Entre lo superficial y lo pat¨¦tico

El p¨²blico de San Sebasti¨¢n mim¨® en exceso a Jos¨¦ Tom¨¢s. La oreja que le dieron en su primer toro no tuvo justificaci¨®n alguna porque a su faena le falt¨® hondura. Todo lo que hizo con las dos manos, tanto por naturales como por derechazos, estuvo nimbado por la superficialidad. Todo hecho con muy buen gusto, eso s¨ª, pero sin apenas ligar los pases. La faena discurri¨® toda ella a media altura. Al final de esa faena dio unos cuantos derechazos ligados, mas sin un ¨¢tomo de profundidad y hondura. Instrument¨® unas socorridas e intrascendentes manoletinas, pese a lo aparentonas que fueron, y le dieron la oreja. Sin duda, muy injusta.Donde le vimos m¨¢s torero fue en su segundo, quinto de la tarde. Nos gust¨® la manera de buscar los terrenos apropiados del toro, hasta que consigui¨® enjaretarle algunos naturales de cierta enjundia. Es verdad que teji¨® cinco series de naturales, para que una vez terminada la ¨²ltima serie no encandilara aquello que est¨¢ en el eje del canon del arte de torear. No hay que quitarle m¨¦rito el que quisiera estar entregado al p¨²blico para satisfacerlo. Eso fue lo ¨²nico de cierto inter¨¦s que se perfil¨® en la tarde donostiarra.

Joselito demostr¨® que no tiene sitio, que duda demasiado ante la cara de los toros. A su primero, que ten¨ªa un pit¨®n izquierdo bastante bueno, no consigui¨® sacarle el jugo que merec¨ªa ese pit¨®n. As¨ª que su labor consisti¨® en ver el dibujo de alg¨²n muletazo pasable, al lado de otros muy poco templados y sumamente vulgares. En su segundo puso de relieve hasta el fondo de d¨®nde ha ca¨ªdo aquel torero que hace unos cuantos a?os enfervoriz¨® a las masas. En realidad, la actuaci¨®n de ayer de Joselito raya con lo pat¨¦tico. El ir emparejado con Jos¨¦ Tom¨¢s (comparten el mismo apoderado) pone de manifiesto que aun queriendo aprovecharse del auge de Jos¨¦ Tom¨¢s, en realidad en t¨¦rminos toreros los tiros de Joselito le est¨¢n saliendo como a los de Pepe, El Culata.

La oreja que le dieron a Miguel Abell¨¢n en su primero y la vuelta al ruedo que se la regal¨® a s¨ª mismo el propio Abell¨¢n explican que esta plaza de Illumbe es la plaza de las Hermanitas de la Caridad. No lig¨® en toda la tarde un pase, aunque a su primero le toreara por derechazos intentando bajar la mano. A su segundo toro le fabric¨® una faena demasiado movida, sin profundizar. Dio dos pases circulares para la galer¨ªa, con el a?adido de unos derechazos sin calidad, aunque buscando el arrim¨®n, sin sentido, y as¨ª cautivar a los que quisieron dejarse cautivar. Creemos que este torero no est¨¢ dando la talla, como su apoderado y algunos taurinos esperan de ¨¦l.