Las v¨ªctimas de las Tres Gargantas
Pek¨ªn tiene previsto desplazar a dos millones de personas para construir la mayor presa hidr¨¢ulica del mundo
M¨¢s de dos millones de personas ser¨¢n desplazadas por la construcci¨®n de la mayor presa hidr¨¢ulica jam¨¢s construida en un r¨ªo, el Changjiang, el curso de agua m¨¢s largo de China, en la zona de las Tres Gargantas. Las obras provocan el resignado enfado de los ribere?os que aguardan su traslado antes de la crecida de las aguas, y deber¨¢n levantar un enorme embalse de 640 kil¨®metros de largo a 175 metros sobre el nivel del r¨ªo. La corrupci¨®n gangrena este proyecto que constituye una enorme m¨¢quina de desv¨ªo de fondos p¨²blicos en principio destinados a los m¨¢s desfavorecidos, tal y como reconocen las autoridades. A todo ello se han a?adido las rivalidades pol¨ªticas contra el proyecto patrocinado por el n¨²mero dos del r¨¦gimen, Li Peng, y alrededor del cual el primer ministro reformista, Zhu Rongji, intenta hacer limpieza.En Yichang (provincia de Hubei), un martillo neum¨¢tico machaca un nicho de vida a orillas del Changjiang (conocido como Yangts¨¦ hasta la generalizaci¨®n del pinyin). Los viejos edificios est¨¢n decapitados. Sobre las terrazas, obreros armados con mazas aplastan muros y fachadas. Desde lo alto del acantilado, la localidad de Zigui parece aplanada. Un efecto ¨®ptico: uno dir¨ªa que se hunde cuando el agua enfangada del Changjiang a¨²n no ha subido. Zigui vive sus ¨²ltimos d¨ªas secos, pero ya es una ciudad fantasma: dos tercios de la poblaci¨®n ha salido hacia el exilio.
La primera fase de la inundaci¨®n est¨¢ prevista para 2003 (135 metros sobre el nivel del r¨ªo) y la segunda en 2009 (175 metros). De Chongquing (Sichu¨¢n) a Yichang, un gigantesco lago de m¨¢s de 640 kil¨®metros de largo se formar¨¢ r¨ªo arriba, en la c¨¦lebre presa de las Tres Gargantas, la mayor obra del mundo, que llena al r¨¦gimen de Pek¨ªn de orgullo nacional. Todo un universo quedar¨¢ engullido, un importante centro arqueol¨®gico al que China debe parte de su memoria (los Reinos Combatientes, los Tres Reinos, etc¨¦tera). Todo este mundo a orillas del Changjiang medio ser¨¢ sacrificado en aras de una ambici¨®n fara¨®nica: amansar la corriente salvaje del r¨ªo, viejo sue?o de todos los emperadores de China.
Lao Wang no se marchar¨¢ hasta el ¨²ltimo momento. Como varios miles de irreductibles, se agarra en la parte alta de Zigui a su medio de sustento. Vende pasteles de arroz en una callejuela repleta de socavones. "Los que ya se fueron son los privilegiados que ser¨¢n realojados en buenas condiciones", afirma, "pero los pobres como nosotros nos quedaremos hasta el ¨²ltimo momento". Su hermana echa pestes contra los funcionarios locales que mangonean a su antojo los fondos de las indemnizaciones. "El dinero destinado a realojar a las personas desplazadas lo han derrochado en los restaurantes, el juego y los burdeles".
El transbordador rompe la masa l¨ªquida a ritmo ¨¢gil. Al llegar a Wanxi¨¢n atraca en el pont¨®n. En un recodo se adivina de pronto una iglesia cat¨®lica. La peque?a nave est¨¢ tapizada con antiguos iconos de la Virgen, de Cristo y de ¨¢ngeles con las alas desplegadas. La parroquia fue fundada a comienzos de siglo por misioneros franceses. "Duele el coraz¨®n cuando piensas que la iglesia quedar¨¢ inundada", indica el cura, un joven treinta?ero que cuenta c¨®mo su di¨®cesis de Wanxi¨¢n vive un aumento del fervor religioso (mil nuevos bautizados cada a?o). Est¨¢ previsto construir una nueva iglesia m¨¢s arriba. Pero la indemnizaci¨®n del Estado es insuficiente para financiar las futuras obras.
R¨ªo arriba, est¨¢ Fengd¨², ciudad de culto del tao¨ªsmo popular que alberga aqu¨ª la sede del descenso a los infiernos. Trampa para los turistas mal informados, un museo de los horrores reconstruye las escenas de los tribunales de ultratumba. Este templo del mal gusto permanecer¨¢ preservado de las aguas: supera los 175 metros.
En la ciudad baja, entre el polvo y los desperdicios, el pueblo humilde espera la crecida de las aguas con una amargura resignada. Due?a de un puesto de comida callejero, Ayi Wang remueve una olla donde se cuecen tripas de cerdo con piment¨®n. Sus palabras son las mismas que ya hemos o¨ªdo cien veces: quejas contra los dirigentes corruptos y temor ante un futuro incierto. Ser¨¢ indemnizada con 260 yuanes (unas 5.600 pesetas) por metro cuadrado, mientras que los precios en la nueva ciudad, construida m¨¢s alto en la orilla de enfrente, son de 400 o incluso 600 yuanes el metro cuadrado. ?C¨®mo conseguir la diferencia? Reconoce que obedecer¨¢, pero echa pestes. Un cliente no est¨¢ de acuerdo. "La nueva ciudad ser¨¢ moderna, bonita y espaciosa", dice. "Aqu¨ª estamos demasiado apretados. Nos ahogamos. No hay ninguna perspectiva de desarrollo".
? Le Monde / EL PA?S
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