Escuela de premios Nobel
El Coll¨¨ge de France sigue siendo considerada, m¨¢s de cuatro siglos despu¨¦s de su fundaci¨®n, una instituci¨®n de referencia en la educaci¨®n superior francesa
Ense?ar a ense?ar
El Coll¨¨ge de France parece una escuela para mayores, una agrupaci¨®n socr¨¢tica de personas enamoradas del saber. En los seminarios que se inician cada mes de octubre no es raro encontrar en una misma sala, escuchando una lecci¨®n y tomando notas, a personas mayores disfrutando de un arte oratorio surgido de otra ¨¦poca, junto a j¨®venes estudiantes con ganas de redondear el aprendizaje insuficiente del Liceo. El colegio es de acceso libre y gratuito, y las clases son de un nivel pr¨¢cticamente equivalente a los estudios superiores o la Escuela de Altos Estudios francesa.S¨ªmbolo del poder, la historia, y la cultura franceses, El Coll¨¨ge de France acaba de ser enteramente renovado, lo que permite redescubrir un centro m¨ªtico entre las instituciones de la educaci¨®n republicana. El clasicismo docente, la austeridad cient¨ªfica y el rigor de sus profesores -los mejores especialistas en sus respectivas disciplinas- distinguen a este colegio haci¨¦ndolo ¨²nico en el mundo del saber.
Tesoro bibliogr¨¢fico
Este centro fue fundado por Francisco I, que en 1530 nombr¨® los dos primeros lectores reales cuya misi¨®n tendr¨ªa por objeto, en sus propias palabras, "la investigaci¨®n fundamental". El deseo filantr¨®pico del rey, respaldado despu¨¦s por Enrique II e impulsado por los monarcas Luis XIII y XV, sobrevivi¨® a la Revoluci¨®n Francesa y se ha consolidado hasta hoy como un ejemplo humanista de transmisi¨®n del conocimiento.
El presidente de la instituci¨®n y profesor de Ciencias Hist¨®ricas, Filol¨®gicas y Arqueol¨®gicas en la Civilizaci¨®n Bizantina, Gilber Dagron, explica que "la caracter¨ªstica del Coll¨¨ge de France consiste en la responsabilidad que entra?a ense?ar a ense?ar los propios conocimientos". El requisito para ocupar una c¨¢tedra no estriba en la posesi¨®n de diplomas. Tampoco extiende ning¨²n certificado de estudios. Como criterio de elecci¨®n, para integrar el colegio y ejercer un magisterio, s¨®lo son tomadas en cuenta la importancia de los trabajos y la originalidad de las innovaciones.Los profesores son elegidos honor¨ªficamente por decisi¨®n de su asamblea general. La candidatura es propuesta individualmente o en grupo y debe obtener la mayor¨ªa absoluta de sus miembros. Luego es presentada y ratificada por el presidente de la Rep¨²blica y el nombramiento aparece en el Bolet¨ªn Oficial del Estado.
Desde hace poco tiempo tambi¨¦n son invitados profesores extranjeros a dar conferencias o permanecer unos meses en los locales y laboratorios colaborando en los trabajos pr¨¢cticos de sus colegas. Un decreto de 1992 autoriz¨® la nominaci¨®n, en calidad de profesor titular, a personalidades que no tengan la nacionalidad francesa, y desde entonces una veintena de investigadores son invitados cada a?o a dar clase.
El blas¨®n del centro reza Docet omnia ("Ense?a todo"). No obstante, esta ambiciosa divisa no hace referencia a una concepci¨®n enciclop¨¦dica de la pedagog¨ªa, m¨¢s propia de la Universidad, sino al intento de explorar todos los dominios de la ciencia "en pleno ejercicio de experimentaci¨®n".
"Aqu¨ª est¨¢n los mejores", dice Gilber Dargon con orgullo. De alguna manera, esta ense?anza trata de condensar largos a?os de trabajo en el dominio cient¨ªfico, haci¨¦ndolos comprensibles pero sin rebajarlos a la divulgaci¨®n. Entre los ilustres inquilinos que ense?aron en sus aulas caben destacar, cronol¨®gicamente, el historiador Michelet, el fil¨®sofo Bergason, Marcel Mauss y Benv¨¦niste. Paul Valery ocupar¨¢ una c¨¢tedra de Po¨¦tica. A partir de los a?os sesenta, una cohorte de intelectuales de renombre form¨® un claustro envidiable: Claude L¨¦vi-Strauss, Dumezil (Antropolog¨ªa), Michel Foucault (Epistemolog¨ªa, Historia de las Mentalidades), Barthes (Semiolog¨ªa), Paul Veyne (Historia de Roma), Jean-Pierre Vernant (Antig¨¹edad Griega).
Las c¨¢tedras pueden ser creadas en funci¨®n de una iniciativa de investigaci¨®n o desaparecer provisionalmente. Los puestos titulares dependen del nivel de los conocimientos en curso. Con ello quiere evitarse la rigidez o estancamiento de doctrinas, y abre la posibilidad de crear nuevas c¨¢tedr
as. El presidente lamenta no disponer de economistas, arquitectos o music¨®logos. "Ense?ar es algo que, incluso para individuos con talento, requiere una inteligencia especial", afirma. "Pierre Boulez, por ejemplo, es una excepci¨®n".
Desde 1965, el colegio ha recibido cuatro premios Nobel: F. Jacob, Jean-Marie Lehn, Pierre-Gilles de Gennes y Claude Cohentannoudjid, en las disciplinas de Medicina, Qu¨ªmica y F¨ªsica, respectivamente. Actualmente, los profesores m¨¢s populares son los soci¨®logos Pierre Bourdie, Bouberesse y Marc Fumaroli.
El Coll¨¨ge de France dispone de 50 profesores, 52 titulares y otros 50 extranjeros asociados a la instituci¨®n. El tesoro son sus bibliotecas especializadas, con miles de documentos, colecciones de ficheros y bibliotecas privadas legadas o adquiridas. Sobre todo en Antropolog¨ªa Social, creada por L¨¦vi-Strauss en 1960, y en Egiptolog¨ªa.La biblioteca guarda un fichero etnogr¨¢fico ¨²nico en Europa, Les Human Relations Area files. Los fondos cient¨ªficos de la biblioteca general (cuenta con 120.000 obras) disponen de 58.000 vol¨²menes sobre la actualidad de la Historia de las Ciencias. En el dominio cient¨ªfico su programa contiene 19 c¨¢tedras versadas en Ciencias Matem¨¢ticas, F¨ªsicas y Naturales, 6 en Ciencias Filos¨®ficas y Sociol¨®gicas y 15 en Ciencias Hist¨®ricas Filol¨®gicas y Arqueol¨®gicas.
El recorrido hist¨®rico de este centro est¨¢ asociado al de la naci¨®n francesa hasta tal punto que suele consider¨¢rsele como un segundo centro de sus archivos nacionales.
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