Cuesti¨®n de tama?o
Seg¨²n parece, lo grandes que son las cosas es directamente proporcional a la satisfacci¨®n que producen. El ranking ofrecido por Gary Griffin, escritor especializado en el pene -autor de libros tan interesantes como M¨¦todos de alargamiento del pene. Hechos y falacias- nos lleva a considerar que los Kennedy ten¨ªan unas trancas de proporciones considerables, opini¨®n con la que no est¨¢ nada de acuerdo el escritor Truman Capote -tambi¨¦n experto en penes- quien insiste en que lo de los Kennedy eran titolillas. Por otro lado, Lindon B. Johnson, otro presidente de los Estados Unidos, alardeaba de tener un ca?¨®n del Colorado entre las piernas. No voy a caer en la comparaci¨®n f¨¢cil con Clinton, otro de nuestros mitos. Pero, ?qu¨¦ les pasa a los pol¨ªticos? ?Por qu¨¦ se empe?an en promocionar sus miembros? ?Y qu¨¦ le pasa a la gente? ?Nadie ha o¨ªdo hablar de la manipulaci¨®n informativa? ?No saben ustedes que con unos cuantos art¨ªculos aqu¨ª y all¨¢ se puede alargar el pene de cualquiera? Una informaci¨®n repetida cien mil veces empieza a ser verdad. A estas alturas, ya deber¨ªamos ser consientes de que a menudo la informaci¨®n adquiere el car¨¢cter de mera publicidad. Lo que nos faltaba era que los Kennedys la tuvieran grande. Despu¨¦s de todo, para lo que duraron.No obstante, el tama?o, a todas luces, parece ser importante. No es lo mismo una polla que un poll¨®n. No es lo mismo. Igualmente sucede con el tama?o de las ideas, con el tama?o de las mentiras, con el tama?o de la hipocres¨ªa. Por lo visto, una hipocres¨ªa de 15 cent¨ªmetros no es lo mismo que una de 30. Pese a lo que pueda parecer, la hipocres¨ªa no se reparte por zonas ¨¦tnicas diferenciadas y aisladas entre s¨ª, sino que es com¨²n a todo el g¨¦nero humano. Tama?a verdad no deja de conducirnos a otras reflexiones igualmente grandes. ?Tienen tama?o las burradas? ?Son acaso algunos desprop¨®sitos m¨¢s grandes que otros?
En fin, comparando, comparando, no encontramos m¨¢s vara de medir que la que nuestro pobre entendimiento, acostumbrado a abarcar tan solo un 10% de la realidad, un liliputiense 10% de la totalidad. Nosotros, pobres mortales de a pie, nos enfrentamos con nuestras pobres chorradillas cotidianas, modestas, urbanas, casi campechanas, intentando no caer en la pompa, mientras que nuestros l¨ªderes avanzan entre trompetas de batalla, flanqueados por dorados angelotes barrocos. Es el lenguaje de la pol¨ªtica, se?ores, que es grande. En pol¨ªtica todo es grande. Plantaciones de tonter¨ªas, eso s¨ª, muy grandes, esperan en los invernaderos del devenir a que alguna cabeza parlante se decida a plantarlas en alg¨²n lugar de la mente humana para que den frutos.
Mientras tanto, los que s¨®lo conocemos un 10% de la informaci¨®n, los que nos metemos el dedo en la nariz mientras esperamos a que se ponga en verde el sem¨¢foro de la vida, continuamos con nuestras tonter¨ªas peque?as, de bolsillo, mostr¨¢ndolas a veces sin ruido, simplemente como una forma de pasar el rato. Creemos que nuestras chorradas tendr¨¢n menos impacto que las de los grandes pr¨®ceres, y no dudamos en decir que eso no nos libera de cierta responsabilidad. No es humildad, porque en nuestras cabezas ya est¨¢ plantada la semilla del disparate, pero tenemos la sospecha de que, al fin y al cabo, nuestras sandeces tienen menos efecto que las suyas. Por ello, hemos de otorgarles a los grandes pol¨ªticos un insoslayable m¨¦rito: que hayan tomado la responsabilidad de nuestra propia idiotez sobre sus hombros, y que lo digan a gritos. En el diccionario de sin¨®nimos, ser pol¨ªtico significa ser cort¨¦s, diplom¨¢tico y educado. En el diccionario de la realidad, ser pol¨ªtico es ser grandilocuente.
As¨ª pues, el tama?o es crucial. El tama?o del cargo, el tama?o del pene. Sabemos que lo importante es c¨®mo se utilice y no lo grande que sea, pero nadie puede obviar unos cent¨ªmetros de m¨¢s. Son los que alejan al l¨ªder superdotado de los ciudadanos de a pie. Con ello no quiero decir que el presidente de todos los vascos vaya a ser el que m¨¢s grande la tenga, pero por ah¨ª va la cosa. Cuesti¨®n de tama?o.
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