Merc¨¦ sigue vendiendo y convenciendo

El teatro de la Maestranza de Sevilla volv¨ªa a colgar el pasado domingo el cartel de no hay entradas. Evidentemente, ¨¦stos son los triunfos que persigue la organizaci¨®n (lleno absoluto, con p¨²blico heterog¨¦neo en el que tengan cabida desde el aficionado m¨¢s purista hasta el m¨¢s ne¨®fito) y quiz¨¢ por ese mismo motivo Jos¨¦ Merc¨¦ dividi¨® su actuaci¨®n en dos partes.La ¨²ltima gran figura del arte flamenco lleg¨® a Sevilla para demostrar c¨®mo tradici¨®n e innovaci¨®n pueden caminar de la mano en un espect¨¢culo como el del domingo. Probablemente el teatro estaba lleno de seguidores de las dos corrientes y no por casualidad todos salieron contentos. De lo contrario, se antoja dif¨ªcil el explicar por qu¨¦ lo hicieron salir hasta tres veces a saludar, sobre todo cuando no es pr¨¢ctica habitual dentro del mundo del flamenco pedir a los artistas bises.

El concierto no pod¨ªa empezar mejor de lo que lo hizo, con el cantaor jerezano arranc¨¢ndose por martinete, debla y ton¨¢s, templ¨¢ndose y recogiendo el cante a la perfecci¨®n, sobre todo en la ton¨¢ chica, con la que remat¨® su primera intervenci¨®n. Por sole¨¢, puso de relevancia una vez m¨¢s su conocimiento acerca de estos cantes y su magn¨ªfico dominio del comp¨¢s. Sin embargo, Merc¨¦ no alcanz¨® sus mejores momentos hasta cantar por siguiriyas. En ellas mantuvo una aut¨¦ntica pelea con el cante, como mandan los c¨¢nones.