Heras pone la guinda

A un l¨ªder le gusta exhibirse. Que se le reconozca y no haya duda de su superioridad. Roberto Heras, por primera vez en su carrera, ha experimentado la sensaci¨®n. Se sabe el mejor, la muchedumbre que se forma ¨²ltimamente a su alrededor se lo cacarea a todas horas, pero ¨¦l quer¨ªa lucir el amarillo con una victoria de etapa. Era su ilusi¨®n. En el alto de Abantos, con la carrera totalmente bloqueada por el Kelme, lleg¨® su oportunidad. La ¨²ltima, y en su terreno. Y sucedi¨® lo que mejor pod¨ªa ocurrirle a una Vuelta a Espa?a l¨¢nguida desde la subida al Angliru. El rey rein¨®.La etapa parti¨® con tres interrogantes: ?en cu¨¢nto ampliar¨¢ Heras su ventaja con los dem¨¢s, y en especial con Casero?, ?ser¨¢ Tonkov capaz de recuperar tiempo a Casero y aportar emoci¨®n a la contrarreloj? y ?qui¨¦n ganar¨¢ la etapa: el l¨ªder o uno de sus ayudantes del Kelme? A Heras no le interesaba m¨¢s que esta ¨²ltima cuesti¨®n. ?l no quer¨ªa minutos ni segundos. Ya ha ahorrado muchos y no los necesitaba. S¨®lo quer¨ªa ganar. Primero, eso s¨ª, busc¨® un peque?o hueco para ceder el triunfo a sus compa?eros, pero ellos se vac¨ªan en cada etapa. El Kelme, el mejor equipo de la Vuelta, el ¨²nico que persiste con los nueve corredores, s¨®lo tiene ojos para Heras. Por fin, despu¨¦s de dos d¨¦cadas de existencia, posee a un campe¨®n y todos se sacrifican por ¨¦l. Nadie le rob¨® la ilusi¨®n.

De regalo, el l¨ªder sali¨® de Abantos con una reserva de otros 45 segundos m¨¢s para la etapa de hoy, que, ya no hay duda, supondr¨¢ un paseo triunfal. No como manda la tradici¨®n, saludando al p¨²blico en medio de un pelot¨®n relajado, sino con el atuendo que menos le agrada, el de contrarrelojista. Pero paseo al fin y al cabo. La etapa de Madrid no servir¨¢ de mucho m¨¢s, porque casi todo se ha decidido. Y los movimientos que se presupon¨ªan en la ¨²ltima etapa monta?osa no se produjeron. A nadie le quedan ganas ni fuerzas. El conformismo se ha adue?ado de la carrera. Todos piden el finiquito.

A Heras, s¨®lo le pudieron acompa?ar en la subida Laiseka y Simoni, otros dos ganadores de etapa. Los dem¨¢s se refugiaron en la masa y en el anonimato. Llegaron todos juntos, conformes con su suerte. Casero queda tan alejado del liderato como cerca de asegurarse la segunda posici¨®n. Ya nadie puede quit¨¢rselo. Tonkov (que subi¨® los ¨²ltimos kil¨®metros con pocas fuerzas y una rueda deshinchada) ya no mira a Casero, sino que le basta y le sobra con sujetar su plaza en el podio. El ¨²nico con inciertas posibilidades de arrebatarle el tercer puesto es Santos Gonz¨¢lez. Un tiempo de 2m 16s les separa.

De ah¨ª para abajo, todos ganaron ayer algo, porque abandon¨® Manuel Beltr¨¢n por una amigdalitis, as¨ª que los dem¨¢s suben una posici¨®n. De Abantos, tambi¨¦n puede salir contento Carlos Sastre, con la clasificaci¨®n de la monta?a asegurada. As¨ª que el maillot azul se queda en casa, en El Barraco (el a?o pasado se lo adjudic¨® Jim¨¦nez). En Madrid s¨®lo falta ajustar peque?os detalles: la clasificaci¨®n por equipos (Kelme-Vitalicio), la de la regularidad (Heras-llegadores)... Detalles menores de una Vuelta notable.