Inversi¨®n inteligente
La investigaci¨®n cient¨ªfica, p¨²blica y privada, es un elemento central para el desarrollo econ¨®mico y social. Nada nuevo. Aquellos pocos pa¨ªses que hace algunas d¨¦cadas cayeron en la cuenta de esa prioridad, adoptaron pol¨ªticas p¨²blicas apropiadas y est¨¢n hoy a la cabeza del desarrollo. El resto, entre ellos Espa?a, son pa¨ªses que, de acuerdo con los indicadores establecidos, se encuentran en la cola de la Uni¨®n Europea. ?Hemos perdido el tren? Probablemente a¨²n no, aunque para remediarlo deben redoblar hoy -y no ma?ana- unos esfuerzos inversores en investigaci¨®n parecidos a los de los a?os ochenta, aunque adaptados a la situaci¨®n actual. No se trata de efectuar h¨¢biles cambios de etiqueta en partidas presupuestarias, sino de inyectar dinero fresco.Promocionado por la Comisi¨®n y aceptado en sus l¨ªneas generales por el entorno pol¨ªtico (Cumbre de Lisboa, marzo de 2000; Consejo de Ministros de Investigaci¨®n de la UE, junio de 2000) y por la comunidad cient¨ªfica en m¨²ltiples debates y encuentros, el espacio europeo de investigaci¨®n est¨¢ resultando un acicate notable. Pero el espacio europeo de investigaci¨®n se quedar¨¢ en un simple concepto si los Estados miembro de la UE, y los que est¨¢n a sus puertas, no recomponen sus sistemas internos. Por ejemplo, deben adaptar y flexibilizar las actuaciones y mecanismos de asignaci¨®n de recursos de modo que las fronteras no signifiquen un impedimento para hacer realidad ese espacio europeo de investigaci¨®n.
En Espa?a y respecto a su sistema de ciencia y tecnolog¨ªa, es loable el esfuerzo por conseguir una tarifa de Internet plana y razonablemente barata. Sin embargo, no es m¨¢s que un detalle en el escenario. Mucho m¨¢s importante ser¨ªa, por ejemplo, tal como se pact¨® en la Cumbre de Lisboa, impulsar la red europea de comunicaciones de gran velocidad y ancho de banda que se convertir¨¢ en una herramienta fundamental para el futuro pr¨®ximo. Para los pa¨ªses m¨¢s avanzados es una cuesti¨®n de liderazgo; para los m¨¢s d¨¦biles, de supervivencia. Esa red es, ciertamente, uno de los esfuerzos en inversi¨®n inteligente obligado para los pa¨ªses con debilidades estructurales en sus sistemas de ciencia y tecnolog¨ªa.
Pero hay muchos m¨¢s. En realidad, los objetivos clave de los esfuerzos en I+D en pa¨ªses como Espa?a, con dichas debilidades, se sit¨²an en el tramo que abarca desde la investigaci¨®n b¨¢sica, en su mayor proporci¨®n realizada en universidades y centros p¨²blicos de investigaci¨®n, hasta los proyectos conjuntos entre el sector p¨²blico y el privado. Es precisamente ah¨ª donde debe producirse una inversi¨®n sustancial. Adem¨¢s de resultados directos, tal inversi¨®n contribuye a la formaci¨®n, necesaria para afrontar lo que nos depare la nueva econom¨ªa basada en el conocimiento. Espa?a y sus comunidades aut¨®nomas no pueden retrasar por m¨¢s tiempo una inversi¨®n cuyos riesgos son m¨ªnimos y sus beneficios sociales est¨¢n garantizados.
En los pr¨®ximos a?os, en Europa, de acuerdo con una propuesta hecha desde Bruselas, puede producirse una cierta apertura de los programas de investigaci¨®n nacionales a investigadores de otros pa¨ªses de la Uni¨®n. Precisamente ¨¦se es el camino a seguir: Europa. Sin embargo, en Espa?a ser¨ªa acertado que, adem¨¢s, esa apertura se materializara sobre todo en acordar colaboraciones espec¨ªficas que supusieran una inversi¨®n conjunta -multinacional o multirregional- en investigaci¨®n de excelencia. Los investigadores espa?oles tienen suficiente nivel, saben c¨®mo ponerse manos a la obra y lo est¨¢n deseando.
Espa?a deber¨ªa aprovechar el tir¨®n europeo y la abundancia, a la que algunos ya le ven fin, para ponerse a la cabeza en medidas europeas de armonizaci¨®n de tratamiento fiscal, protecci¨®n social, movilidad de investigadores y todo aquello que nos permita alcanzar la velocidad de nuestros socios europeos m¨¢s avanzados. El efecto de arrastre no har¨¢ m¨¢s que beneficiarnos. La inversi¨®n inteligente tiene sus momentos y sus fechas l¨ªmite. Ah¨ª estamos. Lo que est¨¢ claro es que no es el momento de indecisiones.
Enric Banda es el secretario general de la Fundaci¨®n Europea para la Ciencia, Estrasburgo.
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