®n de un socialista para dirigir una exposici¨®n sobre Pujol en el Museo de Historia Nacional. Nada m¨¢s l¨®gico que comenzar a dar responsabilidades y trabajo a la izquierda virtual que tanto ha contribuido al poder del President y que tan falta est¨¢ de reconocimiento por parte de la ¨²nica autoridad real del Principado.
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