La mina de la comunicaci¨®n
Todos ellos iban a dar a la mar: era el destino principal de los trenes que cruzaban la provincia de Almer¨ªa cargados de minerales con destino al exterior. El tren, eje vertebrador de ciudades en torno al comercio, siempre fue punto de mira de la eterna denuncia del olvido almeriense. La llegada de los caminos de hierro se demor¨® algunas d¨¦cadas en Espa?a con respecto al resto de Europa y, a¨²n as¨ª, su establecimiento est¨¢ inexorablemente unido a la explotaci¨®n econ¨®mica del lugar mediante la extracci¨®n de plomo, a principios del XIX, y m¨¢s tarde de hierro. El Instituto de Estudios Almerienses (IEA) ha publicado una segunda edici¨®n del libro Trenes, cables y minas de Almer¨ªa, escrito por Jos¨¦ Antonio G¨®mez Mart¨ªnez y Jos¨¦ Vicente Coves Navarro, que identifica todas las l¨ªneas f¨¦rreas que hubo en la provincia, el porqu¨¦ de su existencia y tambi¨¦n su desaparici¨®n bajo el prisma "arqueol¨®gico" respecto a la figura del tren, sin excesivas incisiones hist¨®ricas, sociol¨®gicas o econ¨®micas. Desde una actitud de "aficionado" al mundo ferroviario, el libro intenta identificar todas las l¨ªneas f¨¦rreas que hubo en la provincia de Almer¨ªa, as¨ª como el tipo de explotaci¨®n que ejerci¨® cada una de ellas, la descripci¨®n de sus v¨ªas, los puentes o el an¨¢lisis del origen de las empresas que las hicieron posibles. "Nos gusta insistir en la idea de que nuestro punto de vista es de la arqueolog¨ªa ferroviaria, o sea, descubrir c¨®mo era ese ferrocarril. No nos interesa tanto el fondo econ¨®mico. Lo que es la historia, la estudiamos por la influencia que pueda tener en la materia", apunta Jos¨¦ Antonio G¨®mez.Tal y como sostienen los autores, un sencillo an¨¢lisis de las l¨ªneas muestra que todas ellas "mor¨ªan" en un puerto o un embarcadero. La huella m¨¢s simb¨®lica de esta circunstancia es, sin duda, el cargadero de mineral El Alquife, en la capital. Su construcci¨®n en 1902 respondi¨® a la necesidad de almacenaje y mecanizaci¨®n de la descarga y carga del mineral de hierro transportado desde las minas El Alquife, situadas en la vertiente oriental de Sierra Nevada, por el ramal de ferrocarril que cubre la l¨ªnea Linares-Almer¨ªa.
G¨®mez y Coves realizan un meticuloso recorrido por los ferrocarriles de la Sierra Almagrera, las v¨ªas f¨¦rreas de Vedar y Garrucha, el ferrocarril Lucainena-Agua Amarga, ferrocarril y cable del Colativ¨ª, el existente desde Sierra Alhamilla al muelle de Almer¨ªa, los trenes salineros y portuarios de Cabo de Gata y Roquetas de Mar, el ferrocarril de Lorca a Baza y ?guilas y los caminos de hierro de la l¨ªnea Linares-Almer¨ªa. De todo aquel entramado s¨®lo persiste esta ¨²ltima l¨ªnea que, desde 1996, dej¨® de transportar mineral. Sin embargo, las reminiscencias de los caminos de hierro son valoradas como aut¨¦nticos tesoros por los autores del libro. "Los restos de la l¨ªnea Linares-Almer¨ªa son muy importantes y deben ser conservados, junto con el edificio de la Estaci¨®n y el Cargadero de El Alquife como monumento al hierro. Luego habr¨ªa que resaltar los restos del antiguo ferrocarril de Agua Amarga a Lucainena, su morfolog¨ªa sigue ah¨ª, intacta", se?ala G¨®mez Mart¨ªnez.
El libro, con una tirada de 1.000 ejemplares, tampoco pasa por alto el car¨¢cter colonial de las explotaciones mineras de aquella ¨¦poca, que los autores ilustran con este ejemplo: "En la compa?¨ªa ferroviaria The Great Southern of Spain Railway todos los antiguos empleados recuerdan que se tra¨ªa de Gran Breta?a hasta el ¨²ltimo l¨¢piz utilizado por los oficinistas", narran los autores.
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